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por Gillian MacBeth-Louthan
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El GENIO EN LA BOTELLA
Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan
Estamos conectados con todo en el Universo. No hay nada de lo que no seamos parte; todo fluye a través de nosotros y hacia nosotros. Nuestras energías, nuestros pensamientos y nuestras palabras fluyen a través de toda vida, en la Tierra y en todas partes. No tenemos fin ni principio sino un flujo continuo de luz, cambiando de forma una y otra vez. Estamos perfeccionando nuestra forma continuamente en cada una de nuestras encarnaciones. Hemos sido innumerables formas, desafiándonos deliberadamente a nosotros mismos para ser más y más mientras recorremos el laberinto estelar hacia casa, a la Fuente, sabiendo en lo profundo de nuestro ser que en este tipo de existencia no hay ningún fracaso, sólo evolución.
A medida que alcanzamos la cúspide en este nivel de existencia y evolución, empezamos a darnos cuenta del efecto que tienen nuestras palabras, pensamientos y miedos en este momento decisivo de la humanidad. Hablamos sin pensar, creamos por capricho y profetizamos desde el miedo. Hablamos como niños de escuela pensando que nuestras palabras no significan nada, sin darnos cuenta de que se crearon mundos con una palabra, un pensamiento, un decreto. En nosotros está el poder de destruirlo todo o crear una utopía, un cielo en la tierra. Con nuestras palabras frívolas, saboteamos nuestras propias vidas, nuestras finanzas, nuestra salud, nuestro matrimonio y nuestro futuro.
Cada pensamiento que tienen está vivo. Cada palabra que pronuncian nace a la existencia. Ustedes la liberan de su reino interior. Como si dejaran salir a un genio de una botella, sus palabras, sus pensamientos, esperan sus órdenes para entrar en el mundo de la materia y hacer lo que hacen mejor, ¡crear! ¡Toda creación es hecha por ustedes, para ustedes y a través de ustedes! El tiempo entre el pensamiento y la manifestación se hace más y más breve, forzando la atención de todos al vestíbulo de espejos de la responsabilidad. Es allí que nuestros reflejos mundanos sacuden la esencia misma de nuestra alma. Nos preguntamos: ¿Fuimos nosotros los que creamos esta confusión? Cada situación es obra nuestra, una creación concisa y perfecta, puntuada, perforada y configurada para la gente por la gente.
Hacemos esto como individuos, como países, familias, continentes y mundos. Tantas oportunidades para aprender y evolucionar, sin conocer el poder del instrumento a la mano. Hacemos lo mejor que podemos para cumplir profecías antiguas y bíblicas, creyendo a cierto nivel que quienes vivieron antes sabían más que nosotros, cediéndoles nuestro poder y nuestro mundo a los huesos enterrados del pasado. Si esas mismas personas profetizaran hoy en día, nos reiríamos considerándolos excéntricos o miembros de alguna secta, sin honrar sus palabras, ni sus miedos. El mundo exterior sólo refleja nuestros pensamientos y diálogo internos. La vida no es algo que nos sucede, es algo que nosotros creamos continuamente.
Sabiendo que podemos crear y creamos colectivamente, pongamos manos a la obra y creemos un mundo de armonía. Veamos a nuestro vaso del mundo siempre lleno en vez de medio vacío y desganado. Toda vida responde a sus pensamientos. Saber cuán poderosas son nuestras palabras las 24 horas del día por toda la eternidad nos arruina un poco nuestras bromas. Lo que podamos decir aún bromeando va a expandirse a través de todo espacio y tiempo. Lo que decretamos para otro nos lo regalamos a nosotros mismos. Nuestros enojos, nuestros miedos, nuestros celos se están animando, vivitos y coleando, pateándonos a su vez para atraer nuestra atención. Hoy se encuentran donde los han traído sus pensamientos; mañana estarán donde los lleven sus pensamientos.
EL CÓDIGO ‘MENOS QUE
Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan
Nos encontramos en un punto intermedio entre lo que creemos en nuestro corazón que es posible y lo que vemos en nuestro mundo. Nos aferramos a la cuerda de salvamento espiritual que pende de los altos acantilados mientras intentamos una y otra vez impulsarnos hacia arriba de la ladera de lo que parece una superficie resbaladiza insuperable. Todas las técnicas que nos han enseñado en el pasado no parecen adherirse a las moléculas de este nuevo mundo que escribe sus propias reglas.
No se escuchan las plegarias, no se reciben respuestas y los memorandos son arrojados a la basura, nada parece estar escuchando nuestros gritos de auxilio. Nos hallamos en la calle de nuestra vida con el ojo del huracán mirando directo hacia nosotros. Parece que nos señalan a todos pues gastamos hasta la pelusa de nuestros bolsillos en cargar combustible o alimentar a nuestras familias. Les gritamos consternados a los dioses pues sentimos que se han roto demasiadas promesas. Buscamos respuestas en las páginas amarillas y nadie nos devuelve nuestras llamadas.
Todos parecen estar en trance mientras caminan sin rumbo por sus vidas sin ninguna esperanza de un futuro brillante. Cada precio que dijimos que “nunca pagaríamos” lo pagamos ahora con una gran cólera que nos guardamos e internalizamos. Nos contenemos y aferramos a lo poco que tenemos estrangulando la economía misma, imponiendo el código del “menos que” a su máximo grado, sintiendo que la “última esperanza” se ha marchado.
No vemos ningún alivio a este ataque de la oscuridad que nos tiene a todos angustiados. Sabemos que la vida nunca volverá a ser la misma y lloramos por los tiempos más sencillos y seguros que quedaron sólo unos pocos meses atrás y ahora parecen estar a años luz. Los castillos de arena de antes han sido arrastrados por las mareas que parecen volverse contra nosotros. Sin embargo, muy dentro de nosotros todavía vive un solo grano de fe. No es nuestra fe en Dios lo que cuenta en estos momentos, es la fe de Dios en nosotros lo que trae la finalización de este reinado de fuego y azufre.
La oscuridad se alimenta de la duda y el miedo. Quiere que renunciemos y nos rindamos a un futuro sombrío sin esperanzas. Puesto que somos los guardianes de la última esperanza alimentada por la convicción y fe del Creador en nosotros, es nuestra misión y deber sostener en alto esta luz de esperanza para que todos la vean. Hablen de esperanza y fe granular a todos los que encuentren, no les permitan que los hundan en el fango de la desesperanza ni los ahoguen en el mar del miedo. Ustedes son la luz en el futuro oscuro que tantos ven. Dejen que su pequeña luz brille en lo que parecen ser los días más oscuros. La esperanza burbujea ahora suavemente hacia la superficie luego de estar demasiado tiempo en el fondo del barril. Porque una chispa de esperanza puede encender un mundo entero. No alimenten el miedo de las masas. Mantengan su luz resplandeciente, alimentando la llama de la esperanza para mantener al planeta abrigado y a salvo.
La humanidad es la única especie que fue hecha a imagen del Creador y contiene todas las credenciales y los ingredientes para hacer grandes hazañas. Es hora de tomar la fe que depositó en nosotros el Creador e invertirla en un futuro lleno de esperanza. Nunca podemos dejar de creer en tiempos mejores, en la bondad de la gente, en la justicia universal. Nunca podemos dejar de creer en nuestros sueños para nosotros mismos y aquellos a los que amamos.
Gillian MacBeth-Louthan
PO Box 217
Dandridge, Tennessee
37725-0217
www.thequantumawakening.com
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Traducción: Margarita López
Edición: Susana Peralta
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