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17 de diciembre de 2010

La búsqueda del Propósito


Por Martín Dieser

Durante todo el período regido por este gran signo, pero especialmente hacia el plenilunio, es importante reflexionar sobre las cualidades internas desplegadas en Sagitario, lo cual nos permitirá afinar nuestra conciencia a su vibración y aprovechar mejor la oportunidad energética que nos ofrece.
En la actualidad es un signo clave para la humanidad; las Guerras Mundiales fueron símbolo de la realidad en Escorpio, y si bien no es descartable un nuevo conflicto global, tal signo ha cumplido su rol porque en gran medida ya existe conciencia acerca de los problemas mundiales, sean la guerra, el cambio climático, la crisis financiera, la libertad de expresión, etc. Se sabe en líneas generales qué debería hacerse y eso es resultado de Escorpio; la elección es siempre interna, así como el efectivo accionar en pos de lo percibido.
Como ningún otro, Sagitario es el signo de los viajes, de las búsquedas; es el tipo de energía que mueve hacia lo percibido fuera, y por eso se complementa con Géminis, que es precisamente el que da origen a esa dualidad. Siempre que Sagitario está activo en una carta natal, existe una meta previamente captada en el corazón del ser, sea la satisfacción del deseo en niveles mundanos (simbolizado por el Centauro) o la aspiración hacia objetivos amplios y espirituales (el arquero sobre el caballo blanco).
Esto es más acentuado cuando Sagitario ocupa el Ascendente, ya que el Sol refiere más a lo ya adquirido; en todo caso, insita en la forma hay una meta superior y este signo lleva primero a emprender el viaje, para luego caminar hasta el gran objetivo, que espiritualmente es la expansión de conciencia para la cual nos estamos preparando según nuestra evolución. Ser sensible a las energías sagitarianas es ser sensible a un objetivo, objetivo espiritual en este caso.
Vinculado al tema de los rayos, puede pensarse que cuando el 1º o 6º Rayos se encuentran activos en Sagitario, la tarea posiblemente sea buscar un nuevo objetivo, en tanto que tendría más que ver con su desarrollo en los casos restantes, denotando acaso un trabajo ya emprendido en encarnaciones previas.
En todo caso, se afirma que el signo del Arquero rige al Sendero del Discipulado, y es interesante considerar por qué. Ante todo, discípulo es aquel que ha consagrado su vida a lo espiritual (entendiendo al término en sentido amplio), a la verdad interna de su corazón. No se trata de una condición que pueda ser dicha superficialmente, sino de un compromiso hacia lo superior, meta que al principio no es claramente discernida, pero que conforme se cumplen los requisitos prescriptos por la conciencia va emergiendo como un silencioso e invisible faro que siempre guía por el camino correcto.
Como se decía antes, se trata de una analogía superior de la dualidad generada en Géminis, y lleva dentro de sí al alma queriéndose exteriorizar en el mundo y demostrar en el plano físico la Verdad de su Presencia. Este énfasis puede ser la causa de que así como Júpiter rige al signo exotéricamente (en los planos físico, emocional y mental), permitiendo manifestar amor a la materia mezclado con amor espiritual, es la Tierra su regente esotérico (a nivel del alma), indicando que para el alma ese ascenso enfocado de la personalidad es un descenso para ella.
Una vez que se entra en contacto con el Yo Superior, la batalla simbolizada por Escorpio está ganada y se entra bajo la influencia de Sagitario; el desafío es ahora seguir adelante, “lanzar las flechas y recoger lo cazado”; generar pensamientos y emociones y consumirlos en el vacío de la comprensión amorosa; cada acto de comprensión es una pequeña llegada a la meta, cuyo ascenso final se produce bajo Capricornio. Gradual, pero lúcidamente, se va haciendo (como personalidad) el esfuerzo de abrirse camino hacia esa luz, y la conciencia se va infundiendo de mayor claridad.
Eventualmente, Sagitario sirve ya no a la personalidad que despierta a la vida espiritual, o al discipulado consciente que se dirige hacia la meta, sino al discípulo activo que debe descender de la Cruz Fija para ascender a la Cardinal, o dicho en otras palabras, dejar de ser el alma y empezar a buscar el contacto con la mónada.
Esto tiene una analogía en la conciencia, que podría describirse de la siguiente manera: la luz plena conduce a una suave mutación en la naturaleza mental; el proceso del pensar continúa, pero gradualmente empieza a quedar bajo el umbral de la conciencia; antes que pensar, se sabe, lo cual acorta notablemente el tiempo de muchos procesos emocionales y mentales, subsumiendo todo en un estado de comprensivo equilibrio que lentamente se va revelando como silenciosa pero angustiosamente insuficiente, no pleno. Es evidente que allí las “flechas” de Sagitario ya no cumplen su función primigenia, pero en un sentido misterioso puede rastrearse aquí la función del signo y así usar sus energías inteligentemente.
Es que la búsqueda espiritual no cesa: lejos de la meta, se empieza a percibir esa luz como insuficiente, se la reconoce como comprensiva y vinculante, pero a la vez con sutiles límites en su poder, que no es total; se conoce parte del Plan (la que kármicamente corresponda) pero se anhela ser Uno con el Propósito que le da impulso y del cual el Plan es formulación. Dicho de otro modo, Shamballa pasa a ser la meta.
Empero, es una búsqueda peculiar, no en la dualidad sino en la unidad; es la búsqueda “desde una unidad menor a una unidad mayor”, de un todo menor a un todo mayor, con el cual existe resonancia en la vibración y así una vía directa para el descenso de la Vida; es reducir el Todo a un punto a través de la atracción comprensiva. Por eso, podría decirse que en este nivel todas las flechas se reducen a una, la flecha de la identificación, y todos los caminos a uno, el camino del corazón, que es la gran puerta de entrada a Shamballa.
¿Cuál es la gran meta (interna, no materializable) a la que nos dirigimos en nuestra vida? ¿Cuán fiel y decididamente estamos hollando el Sendero? El período regido por Sagitario resulta especialmente propicio para clarificar estas cuestiones, para dar paso tras paso en pos de esa meta a la que anhelamos llegar, y acabar descubriendo que siempre hemos sido la Vida misma que se buscaba a sí misma.

Namaskar
G S

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