Centro Holística Hayden

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12 de octubre de 2011

LA TRINIDAD Y SU RELACIÓN CON LA PERSONALIDAD


Los tres rayos mayores planetarios, que el probacionista está intentando perfeccionar dentro de sí mismo en el proceso de construcción del carácter, son los tres tipos de energía que le alcanzan e influencian de acuerdo a su aspiración, meditación y aplicación. Consideraremos ahora con algún detalle este triple método de contactar, aceptar y encarnar las energías divinas del Alma. Esto dará al estudiante una mayor comprensión de la ley, y aclarará el camino para un eventual contacto consciente con el Alma
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A. Aspiración
Para comprender con mayor claridad esta actividad, será conveniente considerar primero su correspondencia en un nivel más bajo − el deseo.
El deseo, que es un fenómeno de la naturaleza emocional de la personalidad, se basa en la voluntad egoísta del hombre en el cerebro. El término egoísta, como se usa en estas lecciones tiene que ver con todo lo que concierne al yo separado.
Es la actitud de exclusión que puede a veces ser muy sutil y difícil para el individuo ver en sí mismo.
El deseo de logro personal, incluso cuando tal logro se considera espiritual, es egoísta, y caracteriza a casi todos los probacionistas en el sendero. Separa al individuo en conciencia de su hermano. Su deseo ha creado una barrera de pensamiento y emoción que gira a su alrededor de tal manera que lo aísla de la conciencia de los demás. De este modo, se vuelve insensible a todo lo que no tenga un impacto directo sobre él como una personalidad separada y de lo más importante.
El individuo reconoce y elimina esta tendencia separativa dándose cuenta con el corazón y con la mente de que es una parte del todo, y que es dependiente de cada parte y del todo. Este concepto debe significar más para él que simplemente una teoría que es capaz de comprender con su intelecto. Debe reconocerse como Verdad tanto en el corazón como en la mente, de manera que el estudiante fusione en sí mismo el acercamiento del corazón y el de la cabeza. Se da cuenta luego de que es importante (importante es un término incorrecto) solo en la medida en que su relación con cada parte y con el todo sea correctamente reconocida y equilibrada.
En nuestra consideración del deseo, aprendemos que la voluntad egoísta que se centra en el pequeño “yo” actúa sobre la naturaleza emocional como una influencia vibratoria. Un bombardeo de impulsos eléctricos pasa del pequeño “yo”, asentado en el cerebro, a la polarización emocional localizada en la región del plexo solar, vía el sistema nervioso. Esto evoca de la naturaleza emocional una actividad vibratoria llamada comúnmente deseo.
El cuerpo emocional de la mayoría de las personas, como lo ve un clarividente, está en una agitación casi constante. Existen vórtices de energía muy similares a los remolinos en una corriente de un río, hacia los que las energías del individuo son tironeadas. Estos vórtices representan los muchos deseos que tienden a dirigir la vida y asuntos del individuo.
Son estimulados espasmódicamente por el impulso de la pequeña voluntad, pero sin un ritmo definido, siendo por lo tanto impredecibles y erráticos. En este caso, vemos un individuo que está completamente regido por sus emociones, que no tiene propósito y que es una víctima de las circunstancias en todo momento.
Existe una diferencia cuando el deseo está acoplado con el propósito. El individuo entonces tiende a volverse enfocado, mostrando menos agitación en su cuerpo astral-emocional. Habrá solo uno o dos vórtices, y un ritmo más definido se habrá establecido. Este ritmo atrae y repele, y así vemos períodos de intenso deseo, con la posterior gratificación mediante la satisfacción de ese deseo.
La gratificación del deseo tiende siempre, tarde o temprano, a la desilusión, así que el individuo se encuentra siempre insatisfecho. Esto naturalmente conduce a la sustitución de la meta y un nuevo período de intenso deseo, hasta que el individuo despierta al hecho de que el deseo es un traidor. Se aparta entonces del mismo y entra en la actividad de la aspiración.
Resumiendo, el deseo es una actividad de la naturaleza emocional impulsada por la voluntad egoísta de la persona. Es siempre separatista, estando confinada a la satisfacción del individuo en cuestión, y por lo tanto es responsable en gran medida de la falta de hermandad en el mundo de hoy.
La aspiración es el resultado de un impulso eléctrico proyectado desde el Alma (enfocado en la región de la glándula pineal) al aspecto emocional (situado en la región del corazón) vía la energía subyacente a toda sustancia. De esta manera la actividad vibratoria de la naturaleza emocional se acelera, y este aspecto es literalmente elevado de los niveles inferiores de la esfera astral en donde el deseo lo caracteriza, a los niveles superiores de aspiración.
Este cuerpo de energía, al ser visto por el clarividente es relativamente inactivo. Se parece a un lago calmo y tranquilo de agua clara, que refleja solo los impactos verticales del Plan Divino según son formulados por la mente del discípulo.
Tenemos entonces, primero el impulso desde el alma, que lleva la aspiración al ser. El aspirante comienza por una especie de añoranza, un anhelo hacia la Luz. De igual modo que una flor se alarga hacia la luz del sol, así el aspirante se alarga hacia la luz del Alma. Esto lo hace con todo su ser.
Así como una flor crece y florece e irradia belleza, el aspirante crece y florece e irradia divinidad. Esta radiación del aspirante se caracteriza por el hecho de dar, en forma de actividad, toda la energía que ha recibido del Alma. Este continuo extenderse hacia la luz y a cambio dar o compartir esa Luz, lo llamamos aspiración.
Esto a su vez evoca una mayor respuesta del Alma y el aspirante es el receptor de una mayor Luz. De esta manera, a través de flujo y reflujo cíclico de energías, una llamada de la personalidad con una respuesta del Alma, vemos a un hombre florecer como una personalidad infundida por el Alma.
El mismo término “aspirante”, aplicado a un individuo, denota cierto desarrollo, y no se usa sin más en conexión con todos los estudiantes. El aspirante es quien está implicado en la invocación del Impulso de la Voluntad Divina. Este es un concepto de lo más importante y debería ser considerado por todos los estudiantes sinceros. De esta manera el primer aspecto de la Divinidad es llevado a la manifestación activa en el entorno individual. A medida que el aspirante se convierte en probacionista, y más tarde en discípulo aceptado, no supera o deja atrás esta actividad de aspiración. Esto es algo que evoluciona con él según atraviesa el sendero de iniciación.
Cuando el aspirante está bien avanzado en esta fase de crecimiento, su actitud mental podría describirse por las siguientes palabras:
No mi voluntad, Oh Alma, sino la Tuya”.
Deliberadamente, y a menudo con gran coste ostensible para la personalidad, esta llamada se hace sonar. La pequeña voluntad de la personalidad, que ha reinado por largo tiempo, es subordinada a la voluntad del Alma, y no sin lucha.
Aquellas formas que no están en armonía con el Propósito del Alma sufren un proceso de desintegración. Esta desintegración incluye cualquier forma discordante, tanto si es una forma de pensamiento, una forma emocional, forma física o una forma de actividad. De esta manera la atención del aspirante se eleva y el ojo se abre.
Ese aspirante que es también un discípulo probacionista establece un constante alineamiento entre su cerebro y el Impulso de Voluntad divina del Alma. Esto lo hace de la siguiente manera:
1. Reconoce primero el hecho de la existencia del Alma.
2. Mental y emocionalmente acepta la Voluntad del Alma.
3. Visualiza una línea de luz saliendo de su cerebro extendiéndose a través de su mente hasta su Alma.
4. Mantiene la línea de contacto en todo momento, subordinando sus actividades y su voluntad personal a la Voluntad Divina de su Alma.

Este alineamiento no se proporciona para usarse como un ejercicio de meditación. Es para usarse como una actividad mental simultáneamente con su rutina diaria. Que los ojos permanezcan abiertos, el cerebro subjetivamente atento y el instrumento físico atareado hacia el exterior como es usual. No uses el alineamiento dado como una forma de meditación.
Resumiendo la aspiración, decimos que es una actividad de la naturaleza emocional superior y de la mente, que es impulsada por el Alma. Está siempre relacionada con el Plan Divino, siendo por lo tanto inclusivo, produciendo eventualmente en la mente y el corazón del aspirante el reconocimiento, la aceptación y la práctica de la hermandad.
B. Meditación
La meditación, cuando es llevada a cabo correctamente, pone al aspirante en contacto con los aspectos iluminadores del Alma. Hace posible el reconocimiento y la eventual expresión de la cualidad del Alma.
La actividad de la aspiración pone al estudiante a tono, por así decirlo, con el Alma, mientras que la meditación expande la conciencia de la personalidad hasta tocar la periferia, y finalmente fusionarse, con la conciencia del Alma.
Me gustaría aprovechar esta oportunidad para señalar a aquellos de ustedes a los que la meditación le parezca aburrida e insatisfactoria su importancia, no solo para su propio desarrollo espiritual, sino también como una actividad de servicio.
En primer lugar, con respecto a tu desarrollo individual, la meditación es la puerta abierta a la iniciación. Es el camino hacia la Luz que es transitado por todos los discípulos del Cristo. Es mediante esta actividad que entramos y llegamos a conocer el Reino interior de Dios, el mundo del significado, y el “Secreto Lugar en lo Más Alto”. Toda actividad del discípulo aceptado ha sido primero contemplada y elaborada en cooperación con el Plan Divino vía meditación. Luego llega un momento en la vida de todo individuo en el que un mayor progreso espiritual depende de esta actividad, porque es literalmente el sendero de los Dioses.
La meditación, para ser fructífera, debe ser emprendida por el ocultista que es también un místico, porque todo el ser, el foco entero de conciencia se halla centrado en la mente para enfocarse sobre la Verdad. No abordes la meditación como un intento a medias tintas por seguir unas instrucciones. Que todo el ser se inunde con el amor por la actividad para lograr lo mejor de ella.
Como una actividad de servicio, que cada uno de ustedes puede iniciar aquí y ahora, la meditación es una de las más importantes. Mediante esta actividad al discípulo se le capacita para enfocar en sí mismo, no solo el Plan Divino o la intención Jerárquica, sino la energía precipitadora del Plan Divino también. Se convierte en una agencia a través de la que el Cristo enfoca su esfuerzo para guiar, instruir y elevar la conciencia de las masas.
Cada discípulo que se ofrece a sí mismo de esta manera sirve a una causa mucho mayor de la que pueda posiblemente darse cuenta. Porque a medida que experimenta la realización de una Verdad, la fuerza de esta realización difunde esa verdad en la mente de las masas donde otros miembros de la humanidad pueden tomarla como su propio pensamiento. De esta manera aquellas ideas divinas que surgen desde la Jerarquía al Discípulo, desde el Alma Espiritual al hombre en el cerebro, son de nuevo transmitidas al cuerpo mental de la humanidad como un todo, en el que muchos miembros de la humanidad pueden por tanto ser influenciados por ellas y a su vez convertirse en una influencia en la actividad del Plan Divino.
Percibe esta importancia y considera el servicio que rindes cada vez que contemplas mediante la meditación un concepto de la Verdad, cada vez que contactas, enfocas en ti mismo, y transmites una energía Divina que sostiene un concepto de la Verdad.
C. Aplicación
Después de un cuidadoso estudio de los puntos “A” y “B”, el estudiante se da cuenta de que hace contacto con la voluntad del Alma mediante su persistente aspiración, y de que hace contacto con el Amor-Sabiduría del Alma mediante su capacidad de meditar.
Con el tercer aspecto, de Actividad Inteligente, se hace contacto mediante el esfuerzo aplicado del estudiante para vivir la Verdad. Esta aplicación que es estimulada por el estudiante sincero, no solo lleva su vida y asuntos a la actividad inteligente, sino que también le hace posible manifestar activamente los otros dos aspectos del Alma con los que ha contactado.
Más adelante consideraremos la Aplicación como la habilidad del discípulo de establecer y controlar su actividad vibratoria. Mientras, presta a esta lección una atención cuidadosa, porque contiene mucho que te es beneficioso. Continúa usando el mismo pensamiento semilla para la meditación: “Yo soy el Alma. Yo fusiono y mezclo las tres Luces para convertirse en la Luz divina. Yo soy esa Luz”.

Namaskar

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