Maestro Koot Hoomi
Inmolarse a sí mismo no es lo mismo que sacrificarse. La autoinmolación es fanatismo. No difiere del suicidio. Las personas extremadamente emocionales sólo recurren a la autoinmolación. Se hace a partir del odio hacia una secta de la comunidad o un grupo de personas. El desprecio, el odio y la naturaleza intolerante conducen a la autoinmolación. La autoinmolación resulta en
la destrucción de otros. La bomba humana contemporánea es un ejemplo de ello.
El sacrificio personal se sostiene en algo completamente diferente. Se basa en virtudes y no en vicios. Surge del amor, del conocimiento, de la reconciliación con el ser universal. Emerge de la expansión de la conciencia.
Sucede naturalmente a medida que el hombre progresa y alcanza la realización de “Yo soy Aquello, Aquello soy Yo”. Es un estado donde la existencia unitaria es gradualmente reemplazada por la unidad de existencia. En ese estado cesa la ilusión de la existencia individual. A esto también se lo llama “Entrega a Aquello Yo soy” (Samarpana). El Maestro CVV, Sai Baba de Shirdi, Ramakrishna Paramahamsa, son ejemplos recientes, mientras que Jesús, el Buddha, Sócrates, son ejemplos más antiguos de sacrificio personal.
Este sacrificio de sí mismo inspira a los seres humanos a lo largo de los siglos. Se yergue como un modelo para que los otros sigan en la evolución.
Es un estado de conocimiento puro.
Comparar la autoinmolación con el sacrificio de sí mismo es total ignorancia. La autoinmolación es destructiva; el sacrificio de sí mismo trae iluminación. El primero es un acto maléfico, el segundo es un acto de buena voluntad.
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