Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

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A través de estas herramientas te encuentras con tu verdadero Ser...aqui estamos....esperando darte la mano.........

26 de mayo de 2013

EL ÚNICO FUTURO POSIBLE


Para que el alma humana pueda vivir en el mundo material y ser feliz tiene que encontrarse a sí misma. Porque nada hacemos si no lo hacemos desde lo que somos. El frenesí de la vida moderna expresa la cualidad de la sustancia pero no la naturaleza del alma que la habita. Sólo desde lo que se es, se puede actuar porque, de lo contrario, la vida nos actúa, nuestras creencias, deseos e instintos nos imponen su dirección y su ritmo y deciden por nosotros.

He reflexionado mucho y siempre llego al mismo punto. El camino es hacia adentro, hacia lo que somos. Cuando actuamos alejados de lo que somos, estamos expresando la naturaleza de nuestros vehículos físico, emocional y mental, pero no nuestra naturaleza superior. Allí radica la tragedia de nuestra civilización moderna y su humanidad que identificada todavía con la forma la ha asumido como su única naturaleza y la expresa con toda la fuerza que
le otorga el desarrollo intelectual alcanzado. Así como el núcleo atrapa el electrón para componer un elemento, así nosotros, copiando la conducta de la materia, queremos atrapar todo lo que nos gusta creyendo que podemos poseerlo y terminamos poseídos por nuestras posesiones…

Nuestra civilización perdió su rumbo, se quedó sin alma. Le hemos dado tanta importancia a la forma que hemos descuidado peligrosamente el alma, la conciencia, lo que en verdad somos. Y la conciencia es la que sabe, la que conoce, la única que puede guiarnos por los senderos de la vida material sin peligro. Le hemos dado la espalda y estamos al borde de una catástrofe mundial por la indebida contaminación producto del deseo egoísta y el ansia de tener, que estimulada por los medios de producción, sacrifica la vida misma. ¡Qué paradoja tan grande! Contaminamos el aire, el agua, la tierra y no hemos contaminamos el fuego porque no podemos.

No somos una humanidad feliz. Unos mueren de hambre y desnutrición y otros enferman de tanto comer o de comer productos inadecuados para el cuerpo humano que la industria de alimentos se ha encargado de promover.

No somos una humanidad feliz porque no se puede ser feliz en la negación de lo que uno es. Las raíces profundas de la vida humana están en el alma, en la conciencia. La Ley natural del alma es el amor y su expresión, la fraternidad. Por lo tanto no compite, comparte; es solidaria. Su instinto es el servicio. Se sacrifica por el bienestar de los demás. No tiene ansías de enriquecerse materialmente porque conoce lo transitorio de las posesiones materiales pero enriquece la vida y la respeta. El alma incluye en su ser aquello que quiere conocer, se convierte en aquello y, por lo tanto, lo conoce. En otras palabras, ama, se pone en la misma longitud de onda, se hace uno y como resultado, conoce. Es sabia.

En las cualidades del alma está retratada nuestra futura civilización. Y es el único futuro posible, porque si seguimos el juego del egoísmo y el consumismo, si seguimos con la competencia, la guerra, la desigualdad, si dejamos que el mercado mundial se dirija a sí mismo, sin la guía del alma humana, no tenemos futuro.

Por dos mil años, hemos rezado … “venga a nosotros Tu Reino…” Sí, se lo pedimos a nuestro Padre Celestial, pero no hacemos espacio para que descienda. Nuestro mundo mental repleto de pensamientos formas que dan vida al egoísmo, al consumismo; nuestras emociones y su empeño vano de poseer y nuestros armarios llenos de cosas que no usamos… dime, ¿por dónde va a descender el Cielo?

En los albores de este nuevo tiempo tenemos una tarea ardua: crear la civilización que exprese afuera la verdad de lo que somos por dentro. Esa civilización es la del alma y sus cualidades: la solidaridad, la fraternidad, la protección de los más débiles por los más fuertes, la abolición de la violencia y su producto, la guerra. Es la forma de vida que nos vino a mostrar el Cristo cuando nos dejó la enseñanza del amor verdadero. La tenemos desde hace más de dos mil años. ¿Qué ha pasado con ella?, ¿dónde la dejamos olvidada?

Te recuerdo sus palabras: Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo." Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque El hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.”

Tú eres el Alma, la Conciencia, la Luz de este Mundo. No permitas que la corriente de la vida material te arrastre, recuerda que al final tienes que dejar atrás todas las posesiones materiales y solo te llevas la comprensión alcanzada, el amor desplegado, la expansión de tu conciencia. Si quieres trabajar por un mundo mejor vive reconociendo el Ser espiritual; mantente en la luz del alma, permanece en contacto con el Dios Amor que te habita. Es la tarea principal, la del momento, la que traerá el Reino de los Cielos a la Tierra porque es desde allí desde donde puedes ejecutar las acciones que la Vida espera de ti. No hay otro lugar. Todos los días, al despertar reconócete y decreta:“Yo Soy el Alma.” Reconoce tu verdadero ser, conéctate con tu fuente de Luz y Verdad. Entrégate, y no te resistas al amor. La oración que contiene la entrega es una flecha que cruza veloz el espacio y llega a Dios.

“Alma mía, te entrego mis pensamientos, mis sentimientos y mi cuerpo porque “Yo soy Tú y Tú eres Yo. Guía mi vida”

Y en el Alma Una permanecemos unidos por siempre,

Carmen Santiago

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