Por Cristina Laird
Aquí llega la última Super Luna del año, de las 5
que normalmente se forman, cuando la Luna está en su perigeo o punto más cerca
de la Tierra, por tanto la vemos más grande que nunca como lo fué la anterior.
Su poder sobre las aguas es más potente que nunca por tanto las grandes mareas
son comunes, inclusive muchos tsunamis han ocurrido para las superlunas, al
igual que su efecto sobre nuestras emociones, normalmente relacionadas con el
elemento de Agua.
En la Luna Nueva en Virgo del 25 de Agosto que
inició el ciclo que esta luna llena concluye, el Sol y la Luna se encontraban
en oposición a Neptuno, en esta lunación del 8 de este mes, la Luna se
encuentra en conjunción a Quirón y por tanto el Sol en oposición a este
Centauro, hijo de Saturno. Al mismo tiempo, la Luna a 16º de Piscis forma trígonos
a Juno, a 16º de Cáncer y a Vesta a casi 17º de Escorpio, que se haya en línea
con Saturno a 18º de Escorpio y con Ceres a 10º de Escorpio.
La Luna con Juno y Vesta en un Gran Trígono de
energía femenina, que nos habla de lecciones a aprender sobre la importancia
del balance de lo masculino-femenino, en el interior de nuestra psiquis. En el
artículo sobre la Luna Nueva en Virgo (http://astrologiaarquetipica.wordpress.com/2014/08/24/luna-nueva-en-virgo-25-de-agosto/)
hablé sobre el énfasis de esta lunación sobre la inseparabilidad de lo mental
con lo físico, del alma con el cuerpo. Esta Luna en Piscis nos recuerda la
influencia de estas diosas femeninas en nuestras vidas.
Como dijo Carl Jung los arquetipos son las formas
de pensamiento universales, esenciales, disponibles a la consciencia humana
durante todos los tiempos. Los planetas y asteroides llevan los nombres de
estas deidades, que corresponden a fuerzas primarias, inmortales, eternas. Para
comprender como el arquetipo de un planeta o asteroide, opera, debemos analizar
el mito correspondiente a cada uno de ellos. Es justamente cuando descubrimos
que vivimos en nuestra cotidianidad los guiones descriptos en estos mitos, que
comenzamos a traer desde lo oculto de nuestra psiquis hacia nuestra
consciencia, estos patrones e historias muchas veces de forma literal.
La Luna, que aparece cuando el Sol se pone, ha sido
siempre en todas las mitologías el símbolo de lo femenino, de la noche, de lo
oscuro. Con un sinfín de deidades como: Diana o Artemis, Selene y Hecate en la
mitología greco-romana, Hina y Mahina en mitología de la Polinesia, Metztli y
Maya en las mitologías aztecas y maya respectivamente, etc., etc. Casi diría
miles de ellas. Es en la Luna Llena que el Sol y la Luna están opuestos, en
línea, por tanto la Luna recibiendo de pleno, en uno de sus lados, la luz del
Sol, lo que nos ofrece la posibilidad de verla en todo su esplendor. Venus,
nacida de la castración del Dios Urano, es el símbolo de la potencia de la
belleza femenina, del poder de seducción femenina, sin el cual, nuestra especie
caducaría. Sin esta extraordinaria fuerza venusiana que lleva al hombre a tener
una erección y por tanto desear copular y tener cría, sería el final de
nosotros.
Vesta, Juno, Pallas y Ceres, son otras cuatro
facetas de la experiencia femenina, que completan el mandala que lleva como
centro a Venus. No podemos dejarnos engañar por su tamaño, como si fuesen
insignificantes, ya que alguna de ellas como Ceres, ahora nombrada planeta
enano como Plutón, por los astrónomos, y mucho más cerca de la Tierra que este
último, tiene el mismo valor en nuestra psiquis que el Señor de las Tinieblas.
Pero en esta lunación son Vesta y Juno quienes
forman el Gran Trígono con la Luna. Vesta, la habilidad de concentrar la
energía y experimentar el sentirse completo por uno mismo, representa la mujer
estudiosa, la monja, la mujer soltera, la mujer que pone su propio desarrollo
espiritual, su misión en la vida, por encima de la pareja. La verdadera regente
de Virgo, para mi. Juno, por el contrario, busca la famosa "media
naranja", el sentirse completa a través de otro. Representa la
"esposa", la "señora", la fémina que gana poder por su
relación con otro, normalmente una pareja poderosa, con dinero, estirpe y
poder. La que otorga el poder de sus finanzas y estatus social, a su esposo.
Está relacionada con el signo de Escorpio. Por tanto este trígono nos habla del
balance en nuestra psiquis de estas experiencias femeninas tanto en el hombre
como en la mujer. El principio de relacionarse y formar pareja estable (Juno)
en armonía con nuestros sentimientos y nuestra seguridad emocional (Luna)
y con la necesidad de perseguir nuestro destino y nuestra integridad
espiritual (Vesta) forman un gran triángulo de armónico, otorgándonos la
oportunidad de encontrar un balance entre estos aspectos de nuestra vida, tan
importantes para nuestra vida en pareja y la familia.
Una extraordinaria oportunidad para dejar de culpar
al otro por nuestras frustraciones, para perdonar, para tomar responsabilidad
por nuestros fracasos y la energía para tomar control de nuestro destino y
quitarnos de encima innecesarios sentimientos negativos y de venganza hacia el
otro. El Sol forma sestiles a Vesta y a Juno, es decir que se encuentra en el
punto medio entre estas dos deidades, ofreciendo a los hombres también la
oportunidad de hacer paz con estos dos aspectos de la mujer.
Júpiter ya en cuadratura a Ceres y en trígono a
Urano, resonará con madres que se liberan se su papel de madres, ya sea por que
sus hijos se alejan a la universidad o de Erasmus, ofreciendo el comienzo de
una nueva etapa en ellas de reencuentro con Vesta y con Juno.
Venus pasará dos o tres días en oposición a
Neptuno, lo que nos ayuda a investigar nuestros deseos y anhelos más profundos,
a conectar con lo divino, a través de otro para poder comprender que todo es un
reflejo de nuestro universo interior y que en la Fuente, todos somos TODO,
todos somos UNO y que es sólo en la experiencia humana, donde vivimos esta
aparente separación de TÚ y Y
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