El enojo
El
extraordinario fuego interno .
El enojo no
es oscuro.
El enojo no
es peligroso.
El enojo no
es algo poco espiritual.
El enojo no
es “malo”,
Ni tampoco
es un signo de falta de evolución,
O nuestro
fracaso,
Ni nuestra
falta de mirada interna, de paz, de iluminación, de madurez, de salud. Nada de
eso.
El enojo
simplemente es fuego:
El fuego
puede arder,
El fuego
puede limpiar,
El fuego
puede iluminar,
El fuego
puede sanar.
El enojo es
una emoción real y válida, de hace billones de años,
Que surge
inteligentemente en nuestro cuerpo para protegernos de una amenaza real o
imaginaria.
Quiere
poner límites, está listo para decir que No,
Tiene la
voluntad de defender nuestros valores,
Y anhela
ser oído.
El enojo no
es el problema.
El enojo no
es inherentemente violento,
Es en
nuestra REACCIÓN hacia nuestro enojo
Donde
comienza la violencia.
Cuando
reprimimos o rechazamos el poder de nuestro enojo, cuando lo empujamos hacia
adentro, nos negamos a sentirlo
O incluso
lo reconocemos, y lo escondemos para ser “buenos” y complacer, impresionar o
proteger a otros,
Cuando
atacamos y lastimamos a otros para encontrar alivio de nuestra rabia,
Cuando
juzgamos, culpamos, nos enfurecemos, y manipulamos e intentamos controlar a
otros (lo que piensan, lo que sienten, lo que desean o dejan de desear),
Cuando
hacemos sentir mal a otros, los castigamos…
Ahí es
donde yace la “oscuridad”,
En la
reacción hacia nuestro enojo,
En nuestra
búsqueda de descarga,
En nuestra
huida del cuerpo,
No en el
enojo en sí mismo.
El enojo
solo es energía, salvaje y poderosa energía surgiendo en el cuerpo,
No es un
pecado o una fuerza ‘no espiritual’ que debe ser erradicada,
Sino más
bien una intensa y creativa expresión de la vida misma.
El enojo es
simplemente una parte salvaje de nosotros pidiendo ser reconocida, con
entendimiento, con compasión, con amor, con tranquilidad, con la respiración.
Algunas de
las personas más violentas que he conocido (superficialmente) han sido los más
“espirituales”, los iluminados,
Los gurúes,
los perfectos, aquellos que “nunca se enojan”, aquellos que “siempre están en
calma, en paz y en un perfecto estado amoroso y de ecuanimidad”, aquellos que
“viven en estado de pura Consciencia”.
No hay amor
verdadero si no amamos nuestro enojo cuando viene a visitarnos.
La luz
verdadera está dispuesta y puede iluminar la sombra, y bendecir el caos.
El enojo no
es inherentemente oscuro,
El enojo no
es peligroso,
El enojo no
es ’poco espiritual’,
El enojo no
es ‘malo’, o avergonzante, o pecaminoso.
Todas estas
creencias obsoletas provienen de un profundo miedo,
De un
malentendido y de la poca confianza en el cuerpo.
Podemos
deshacer este condicionamiento:
La próxima
vez que surja el enojo, como lo hará, ¿podrás desacelerar, conectar, sentir,
respirar nuevamente, y tener una actitud curiosa por este fuego interno?
Y por
debajo de tu enojo, quizás descubras un tierno, frágil y atemorizado corazón,
una hermosa vulnerabilidad, y un poder auto protector, con una historia de hace
billones de años.
Jeff Foster
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