25 de agosto de 2013

Venus


La semilla eterna del Amor,
el germen de la Creación,
exquisito su sabor,
duradera su impresión.
Desciende al mundo de las formas,
la inmortal Esencia Femenina
y lentamente se torna
una doncella divina,
que suavemente camina
con el universo a sus pies
y la gran luz que la ilumina,
deslumbra una y otra vez,
los ojos ya cansados
de las almas abatidas
por la lucha y el enfado,
por la rudeza de la vida.
Su esencia se vuelve
hacia los mundos hostiles
y suavemente disuelve
sus arrebatos infantiles
de violencia y división,
desorden y confusión.
La Diosa actúa en silencio,
sin prédicas ni juicios.
Desde el mismo comienzo,
solo su radiación da indicios
de que nada será igual,
de que todo va a cambiar.
Es así de especial,
su manera de sanar.
Hoy hay muchos en la Tierra
con la esencia de la Diosa,
cada vez menos se aferran
a las luchas desastrosas,
al orgullo, al egoísmo,
al juicio y al fanatismo.
La espiritualidad se torna libre,
sin templos de piedra,
sin nada que desequilibre
por dentro o por fuera,
los dictámenes del corazón,
el Maestro de la Creación.
El contacto es directo,
los intermediarios están de más.
El Amor es perfecto,
nadie lo controlará jamás.
Dejen a la Diosa caminar,
en el cosmos, por todo lugar.
Ella gusta de amar
y los mundos transformar,
y tú que lees sin cesar,
¿Ya la has dejado entrar?

Walfredo Morales

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