Con absoluta
certeza el objetivo final de la vida de todo ser humano es perfeccionarse y
permanecer en comunión constante con su Yo superior. Para lograr esto, el
hombre debe tomar el camino espiritual que requiere valentía y coraje, pero,
por otro lado, una vez se inicia la vida espiritual se pueden sobrellevar las
vicisitudes de la vida. Todos los atronadores sonidos de la vida dejarán de
sonar, cesarán los desórdenes emocionales, la falta de propósito, las
distracciones de la mente, las ansiedades, las preocupaciones y el
comportamiento errático. La vida espiritual lleva del exterior al interior.
Necesitamos solo un plan que produzca
cohesión para pasar de la percepción externa a la interna, de lo individual a
lo cósmico, de los sentidos a lo espiritual, de lo cambiante a lo permanente y
de la dualidad a la bienaventuranza permanente (ananda ). Todo el programa,
cualquiera que sea, asanas, pranayama, hatha-yoga o meditación, debe estar
claramente delineado.
Claro está, no es tan sencillo unirse con
la conciencia suprema, pues deben silenciarse los sentidos y aniquilarse las
perturbaciones profundas de la mente. La mente debe obtener paz y tranquilidad.
Este proceso se conoce como pratyahara, y es un acto de interiorización, de
tranquilidad y serenidad que permite trascender la dimensión externa de nuestra
personalidad. Muchos tratan de meditar pero lo encuentran imposible, ¿porqué?
Si la meditación tiene éxito la mente tiene que sentirse feliz y llena de paz.
Existen ciertas impresiones, samskaras
anteriores que se encuentran en el momento de meditar en el umbral de la mente y que están tratando
de encontrar un escape para ser eliminados. En el momento en que usted se
sienta a meditar se presentan muchos pensamientos o impresiones. El propósito
es eliminar tales pensamientos de forma tal que no produzcan otro acto de
acumulación.
Todo nuestro propósito con el yoga es el
de elevar los pensamientos de nuestra mente consciente y purificar nuestro
subconsciente así como también manifestar las fuerzas ocultas de nuestro
interior. Quien practica yoga sabe que
el éxito no es realmente suyo, por consiguiente no puede perderlo; es por la
gracia y la voluntad de Dios, así que nunca está angustiado. Si falla, es
voluntad de Dios, si llega el éxito lo toma de Dios, si se aleja lo deja todo
en manos de Dios y si continúa lo mantiene para Dios.
Vivamos momento a momento en la alquimia
de la meditación. Vivamos la vida del yoga, con principios elevados, con fe
absoluta en el espíritu superior, al que conoceremos mediante el yoga cuando
alcancemos el objetivo final de éste: La realización de DIOS.
Fuente:
Conferencia Paramahansa Satyananda Saraswati.
No hay comentarios:
Publicar un comentario