Qué engañosos pueden ser nuestros sentidos… ¡pero también qué reveladores! Nos adentramos en los verdes y azules del verano, y en las tonalidades del arcoíris, y nos sentimos inmersos en todo ello. Sin embargo, en realidad solo estamos viendo y percibiendo menos de una centésima parte del espectro electromagnético, y todo mientras estamos parados en una partícula de polvo dentro de una de los billones de galaxias en un universo infinito.
Tal y como enseña la Kabbalah, vivimos en el plano del 1 %: la visión
estenopeica de la realidad que nuestros cinco sentidos nos permiten percibir.
En cuanto al plano del 99 %, sabemos que está ahí fuera (y también aquí
dentro). Mientras tanto, nuestra intuición se encuentra en algún lugar entre
los dos. Y cuando ataca, la lógica y la razón pueden ser desafiadas. La
experiencia puede parecer intrascendente. Aun así, nos sentimos movidos a
actuar, con la intuición al volante.
Por ejemplo, la historia de Eileen McMahon, quien había planeado visitar
Estambul. Justo antes del viaje, sintió una corazonada —un impulso interior— de
cancelar su vuelo. Solo más tarde se reveló la sabiduría de esta decisión.
Precisamente cuando iría a llegar, el gran terremoto de 1999 afectó la zona,
matando e hiriendo a miles de personas.
Otros han sido guiados en direcciones positivas mediante impulsos
invisibles. Einstein llamó a la intuición un “don sagrado” que le ayudó a
inspirar algunas de sus mejores ideas. Oprah Winfrey afirma haber “confiado en
la pequeña y tranquila voz de la intuición toda su vida”. Y muchos más han
atribuido a la intuición el mérito de haberlos ayudado a llegar al trabajo
adecuado, la pareja correcta o las mejores decisiones en un gran número de
situaciones.
Entonces, ¿qué es la intuición? En lugar de ser lo
contrario de la lógica o la razón, estudios recientes sugieren que el
pensamiento intuitivo es una habilidad complementaria que puede desarrollarse y
agudizarse. Según la Dra. Judith Orloff, psiquiatra clínica, la
intuición opera a través de todo el lado derecho del cerebro —el lado que
percibe los patrones y las percepciones gestálticas— así como a través del
hipocampo y las entrañas. ¿Y esos sentimientos “viscerales” de los que
hablamos? Nuestro tracto digestivo está en constante comunicación con el
cerebro a través de los aproximadamente 100 millones de neuronas que lo
recubren. ¡Está claro que la intuición es una experiencia de todo el cuerpo!
La Dra. Orloff también explicó la idea de la “intuición femenina” desde
una perspectiva fisiológica. Debido a que el cuerpo calloso (la materia blanca
que conecta los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo) es más grueso en
las mujeres, pueden integrar más fácilmente la mente analítica con los
sentimientos emocionales y “viscerales”.
Yo lo he aprendido de primera mano muchas veces, tanto como madre como
hija. Cuando a mi padre le diagnosticaron un tumor cerebral benigno hace años,
viajé para estar presente durante su operación de ocho horas. Si bien había
planeado volver a casa el viernes, mi intuición me dijo que me quedara; lo que
significaba pasar Shabat en el hospital. (¡No había pasado ni un solo Shabat
lejos de Michael y los niños en ocho años!). Por muy difícil que fuera
seguirla, mi corazonada era correcta. Poco tiempo después, comenzó la demencia
de mi padre, seguida de su lenta batalla cuesta abajo. Incluso ahora, siento
una sensación de paz al saber que me quedé. Y que verdaderamente nos
conectamos.
Como ocurre con casi todas las demás habilidades, cuanto más ponemos en
práctica nuestra intuición, mejor la reconocemos y la utilizamos. De hecho, la
Oficina de Investigación Naval de EE. UU. está trabajando actualmente en
métodos (como las simulaciones virtuales) para ayudar a desarrollar la
intuición de los soldados en escenarios de alta tensión.
He aquí algunas maneras en que el resto de nosotros puede reconocer y
desarrollar mejor nuestro sexto sentido:
1) Como dice la máxima: “Conócete a ti mismo”. El Rav
compartía a menudo una enseñanza que había aprendido de su propio mentor: la
idea de que nuestra alma está destinada a dirigirnos por caminos que
no podemos imaginar. Por lo tanto, es importante que cada uno de
nosotros haga el trabajo interno necesario para despejar nuestro propio camino.
Un termómetro roto no puede darnos la temperatura correcta, ni nuestra
intuición puede guiarnos eficazmente a menos que estemos en contacto con
nuestros deseos y alineados con nuestro propósito superior.
2) Pide orientación; después presta atención a los mensajes que
recibes. A veces la orientación nos llegará a través de símbolos,
sueños u otras personas, incluso de aquellas que no creemos que puedan
guiarnos. A menudo las respuestas acompañan a los síntomas físicos, lo que me
lleva al siguiente consejo…
3) Escucha a tu cuerpo. ¿Sientes un pálpito alegre en
el pecho? ¿Un malestar en el estómago? ¿Esa sensación de “pinchazos en el
cuello” que indica peligro? ¿O te sientes relajado y comprometido? Presta
atención a esos mensajes. ¡La conexión mente/cuerpo/espíritu siempre nos habla
a nosotros y a través de nosotros!
Perfeccionar tu intuición no tiene por qué impedirte usar la lógica. O
la razón. O la experiencia. Estos son informantes de confianza, ¡pero hay mucho
más! La Kabbalah nos recuerda que todo ya existe en el mundo espiritual en gran
abundancia. Las respuestas a todas nuestras preguntas, la sabiduría
de todas las épocas… todo esto y más está siempre presente en la totalidad
oculta de la creación.
Así que, por encima de todo, mantente en sintonía con la frecuencia de
TU SER. Esta es la “estación” a través de la cual resonamos de forma más
pura con el universo, donde toda la gama de posibilidades de la vida espera
nuestra atención e influencia… al igual que nosotros la suya.
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