EL
MIEDO ES “EL GUARDIÁN DEL PORTAL” EN EL ASCENSO A LA MULTIDIMENSIONALIDAD.
por
María del Carmen Ortega Molina
Hoy
trataré un tema que considero de crucial importancia en los tiempos que
atravesamos. Está a la orden del día y aumenta, conforme la Tierra atraviesa el escenario de la tercera y cuarta
dimensiones, basadas en la dualidad, para adentrase en la multidimensionalidad
de la llamada 5ª dimensión.
Se trata del incremento del miedo en los
habitantes del Planeta, o por lo menos, en los que quedan dentro del marco
geográfico de la Civilización Occidental, gobernada actualmente a “golpe” de
crisis en todos los ámbitos.
El decidirme a escribir sobre él se
debe a que últimamente han venido a mi “realidad” muchas personas que están
lidiando con el miedo en diferentes
grados. Estos “mensajeros” externos han
hecho que me replantee la necesidad de
hablar sobre el tema y, aunque mi experiencia fue atravesar un miedo extremo
por lo paralizador que llegó a ser (tenía miedo del propio miedo) y no
todas las
personas tengan que pasar por eso, sí me capacita para trasmitir una
luz de esperanza a aquellos que se encuentren debatiéndose en semejante estado
de desasosiego.
Recuerdo que en los momentos más
agudos del miedo, cuando ya había tomado
la determinación de atravesar aquel
lamentable estado de conciencia, sólo me encontré una persona que me
dijo: “Mari Carmen, no te molestes en explicar el miedo que sientes, no te van
a entender”.
Con estas palabras y su presencia,
yo sentí la energía empática de esa
persona de elevada conciencia, que
también había lidiado con el miedo en su camino, y eso fue tremendamente sanador para mí.
Para
acceder a los espacios multidimensionales de la 5ª dimensión, es imprescindible
transcender la dualidad en uno mismo. Transcender el programa de separación nos
lleva a la Conciencia Crística del Amor
Incondicional que todo lo abarca y todo lo integra.
El
miedo procede de la dualidad, de la conciencia de separación, del juicio y de la culpa, con la inconsciente
demanda de castigo de esta última.
Cuando
una persona está realizando el camino hacia su interior, tarde o temprano se
encuentra con la tremenda labor de integrar los opuestos dentro de sí misma. Se
enfrenta con la tarea más difícil que pueda encontrar un ser encarnado en la
Tierra, en vías de su Realización: Esta es una palabra mayor… no todas las
personas tienen esa meta como prioridad en su vida, ni tampoco la voluntad
necesaria para conseguirla.
Para
que una persona se lance a realizar tamaña empresa, tiene que haber llegado a
la convicción, por lo menos intelectualmente, de que no es una víctima de nada
ni de nadie y sí un creador responsable de todo lo que hay creado en su vida y
en todas sus circunstancias.
Ello
supone un cambio total de paradigma. De pensar que hay que cambiar el exterior,
que las causas del sufrimiento vienen de fuera, del mundo externo, que la culpa
la tienen los demás… a llegar a entender que el cambio real sólo puede hacerse
dentro de uno mismo y que uno es el generador de todas sus condiciones vitales;
es cambiar la programación mental como si diésemos la vuelta a una tortilla, ese es el primer
paso para recuperar nuestro poder innato.
El
poder de cambiar y crear otra vida en
consonancia con nuestro Ser Superior y
por extensión de ello, aportar una diferencia positiva en la vida de las
personas que nos rodean. De hecho, esta toma de conciencia del propio
Poder, es requisito imprescindible para
acceder a la 5ª dimensión, que no es dual.
Mientras
se está atravesando la 4ª dimensión, todavía se piensa que el poder está fuera
de uno. Así pues, en esa dimensión dual,
se cree en la magia, rituales, gurúes, soluciones y remedios externos,
religiones, crisis… etc. Se cede el poder personal a un sinfín de elementos
externos. Por ello aquí subsiste la conciencia de víctima, con la falsa
creencia de que la “salvación” o el “castigo” está fuera de uno, que alguien
tiene que venir a salvarnos desde fuera
o, en el peor de los casos, a castigarnos. Todo menos responsabilizarnos de
nosotros mismos y de nuestra creación.
Cuando
por fin una persona alcanza la conciencia de 5ª dimensión, sale de la ilusión
de víctima, entiende que es un creador. Sabe que su “granito de arena” es muy
importante en la ecuación total de liberación del Planeta. Comprende que no
tiene que cambiar a nadie más, que al hacer
su propio cambio interno, ya está realizando el gran trabajo que vino a
hacer en esta dimensión: SALVAR EL MUNDO DENTRO DE SÍ MISMO.
Si
cambia su visión, su manera de percibir el mundo, si limpia su “viga en el
ojo”…lo que sucede simultáneamente, es
que cambia el mundo que ve; porque un
observador con la conciencia amorosa de Cristo hace milagros con sólo mirar.
La valentía y el tesón que se
ha necesitado hasta llegar a este punto
del proceso ascendente es resultado de una enorme labor interior con sus correspondientes modificaciones externas; la acción que sigue a esa toma de
conciencia es necesaria para concretar en la dimensión física esos cambios interiores. No hay ascenso ni
liberación sin cambio. Pretender encarnar la Luz del Espíritu permaneciendo en
la inercia de lo viejo es una quimera...
En esos momentos la persona se encuentra con un nuevo
reto, del que creo yo, por la
experiencia que me tocó vivir, que no existe mucha información al
respecto. Por eso nuevamente me veo
impulsada a escribir con la intención de que pueda servir de claridad a otras
personas.
Al
acceder a la conciencia de 5ª dimensión, uno se encuentra con la
individualización de sentirse “hijo amado de Dios” o, lo que es lo mismo, siente un AMOR POR SÍ
MISMO, como jamás había sentido ni recibido desde el mundo dual, que siempre
ama a cambio de algo, de manera condicionada.
Toma
conciencia con mayor claridad de que todo lo que existe y ha existido en su
vida, es una creación suya, aunque la haya creado desde la inconsciencia.
Generalmente,
en este punto de conciencia, nos encontramos envueltos por una creación
externa asfixiante en muchos aspectos,
que ya no refleja el Ser Soberano que, de manera inconfundible, hemos sentido
que Somos con la iniciación de la 5ª
Dimensión.
Comprobamos que hemos llegado a
esa creación como resultado de haber cedido nuestro poder a las expectativas de
los que nos rodearon y a los “dramas de control” que “jugamos” con ellos, sin
ser conscientes de eso. Sólo seguimos la
inercia de lo que creíamos que debíamos hacer en su momento.
No
hay juicio en ello. Además, en esos momentos, aunque nos dijeran que estamos actuando desde programas
erróneos, no nos lo creeríamos en absoluto. Por ello siempre “aparece el maestro cuando el alumno está
preparado”: no antes.
Sigue
la dinámica del Observador de la Física Cuántica.
Lo
importante es que nosotros ya no somos el mismo que dio lugar a esa vieja
creación. Hemos sentido la Gran Iniciación del Amor (Bautismo), inundando con su Luz todo nuestro ADN lo que
ha transformado nuestra materia desde su mismo centro medular.
Esta
nueva conciencia posibilita que veamos las cosas y, a nosotros mismos, desde otro prisma, con mayor claridad y
profundidad. Además de sentir la mejor
“herramienta” y la única con la que se puede acometer esta nueva empresa: MUCHO
AMOR POR NOSOTROS MISMOS para descender a los espacios más tenebrosos de la
psique y confrontar los viejos “dragones” interiores.
Ahora
el nuevo enfoque irá encaminado a deshacer la vieja creación, atrapada
físicamente en el cuerpo, en lo que se llama “memoria celular”.
No
se trata de escapar del mundo o evadirse de la vieja creación: se trata de
traer esa Luz que corresponde a nuestro Ser Soberano, AQUÍ Y AHORA,
encarnándolo y transmutando las viejas memorias, a la vez que transformamos de
manera plástica sus correspondientes circuitos neurobioquímicos.
Circuitos
neurobioquímicos que están emitiendo una determinada energía desde nuestro
campo, dando lugar a la atracción, o al mantenimiento, de las personas o de las condiciones dolorosas, o de vibración densa, que existen
en nuestra vida.
En
este punto de inflexión, la persona sabe que es un creador y sabe que la
creación que ha hecho externamente es un reflejo de su “Sombra”,
o inconsciente. O, si queremos, también podemos llamarle “aspectos”
dimensionales internos o memorias
celulares coaguladas en la materia de su cuerpo físico.
Estos
momentos resultan abrumadores. Generalmente la persona se pregunta: “¿Cómo
puedo encontrarme en este estado tan confuso y temeroso después de haber hecho
tanto trabajo interior?”
Percibe
de manera más clara su dualidad… pero ahora el trabajo consiste en zambullirse
de lleno, con la Luz del Espíritu, en esa dualidad sin rechazar absolutamente
nada. Esto parece sencillo, pero quien esté realizando este trabajo sabe lo
difícil que resulta.
Permitir
dentro de uno la lucha de los opuestos,
además en forma de verdadera batalla energética interna, que se siente
totalmente real, es como “descender a los infiernos”.
Sabemos, por esa lucidez que
ahora nos acompaña, que tenemos la conciencia alterada por esas energías
dimensionales que están emergiendo y batallando entre sí, dentro de nosotros;
pero saber esto no nos exime del dolor emocional que experimentamos
interiormente, sintiendo toda la carga energética que tuvieron desde el momento en que se formaron y quedaron
atrapadas en nuestras carnes.
Por
ello, lidiar con esta contienda interior,
al principio, es tan difícil… Gracias a la progresiva encarnación de la
Luz, nos sentimos más capacitados para confrontar esa gran batalla de la dualidad dentro de
nosotros. Bajo la Luz del Amor, que lo permite todo sin juicios, es, como podemos integrar tamaño enfrentamiento
de energías.
No
olvidaremos tampoco que en todo este proceso la tendencia es a resistirnos: La
resistencia es contracción y la contracción es…¡MIEDO!.
Miedo
que puede llegar a paralizar a la persona, como me ocurrió a mí durante muchos
años, sin entender, entonces, qué me estaba ocurriendo.
En
aquella época no encontré a nadie que pudiese darme algún tipo de luz al
respecto, excepto la persona que he señalado al principio. A veces, al
contrario, las interpretaciones externas de personas “intelectualmente
espirituales”, fueron demoledoras y muy poco amorosas. Tampoco encontré lectura informativa sobre esto, con lo cual,
y como fue norma en mi Camino, tuve que echar mano de mis desconocidos (aún por
descubrir) recursos internos y con la guía amorosa del Espíritu, atravesar
todos los miedos que, al emerger
simultáneamente, me habían dejado incapacitada durante un largo tiempo.
Ahora,
después de tantos años en el Camino, miro hacia atrás y puedo ver con
perspectiva qué es lo que me sucedió entonces y la razón de todo aquello.
Cuando
uno va adentrándose en la multidimensionalidad de su SER, tiene que integrar la
totalidad de las memorias dimensionales
que emergen conforme va descoagulándose la materia de su cuerpo físico,
como resultado del proceso ascendente hacia vibraciones superiores.
…Memorias
que se formaron a lo largo de muchas vidas pasadas y de muchos futuros probables puestos en marcha en ellas.
En estas memorias se encuentra todo el bagaje experimentado durante el viaje del alma en la dimensión de la dualidad…Memorias que
contienen toda la gama de contenidos positivos y negativos, pasados y futuros,
probables o potenciales…Unas memorias que
contienen absolutamente, TODO…
Para
acometer tan tremenda empresa de
integración, ya no nos sirve el
intelecto procedente de “la caja” de los viejos conceptos, ahora toca meterse
en ellas, de lleno, cuando afloren en la superficie de la conciencia, inundándonos
con intimidantes contenidos mentales
y feroces luchas energéticas, que
no podemos entender: sólo SENTIR.
Toca
ir más allá de la mente. Y eso es
aterrador. La mente, acostumbrada siempre a querer tenerlo todo bajo control,
ahora se topa con energías y sensaciones a las que no encuentra lógica ni
explicación.
Aquí
es cuando la mente, en su inercia de mantener todo bajo el control del
intelecto, comienza a asociar el miedo con experiencias pasadas, que se
convierten en disparadores del miedo presente y
que paralizan a la persona con el miedo anticipatorio al futuro, en una
rueda que parece no va a terminar nunca y cuyo culmen son las fobias.
¿Cómo vamos a comprender el
origen, la acumulación energética de todos los sufrimientos, carencias,
separaciones, pérdidas, enfermedades, la multitud de formas de morir…etc., y
que están petrificadas desde el pasado o desde los futuros probables o desde todo el “banco de memoria del
colectivo”, literalmente en nuestras
carnes? ¿Cómo vamos a utilizar la mente para abrazar tales energías que no
pertenecen al ámbito del viejo entendimiento
lineal? No es posible esto.
Sólo
desde el Amor Incondicional y la aceptación total que nos PERMITE SENTIR TODO,
podemos llegar a la LIBERACIÓN. Y, a
ella sólo se llega tolerando lo que nos parecía intolerable.
No
quedará juicio ni para nosotros ni para nadie y así accederemos a los espacios
multidimensionales del SER UNO.
Sabremos
que el mundo que percibimos es reflejo nuestro. Cuando ya no haya acción
reactiva ni juicio ante él, habremos
“salvado el mundo” dentro de nosotros. Sentiremos que ya Somos, ya estamos en
la Nueva Tierra pronta a manifestarse.
Para
mí el miedo, ha sido mi gran maestro de aprendizaje y disciplina para
permanecer en el PRESENTE. Era tan duro sentirme en esa especie de cárcel
mental de barrotes hechos de miedo, que no podía salir de allí si no era
atravesándolo, así sentía los intensos contenidos emocionales que se disparaban
por activadores externos, en determinados
momentos. Confieso que fue abrumador durante años, pero finalmente lo
atravesé, yendo más allá de mi mente.
Esa
sensación desagradable e intensa, que se anticipaba al futuro, dilatando y
proyectando el sufrimiento para ese futuro, sólo la pude desactivar sintiéndola en el presente: lo que me llevó a
estar en un estado de PRESENCIA casi permanente.
Cuando
alguna vez, surge alguna vieja memoria para integrar, sea mía o del consciente
colectivo, ya tengo la suficiente maestría para permitirla y sentirla en el
AHORA, sin evadirme de ella, sabiendo que en ese instante estoy transmutando
densidad por más Luz encarnada del
Espíritu, o lo que es lo mismo: CAMBIANDO MIEDO POR AMOR.
En
esa acción de estar en el AHORA, es cuando somos totalmente creadores
conscientes desde el Poder del SER. Y no es ni más ni menos que permanecer en
QUIETUD ante cualquier circunstancia o en cualquier confrontación interna. Ese
es el objetivo.
Jesús decía que mientras
estuviésemos en el mundo (dualidad) tendríamos que estar, vigilantes…
…Vigilantes para permanecer en el
AHORA, ya que: “Cada día, trae su propio
afán”.
En
la época en que estaba más paralizada por el miedo, hasta el extremo de que
salir de casa era para mí una auténtica odisea anticipatoria, con sus
correspondientes “somatizaciones”
físicas del miedo, las “herramientas” que más me ayudaron a transcender aquel
penoso estado de conciencia, fueron tener la certeza de que desde el SER había un Amor
absolutamente incondicional e inmutable hacia mí (yo ya lo había experimentado
en carne propia, tras salir mi kundalini por la coronilla...)
No obstante, bajo aquel estado de bloqueo, no lo podía
sentir como lo tuve los meses
posteriores a la sublime experiencia, por mucho que yo luchase por volver a
tener aquel maravilloso estado de conexión,
pero sí sabía que, a pesar de todo,
estaba ahí... Era como la certeza
de saber que el Sol siempre está brillando en el cielo aunque, de cuando en
cuando, lo tapen los nubarrones y no podamos verlo ni sentir su calor.
Esa
certeza fue lo primordial para embarcarme en
la acción voluntaria e imprescindible, para transcender aquel “desierto” que, durante un período de mi vida, se adueñó de mí.
A
partir de ella surgieron “herramientas” a poner en práctica para salir de la
penosa paralización en la que estaba.
Afirmaciones cargadas de Voluntad Superior que me pusieron en movimiento hacia
adelante, como:
“DETRÁS
DE ESTE MIEDO, ESTÁ MI LIBERACIÓN”.
Así
me ponía en marcha, sabiendo que la acción era de suma importancia en este
trabajo para dejar los circuitos neurobioquímicos nuevos, más allá del miedo, impresos
en mi cerebro y en la bioquímica de mi cuerpo
y por supuesto, activados en mi ADN.
“EN
LA CAPACIDAD QUE TENGO DE ACEPTAR, DE TOLERAR, DE SENTIR…MI VULNERABILIDAD, MI
DEBILIDAD, MI HUMANIDAD… RESIDE MI PODER”.
No
se trataba de negar lo que estuviera sintiendo, fuera la emoción que fuese, ni
de negar las circunstancias que me contraían por el miedo y la resistencia, o
de negar, incluso, cualquier malestar físico o somatización…se trataba de
enfocarme en que detrás de ellas, atravesando esa incomodidad y se presentase
como se presentase, estaba la Verdad que Yo Soy, estaba mi LIBERACIÓN.
Es como meterse en “el ojo del huracán”, en el “Punto de Quietud” o Punto Cero, en
dónde se conecta con todos los
potenciales milagrosos del SER.
Llegar a este punto central de la
cruz, es lo que ejemplifica Jesús en la Crucifixión. Con ello se transmite que
todos los opuestos, horizontales y verticales, de todas las dimensiones del pequeño universo que somos cada uno de
nosotros, se unifican en el centro de la cruz o Punto Cero, pero antes de ello,
ha tenido lugar una batalla interna representada en la agonía de Getsemaní.
Esto es una dinámica que se da a
lo largo de todo el Camino de integración interior, sólo que en las últimas
etapas se siente como si no hubiera “velos” que pudieran amortiguar el dolor
que produce la confrontación de las energías.
Así pues, si la tendencia era a
huir, a no querer confrontarme con lo que emergiese…ahora se trataba de ir
adquiriendo la maestría para permanecer en QUIETUD, ACEPTANDO, PERMITIENDO,
RESPIRANDO…SIN MODIFICAR NADA…SIN JUSTIFICAR NADA…SIN PENSAR…SÓLO SINTIENDO Y
DANDO ESPACIO A LA CONTIENDA QUE SE DESARROLLABA EN EL INTERIOR, CON TODA LA
PACIENCIA QUE ME FUERA POSIBLE.
Claro,
de esta manera y con este enfoque, mi creación vieja paralizante, ante tal
batalla interior, iba transformándose en
una creación cada vez más liberadora y jubilosa, además de dejar en mí esa
maestría de poderme situar en el AHORA, en dónde reside verdaderamente nuestro
PODER CREADOR.
Gracias
a Dios, todo aquello ya pasó y yo me siento enormemente agradecida por ello.
Disfruto muchísimo de todas las cosas pequeñas, esas que para otros puedan
parecer insignificantes. Yo las valoro muchísimo porque me pasé años en un
estado que me impedía disfrutar de VIVIR EN EL AHORA.
Y
con gran júbilo y alegría, el ADN que sané y activé en mí, con nueva
información, emite a través de la unión de nuestros respectivos Campos, una energía que facilita la sanación a otras
personas que están haciendo su Camino y en ocasiones, pasando por el mismo
miedo extremo que yo pasé,
transfiriéndose de un ADN a otro ADN, unos
códigos con la información de desactivación del miedo.
Esto
lo he constatado, con gran alegría, en varias personas que se han ido
recuperando del miedo ancestral, visceral, que las tenía paralizadas durante
años. Esto es algo que sólo puede entender quien ha pasado por ello.
Personalmente, reconozco que estas
recuperaciones son, de lo más jubiloso
que he sentido en mi vida: Ver cómo otras personas se van liberando y
recuperando su PODER, es uno de los mejores obsequios que una persona puede
recibir. Además de ver reflejado lo mejor de mí
misma en ellas; lo peor de mí ya me costó lo mío integrar y transcender.
Cuando las veo tan recuperadas,
tan llenas de esperanza y ánimos
renovados, realizando su propio e intransferible Camino interior, doy gracias
al Padre y reconozco que todo lo que tuve que pasar y transcender, con tanto
esfuerzo, tesón, respeto y amor por mí misma, mereció la pena.
Realmente
la Vida es un escenario maravilloso para experimentarnos a nosotros
mismos, viviéndola, “impregnándonos” en ella, tomando conciencia de nuestros claros y oscuros, reconociendo por contraste, gracias a ellos,
Quienes Somos de verdad. Y mientras, vamos realizando el viaje de regreso
hacia la Casa del Padre, como “El hijo pródigo” hacia los brazos de su Padre.
Este es realmente un viaje para
los AUTÉNTICOS. Llegados a este punto evolutivo, ya no sirve “hablar de
boquilla” ni desde las teorías mentales
porque sólo desde la autenticidad del
que se ha metido de lleno en la experiencia de la Vida, siguiendo su propia
“brújula del alma” para salir de las “tormentas” en él mismo, se tiene la
capacidad para transcender el miedo. Se
adquieren así las frecuencias que le sirven como llave para neutralizar al “Guardián del Portal” hacia la
multidimensionalidad del SER.
Esa es nuestra Herencia Divina: El Tesoro o
Reino de los Cielos, que decía Jesús.
Un
Campo energético que ha sido unificado a
través de transmutar e integrar las
frecuencias del miedo por las frecuencias del AMOR, es un Campo que irradia una
energía muy poderosa, capaz de regenerar
positivamente todo lo que entra
en su radio de acción.
Una
vez comprendido todo esto, sólo nos
queda llevarlo a la práctica, a la total Realización. Sabiendo que conforme
ascendemos a los espacios multidimensionales del SER, cuyas frecuencias no
tenemos conceptos humanos para entender, los próximos pasos a seguir, serán
abandonarnos a Él, aceptando el hecho de
que no sabes qué hay más allá…pero ya prima en ti la total CONFIANZA de que Él
te lleva…y tú ya no quieres otra cosa que eso.
Y
Él te lleva de la mano…cuando permaneces en ese
PUNTO DE QUIETUD en el que has aprendido a estar, en el que te
transfiguras en su “Recipiente” para
integrar todos los “aspectos” dimensionales
dentro de ti mismo, te conviertes en “Recipiente” del Espíritu, del Todo
lo que Es, que tú Eres, que Yo Soy.
UN
ABRAZO DESDE EL ALMA CON TODO MI AMOR:
María
del Carmen Ortega Molina.
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