Centro Holística Hayden

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19 de septiembre de 2020

Rechazo y Aceptación Rompiendo las Paredes

Cada uno de nosotros está inseparablemente conectado con la conciencia universal; no obstante, construimos paredes separativas, por medio de ilusiones creadas por nosotros mismos. Nos hemos separado por nuestras propias definiciones y demarcaciones. Nos circunscribimos de otros para protegernos y ser diferentes de ellos. Las barreras llegan a ser particularmente sólidas cuando nos sentimos superiores a otros por medio del poder, el dinero o el intelecto. Así, erigimos más y más paredes condicionándonos nosotros mismos y cortándonos de la corriente de la vida, y entonces, sufrimos de sensaciones sofocantes. Las paredes se levantan por ignorancia, y es virtualmente imposible penetrarlas. Forman también una cierta protección, así, como la cáscara del huevo ofrece protección al pollo hasta que ha crecido suficientemente y ya no la necesita más. Nuestras paredes tienen que ser horadadas por nosotros mismos, eso no lo puede hacer nadie más.

Con nuestra comprensión puede que tengamos anhelo de unidad y síntesis, pero cuando intentamos expresar la unidad en nuestra vida, nos percatamos que existen bloqueos claros en nosotros mismos. Preferimos cooperar con aquéllos que nos gustan y que tienen puntos de vista similares a los nuestros. Con otros cuyos puntos de vista no compartimos, tenemos problemas. Asumimos rápidamente que no están bien dispuestos hacia nosotros y que pudieran trabajar en nuestra contra. Revelamos una imagen de ellos alimentada por miedos, y de aquí surgen los conflictos. Krishna dice: “No juzguen a la persona decidiendo que es mala. No hay personas malas, sólo existen personas con un mal comportamiento.” El otro es sólo un ser humano como nosotros mismos. En consecuencia, debemos aceptarlo y ver cómo logramos llevarnos bien con su naturaleza. Esta sabiduría surge en nosotros, cuando vemos al hermano en el otro y no lo rechazamos.

Mientras más incluyamos otras opiniones dentro de nuestra visión, más nos acercaremos a la visión de unidad. Cuando las barreras mentales caen, nuestra alma tiene una sensación de expansión y de aire fresco.

Herir por medio del Rechazo

Sin embargo, si rechazamos personas o situaciones, también experimentaremos el rechazo. Por medio del rechazo herimos a otros. Los que dañen a otros también serán dañados: física, emocional o mentalmente. Cada sensación de daño tiene sus consecuencias; somos ofendidos y desarrollamos severidad. El rechazo es lo contrario de la inclusión. Es una restricción con la que nos cerramos. Cerramos la puerta con un tornillo de hierro, y así sufrimos. En un algún futuro tendremos que aprender a aceptar todo lo que rechazamos. Desde un punto de vista espiritual incluso el rechazo del mal es ignorancia. Cuando el bien rechaza al mal, entonces el mal también rechazará al bien.

A partir de una comprensión incorrecta o del orgullo, muchos rechazan incluso la ayuda externa y quisieran hacerlo todo por sí mismos. No se dan cuenta que la ayuda externa representa un canal, a través del cual la totalidad de la vida está trabajando. Una vida que da también toma, el donante es también un receptor al final.

En un futuro encontraremos cada vez más las situaciones que rechazamos, hasta que aprendamos a aceptarlas. Por ejemplo, hay quienes no quieren involucrarse en relaciones por miedo, y dicen: “no quiere involucrarme en una relación, no quiero casarme.” Como consecuencia de la energía masculina dominante actualmente, muchas mujeres han experimentado el rechazo, de manera que ahora rechazan a los hombres. Incluso se buscan compañeros y luego se rechazan de nuevo. Esotéricamente, buscar una sociedad, es la personalidad buscando por su yo superior. Cuando nos alineamos con nuestro yo superior y experimentamos el toque del alma, nos fundimos con ella. Entonces hemos encontrado al socio eterno y seremos buenos socios para todos aquéllos con los que entremos en contacto.

Aceptando

El rechazo, el no quiero y el no me gusta no funcionan en el sendero del yoga, porque el acto de no querer algo es una limitación. Nuestra resistencia nos trae muchos problemas. Es correcto utilizar nuestra discriminación para evitar algo, pero no debemos rechazar u odiar nada. Podemos experimentar mejor la vida cuando aprendemos a aceptarla como viene. Se dice que el Maestro se encuentra con nosotros a través de personas desagradables y situaciones inesperadas. Si vemos al Maestro en ellas y podemos aceptarlas en su sentido, lo desagradable desaparece y llega a ser agradable.

En los círculos superiores no hay rechazo, sino síntesis. El amor y la comprensión conducen a la neutralidad que no conoce crítica y considera a los aparentes contrarios como complementos del todo. El amor acepta a otros, independientemente de que los otros nos acepten, nos aprecien o nos rechacen. Cuando tenemos un problema con alguien, el comportamiento del otro es su problema; si no nos comportamos correctamente hacia él, se convierte en nuestro problema. En la sociedad siempre hay quienes se comportan de forma diferente a nosotros. Es nuestro desafío el encontrar una base de acuerdo y cooperación. En el jardín del Maestro nadie es rechazado, todos son bienvenidos.

En cada plano tenemos que encontrar el punto neutral del equilibrio. El camino del yoga no es el camino de la luz o de la oscuridad, sino el camino central entre el que ambos se encuentran. Mientras inflijamos heridas a otros, física, emocional o mentalmente, no estamos listos para el sendero espiritual y no podemos abrir la puerta del corazón. Las enseñanzas de la sabiduría dicen que en la vida espiritual un comportamiento hiriente, particularmente hacia las mujeres, bloquea el progreso. La energía de kundalini sólo puede ascender, cuando no se daña ninguna energía femenina, puesto que es la energía de la Madre Divina.

Sanando Heridas

Cada daño infligido en lo externo es un bloqueo del proceso interno. Podemos creer que nuestros centros ajna o cardíaco están funcionando, pero mientras no se purifiquen las energías de los centros inferiores, no podemos progresar. Para sanar de heridas emocionales es útil contemplar en los colores rosa y azul claro. No obstante, para superar heridas y conectarnos con la conciencia superior, podemos contemplar en el color anaranjado.

Cuando somos heridos físicamente, la herida se cura con el tiempo, pero cuando herimos a alguien con palabras, esto abre una herida que va más profundo, duele por más tiempo y es difícil que sane. Un filósofo griego dijo, “no se preocupen por el veneno de la lengua de la serpiente, preocúpense por el veneno de la lengua humana.” A menudo reconocemos lo que no deberíamos haber dicho o hecho. Después de haberlo hecho o dicho, nos encontramos a nosotros mismos y lo lamentamos. El conocer no es la solución, porque incluso si reconocemos que herimos a otros con nuestras palabras, esto continúa ocurriendo. La solución se encuentra en llevar a cabo ejercicios espirituales, y no en el sentimiento de que no deberíamos hacer esto o aquello. Si somos regulares con nuestros ejercicios básicos, nos volvemos más fuertes y podremos superar estos problemas. El Discipulado es, una disciplina para llevar a cabo en nuestra palabra y acción lo que sabemos, tanto como sea posible.

Habla Constructiva

El que puede absorber y neutralizar una forma de hablar crítica, se eleva sobre la personalidad y se estabiliza en la conciencia del alma. El silencio, es una buena respuesta a un hablar que critica y lastima. Sin embargo, también podemos herir a alguien mentalmente, no hablando, ignorándolo, no contestándole, incluso por escrito, o no prestando atención a algo que el otro espera que le comuniquemos, y así ya estamos infligiendo una herida en él. Cuando alguien viene a nosotros y nos saluda, y nos damos la vuelta sin saludarlo, él queda herido. Así de pequeñas cosas surgirán grandes diferencias. Es parte de la no-violencia en el sendero espiritual, que saludemos al otro y que hagamos contacto con su alma; entonces podemos permanecer silenciosos y esperar si viene una respuesta a la cual podamos responder. Los iniciados hablan con intención pura, su discurso resucita, reconstruye e inspira.

Fuentes: K.P. Kumar: Sarasvathi. La Palabra / Notas de seminarios / The World Teacher Trust / Ediciónes Dhanishta España.

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