Kryon revela que los índigos no son un mito ni una metáfora, sino manifestaciones vivas del alma antigua reencarnada en cuerpos jóvenes, preparadas para dirigir el cambio de paradigmas. Son los que despiertan antes de los veinte años, cuestionan lo establecido, perciben las disfunciones familiares, educativas y sociales, y se rehúsan a seguir sistemas obsoletos.
Lo que antes fue visto como rebeldía o “diferencia” comenzará a ser reconocido como compasión, bondad y sabiduría. Son los pioneros de una nueva manera de gobernar y de educar, aquellos que traen el liderazgo joven que no impone, sino que inspira.