Hermanos! Que la Gran
confraternidad humano dévico, active la plasmación de la Cultura de Paz!
Hemos dejado el
predominio de las energías masculinas que permitieron el desarrollo del
patriarcado, que por sus excesos nos ha puesto en el capitalismo salvaje y al
borde de nuestra propia autodestrucción. No obstante, no hemos anclado aún
las energías femeninas que permitirían el equilibrio de los principios
femenino y masculino.
El equilibrio del
yin y del yang, de lo positivo masculino y de lo negativo femenino, es
necesario para lograr una civilización sustentable una Cultura de Paz.
Cultura es el culto a ur = culto a la luz, somos más cultos cuanto más luz logramos precipitar en nuestras relaciones, en nuestras costumbres, en nuestro diario vivir. Para que la Luz se incremente es imprescindible que se desarrollen cualidades femeninas, ya que las cualidades masculinas, positivas y negativas han alcanzado un amplio desarrollo en los últimos cinco mil años.
La cultura y la paz hacen al humano verdaderamente invencible, al comprender todas las condiciones espirituales se transforma en tolerante y abrazante. Cada intolerancia no es más que un signo de debilidad¨ escribió Nicolas Roerich.
Si queremos hacer nuestro aporte para que las cualidades femeninas se plasmen en lo manifestado podemos reconocerlas cuando:
1. Se
crean espacios vientres, donde crecer, cambiar, donde transformarse. Espacios
sin criticas ni separación, donde lo nuevo puede anclarse, donde vivir procesos
de metamorfosis y de transfiguración. Donde lo viejo se disuelve y aparece lo
nuevo del modo en que el ave fénix renace desde sus cenizas. Lugares donde se
sostiene el fuego, la pasión, donde se vive de tal modo que las circunstancias
y la vida tienen sentido.
2. Se
ejerce un poder irresistible, sin el uso de violencia alguna, sin ninguna forma
de avasallamiento, como cuando la presencia de una rosa satura con su
aroma irresistible toda una habitación.
3. Se
protege al vulnerable, a los que no pueden defenderse por sí mismos, a
los débiles.
4. Se
trabaja intensamente para preservar los vínculos, las relaciones humanas,
tejiendo muy fuerte el entramado de la vida. Las redes de apoyo, cooperación y
contención.
5. Se
practica el perdón, la restauración y la reconciliación.
6. Cuando
la compasión infinita del Buda es invocada y expandida sobre la faz de la
Tierra.
Las estamos viendo
emerger cuando reconocemos a la Tierra como nuestra Madre, “´aquella en la cual
vivimos nos movemos y tenemos el ser¨”. Cuando la hipótesis Gaia es
aceptada por la ciencia. Cuando los movimientos ecológicos nos llaman a
proteger todo lo creado.
Que cada uno de nosotros
se sume a estas manifestaciones puede hacer la gran diferencia.
Un abrazo desde el fuego
del corazón.
Marta N. Paillet
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