La “señal de la cruz” es más que un simple gesto religioso; es un acto simbólico profundo con un profundo significado energético y espiritual.
La “cruz”
representa la unión entre el eje vertical y el horizontal:
- Eje vertical (cielo-tierra): Representa la conexión entre el Ser Superior (Dios, el Espíritu) y el mundo terrenal. Al tocar la frente y luego el pecho, se honra esta alineación divina, recordando que somos un canal entre el cielo y la tierra.
- Eje
horizontal (humano-humano): Al tocar los hombros, se representa la relación con
los demás. El amor al prójimo, la compasión, el servicio y el equilibrio con el
entorno.
La “cruz”,
simboliza el punto de encuentro entre lo divino y lo humano, entre el espíritu
y la materia, entre el yo interno y el mundo exterior.
La “señal de
la cruz” activa y protege centros energéticos clave:
- Frente
(tercer ojo): Invoca claridad, sabiduría y conexión con la intuición.
- Pecho
(corazón): Centra la energía en el amor, el perdón y la compasión.
- Hombros
(fuerza y acción): Invoca protección, equilibrio de polaridades, y disposición
para actuar con conciencia.
Al hacer
esta señal con presencia, se convierte en un acto de alineación energética y
espiritual.
Trazar la
“cruz” es un acto de humildad, de rendición consciente al plan divino,
reconociendo que la vida tiene un propósito superior más allá del control del
yo pequeño.
La “cruz” es
un símbolo de protección energética, ya que al trazarla, se invoca la luz, se
sella el campo áurico y se refuerza la presencia de fuerzas espirituales
benévolas.
Cuando se
dice “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, se invoca una
triada espiritual que puede interpretarse más allá del dogma como:
- Padre: la
Fuente, el Origen, la voluntad divina.
- Hijo: la
manifestación, la encarnación del espíritu en la materia.
- Espíritu
Santo: el aliento divino, la energía viva que fluye y transforma.
“La señal de
la cruz”, es un anclaje que nos recuerda que somos seres espirituales viviendo
una experiencia humana, guiados por una fuerza superior que habita en y a
través de nosotros.
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