por Jennifer Hoffman
Traducción: Fara González
Hace ocho años me mudé a Kansas
City, una ciudad en la cual nunca me sentí cómoda. ¿Por qué he vivido aquí
tanto tiempo cuando nunca quise vivir aquí en primer lugar? Parte de esa
respuesta tiene que ver con el sitio donde está ubicada la misma, en el centro
geográfico de los Estados Unidos, y al estar aquí he estado sosteniendo una
gran cantidad de energía y de luz al experimentar los cambios de los ocho años
pasados. Pero ahora estoy lista para irme y de hecho, he estado lista desde
hace algún tiempo. Mi casa está en venta pero no hay movimiento y recibí el
mensaje la semana pasada diciéndome que al menos que yo retirara parte de mi
energía, no habría espacio para la de otra persona.
Una cosa que hice mientras viví
aquí fue remodelar totalmente mi casa. Cada techo, pared y piso ha sido
alterado de alguna forma. Si tenía que vivir aquí, iba a hacer de la casa mi
hogar y un reflejo mío, y lo es. Pero es tanto un espejo de quien soy que no
puede pertenecerle a nadie más, a menos que yo retire parte de mi energía. Y
mientras pensaba en la venta de la casa la semana pasada la voz del Arcángel
Uriel se escuchó alta y clara: ‘empaca tus cosas y crea el espacio energético
para alguien más’. Eso tenía sentido – esta casa está tan anclada en mi energía
que nadie puede ni siquiera traspasar la puerta de entrada.
Ahora bien, nunca me ha gustado
la idea de convertir este asunto de la casa en una tragedia y tampoco voy a
guardarlo todo y luego tener que vivir en medio de cajas. Pero entendí el
mensaje respecto a despejar la energía porque el mensaje energético que recibe
quienquiera que entre por la puerta del frente es: ‘esta es la casa de
Jennifer’. Todos hacemos esto en nuestras vidas, nos anclamos tan completamente
en una frecuencia o patrón energético, que no hay espacio para nada más. Para
crear espacio para la energía tenemos que dejar ir algunas cosas y si eso los
llena de temor y terror, o si no tienen idea de cómo comenzar, aquí hay
sugerencias que pueden ayudarles:
1. Las expectativas y los
deseos conllevan una gran cantidad de energía y a veces crean un espacio
energético mucho mayor que lo que una persona o situación pueda llenar. Si
podemos sostener el deseo pero a la vez estar abiertos a un rango más amplio de
desempeño (que el de esa persona o situación en particular), abrimos el espacio
para que algo más lo llene.
2. El auto juicio y la
autocrítica también crean un espacio energético inverso. Pensamos que podríamos
haber hecho algo mejor que lo que hicimos, así que nos aferramos a esa
experiencia, persona, o situación, hasta que podamos ‘corregirla’. Liberarnos
de la carga de nuestros juicios crea el espacio para nueva energía.
3. Nuestro juicio y crítica
de los demás nos ata a ellos porque pensamos que ellos podrían haberlo hecho
mejor, así que nos mudamos al sendero de ellos, nos quedamos ahí y esperamos a
que ellos cambien. Pensamos que los estamos haciendo sufrir y puede ser cierto,
pero nosotros sufrimos más. Y debido a que nuestro espacio energético está lleno
de nuestras expectativas, juicios y críticas, no hay espacio para nueva energía.
4. La ira y el
resentimiento (que son lo opuesto del perdón) también crean un enorme espacio
energético. La ira es una emoción poderosa que puede inspirarnos a avanzar pero
también sostiene el espacio que se puede ocupar con algo más pleno, como la
alegría y la paz. El espacio energético que ocupa la ira bloquea el flujo de
nueva energía.
5. Cuando no estamos en el
momento presente y vivimos en el pasado o en el futuro, hemos llenado nuestro
espacio energético con lo que creemos es posible o que sucederá, y no tenemos
espacio para los milagros u otros potenciales. Si podemos rendirnos, lo cual
quiere decir que dejamos de luchar o de resistir, podemos crear el espacio para
nueva energía. El resultado puede ser diferente de lo esperado pero el
resultado será lo que queríamos, y posiblemente más.
La energía necesita moverse y
requiere de espacio hacia el cual moverse. Imaginen que llenan un vaso de agua
hasta que esté totalmente lleno. Para poner más agua en el vaso, parte de ella
tiene que salir o la adición de más agua hará que se derrame. Esto es lo que
sucede cuando tratamos de incorporar nueva energía sin que haya espacio, no
tiene adonde ir. Y debido a que estamos sosteniendo una frecuencia que no está
dentro del rango del amor, la alegría, la paz, la abundancia que queremos, no
pueden hacerse las conexiones que permiten esas experiencias en nuestras vidas.
No dejamos ir las cosas en las que pensamos que hemos fallado o que no
hemos hecho apropiadamente. Soltamos las cosas cuando decidimos que estamos
listos para, queremos y merecemos algo más. ¿Qué piensan que merecen ahora?
¿Qué energía tiene que irse de sus vidas para dejar espacio para algo
más?
No se juzguen ni critiquen o a alguien más, todos hacen lo que pueden en
cada momento. Cuando aceptamos que todo siempre está en orden divino y nos
permitimos buscar nuestro propio sendero de plenitud, el flujo y reflujo de
energía sucede sin esfuerzo y estamos plenamente conscientes de la liberación
requerida para que la energía fluya en una corriente sin esfuerzo hacia
nosotros y se aleje de nosotros para empoderar nuestra transformación tanto por
lo que queremos traer a nuestras vidas como por lo que estamos dispuestos a
liberar de nuestra realidad.
Derechos de autor © 2014 por Jennifer Hoffman.
Todos los derechos reservados. Pueden citar, traducir, reimprimir o referirse a
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