Es impresionante ver como un momento de
profundo silencio te puede dejar colmado de vida. Estuve en una zona del
planeta muy energética, al noroeste de Argentina en Cafayate en los Valles
Clachaquíes en la Provincia de Salta. Es un cañón de laderas escarpadas con
curiosas formaciones geológicas y altas paredes. Una explosión de colores que
van cambiando a medida que el sol las va iluminando.
Allí, en medio de este mágico paisaje, tres, cuatro y a veces cinco cóndores* se dejaron ver suficientemente cerca como para apreciar su belleza y sus detalles. Aquel espectáculo parecía un ritual de la Naturaleza.
“Todo es como tiene que ser” fue una
frase que nos llegó de lo profundo de la vida cuando en auto recorríamos el
valle. Y al llegar al punto presentido no había nada en mi mente. Solo miraba
extasiada el paisaje ofrecido y sentía que estaba metida dentro de un ritual.
Mi mente en silencio. Lejos de desilusionarme al ver que nada captaba, sentí
una profunda alegría. Algo en mi supo que, aunque sólo miraba y ni siquiera
venía a mi mente una oración o un mantra, todo estaba bien. “Todo es como tiene
que ser”. Creo que experimenté un momento de verdadero silencio.
Pero ese silencio está colmado de
certezas. En los días siguientes empecé a comprender lo que creía que ya había
comprendido, pero me faltaba un sentir, una impresión que ahora llegaba a
raudales. Recordé lo que el Maestro DK llama la ciencia de la impresión. Es una
forma de comunicación que no va por palabras o mensajes. Es mas bien una
impronta llena de contenido que va demodulándose poco a poco y te permite
comprender lo que crees ya sabes en una vuelta más alta de la espiral.
Comprendí que ése es el lenguaje de los rituales de Séptimo Rayo. Por eso creo
que, al estar sumergidos en un ritual de la Naturaleza, en esa zona que el
maestro Kumar nos señaló como una entrada al planeta del Rayo de Urano,
entramos a esa dimensión de la conciencia en donde se nos puede imprimir una
verdad más allá de las palabras.
Comprendimos que para marcar la
dirección correcta es necesario volver al punto original cuando la humanidad no
había desviado el Plan. Sí, volver al origen y tomar de allí la fuerza que tuvo
la intención original o como podríamos decir, el concepto inmaculado del diseño
humano, sin desvíos o inversiones. Muchos de los rituales concebidos por la
Jerarquía tienen ese propósito.
Este nuevo tiempo regido ahora por el
Séptimo rayo de Magia y Orden ceremonial en el que estamos entrando nos invita
a soltar muchos de los conceptos mentales para sumergirnos profundo en la vida.
No para abandonar la vida material sino para entenderla más y conocer sus
verdaderas riquezas. A veces se me antoja pensar que la Naturaleza, como
maestra de Kinder, está esperando que entremos al aula para enseñarnos los
fundamentos de la vida en la materia. Ella nos ha dado el mejor de los
instrumentos con capacidades insospechadas por nosotros y no lo sabemos usar.
Una prueba de esto es que su programa básico es mantenernos saludables y casi
todo el mundo está enfermo.
Pero llegó Acuario y la forma de
percibir el mundo que nos rodea cambiará radicalmente cuando podamos utilizar
mejor nuestro instrumento. Por eso, en este tiempo de transición, es tan
importante buscar los momentos de verdadero silencio mental. Participa de los
rituales de la Madre Naturaleza, acóplate a sus ritmos, a sus expresiones y
participa sin ideas ni preconceptos, sin palabras, simplemente déjate
impresionar de manera que esos implementos internos que la Naturaleza te ha
dado reciban el impulso necesario para que funcionen y descubras de una vez y
por todas lo que significa ser un humano.
Y entonces podremos participar con
conciencia en el gran ritual de vida que se expresa en este suelo terrestre en
todas sus dimensiones, sonidos, formas y colores.
Con el amor de siempre, Carmen Santiago
* Cuando el cóndor despliega sus alas
puede medir hasta 10.5 pies. (3.2 metros). Es el ave que vuela más alto.
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