21 de noviembre de 2013

Historias para jóvenes

SÓCRATES

Los habitantes de la antigua Atenas solían estar gobernados por políticos llenos de intereses personales: corrupción, falta de sabiduría y de virtudes (siglo V. a. C.).

Entonces apareció Sócrates y le habló a la gente. Enseñó que el hombre tenía que actuar orientado por su sabiduría interna y su  conciencia. Él mismo era un hombre recto. Cuando aceptaba una obligación cumplía su cometido con valentía y nunca se preocupaba de otra cosa más que de su conciencia. Mucha gente lo admiraba, y especialmente los jóvenes se congregaban a su alrededor para escuchar sus enseñanzas. Pero esas personas del pueblo que eran egoístas y corruptas lo odiaban y se convirtieron en sus enemigos.
Intentaban evitar que Sócrates enseñara. Como fracasaron, lo acusaron de haber echado a perder a los jóvenes.


Ellos decían que las enseñanzas de Sócrates eran peligrosas y que creaban disturbios en la ciudad. La corte no pudo tocar lo intachable de Sócrates. Entonces le propuso que no enseñara más, que dejar a Atenas o moriría.

Sócrates respondió: “No puedo callarme. Mi destino es enseñar. Tengo que enseñar en Atenas y no en otra parte. Tengo que ser fiel a mi destino. Prefiero morir a ser deshonesto con mi conciencia.

Entonces fue condenado a morir tomando una copa de veneno.
Sócrates lo aceptó y dijo: “Morir es como dormir. Mi alma solamente cambiará de casa.”

Sólo los hombres virtuosos son firmes. Su virtud respaldó a Sócrates hasta la muerte. La virtud en la acción y en la mente nos salva.

Si comenzamos con la obtención de una virtud, ella será nuestro refugio en las crisis y los infortunios.


De: K.P. Kumar. Circular de Vaisakh. Escorpio 2013

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