El dulce arte de ir más lento
Carolina
Goldsman
ELCIELOLATIERRAYYO
Hola,
quiero proponerte algo simple.
No
hagas nada.
Sí,
así como lo lees.
Nada.
Aunque
sea un rato, una hora o media hora.
No
hagas nada.
Ni
tareas pendientes, ni correos, ni mil pensamientos girando al mismo tiempo.
Solo
respirá.
Y
animate a crear un espacio solo para observarte cómo sos cuando no haces nada.
Porque
en una era que idolatra lo rápido, lo inmediato y lo productivo,
descansar
es un acto revolucionario.
Estar
presente, un acto de amor.
Y
parar… un acto de sabiduría.
Hay
una enseñanza ancestral que me acompaña desde hace años.
Un
concepto central de la tradición china:
Wu
Wei.
El
arte de no hacer nada.
De
no forzar.
Y
así poder actuar en armonía con el flujo natural de la vida.
Y
no, no se trata de pasividad ni de resignación.
Se
trata de confiar.
De
dejar de empujar para empezar a acompañar el ritmo de las cosas.
Porque
todo lo importante en la vida necesita tiempo.
El
amor.
La
amistad.
Un
jardín.
Una
vocación.
Un
sueño verdadero.
Para
que algo florezca, primero hay que dejar de apurar el brote.
Hoy
quiero recordarte esto:
Si
lo podés pensar, lo podés sentir.
Si
lo podés sentir, lo podés crear.
Pero
para crear, hay que estar conectada.
Y
para conectar, hay que bajar la velocidad.
Hay
que habitar el silencio.
A
veces, incluso el aburrimiento.
Y
dejar que el alma hable sin gritar.
Todo
está conectado.
Por
eso hoy te invito a que te conectes con tu ritmo.
Ese
que es solo tuyo.
Ese
que no se mide en likes ni en resultados.
Porque
para ir más lejos, muchas veces… hay que ir más lento.
Nos
seguimos encontrando en este camino hacia lo esencial.
—Carolina
No hay comentarios:
Publicar un comentario