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15 de marzo de 2015

Dos niveles de certeza

Al comienzo de la porción de Qui Tisá, el Creador le dice a Moshé: “Cuando eleves la conciencia de los israelitas…”, de lo anterior entendemos que este Shabat se trata acerca del proceso para elevar nuestra conciencia de un nivel hacia otro. ¿Cuáles son estos dos niveles y por qué es tan importante que nos elevemos?

Se dice que antes de que Amalek llegase a los israelitas, estos tenían duda; en el sentido literal el verso dice: “¿Está con nosotros la Luz del Creador o no?”. Incluso aunque los israelitas se encontraban en una posición en la que habían recibido tanto y donde los milagros eran muy claros para ellos, seguían preguntando “¿Dónde está la Luz?” y por ello se abrieron a recibir todo tipo de negatividad.


Rashi, el gran Kabbalista y comentarista, explica que existen dos tipos de certeza entre las personas espirituales y es muy importante entender y darnos cuenta de cuán diferente son estos niveles entre sí y las consecuencias que tiene cada uno. Para el primer grupo de personas, incluso para aquellos que tienen certeza, la única forma de conocer y de conectarse con la Luz del Creador es cuando reciben. Cuando no están recibiendo bendiciones o sustento, incluso la esencia de la existencia de la Luz del Creador se marcha de sus conciencias. Su certeza depende del recibir. En este nivel de conciencia ellos no tienen la habilidad de tener certeza de que la Luz del Creador los asistirá. Este estado, el cual es el estado de la mayoría de las personas, incluso de personas espirituales y conectadas, está asociado con Zeir Anpín, que en arameo significa “rostro pequeño” o conciencia pequeña. 

El segundo es el nivel que debemos esforzarnos por alcanzar. En este nivel una persona está conectada con la Luz del Creador y ve la Luz de manera tan clara todo el tiempo y sabe con certeza que en todo momento todas las cosas, todo el sustento y todas las bendiciones, provienen de la Luz del Creador. En este nivel, la persona está conectada con lo que se conoce como “El anciano de días” o Atik Yomim.
Rav Áshlag dice que estos nombres, Zeir Anpín y “El anciano de días”, no se refieren al Creador quien nunca cambia, sino al nivel de conexión y de conciencia del individuo. Si te encuentras en el primer grupo, en el cual desafortunadamente se encuentra la mayoría de las personas, entonces tienes esa conciencia y por ello tu Creador es Zeir Anpín, el rostro pequeño. Pero cuando tienes claridad todo el tiempo y ves la Luz del Creador en todas las cosas, entonces estás conectado con el estado de conciencia llamado Atik Yomim, El anciano de días. Una persona con la conciencia de Atik Yomim sabe (no es que le gustaría saber o le gustaría tener certeza, sino que está seguro) que la Luz del Creador puede crear milagros en cualquier momento, incluso en un lugar de gran peligro.

Aprendemos que la conciencia que tenemos de hecho influye en qué tipo de Luz y cuáles milagros recibiremos. En el Talmud está escrito: “Incluso si una persona tiene un cuchillo en su garganta no debería detenerse a sí mismo de recibir misericordia”. La anterior es una declaración muy interesante, incluso si el cuchillo está en la garganta de una persona, es decir: la persona está a punto de morir, ésta no debería evitar que la Luz de misericordia del Creador sea revelada sobre él ya que la Luz del Creador es misericordiosa, siempre da y es capaz de crear milagros. No existe lugar donde la Luz del Creador no se encuentre; sin embargo, si un individuo no tiene esa certeza y esa claridad, entonces hace que los milagros no ocurran. A partir de esto aprendemos que es la carencia de certeza lo que detiene la manifestación de los milagros.

Es muy importante que entendamos lo anterior: sólo puedes atraer las cosas desde donde estás conectado. No puedes vivir toda tu vida en el plano de Zeir Anpín, donde tu certeza depende de lo que recibes, y pensar que atraerás milagros de Atik Yomim, el cual es un estado más elevado. Las cosas no funcionan de esta manera. Sólo puedes atraer aquello que proviene del nivel al cual estás conectado.
De modo tal que, los que estamos en el primer grupo nos encontramos en un gran peligro, ya que la certeza depende de lo que ocurre en el exterior. En ese caso estamos conectados con el plano de Zeir Anpín únicamente, el nivel en el cual la Luz del Creador es disminuida, y en donde estamos deteniendo los milagros. Esto quiere decir que todos nosotros, y cada día, al grado en que todavía estemos conectados únicamente con plano de Zeir Anpín, detenemos los milagros y evitamos que ocurran, porque nuestra certeza depende de lo que vamos a recibir.

¿De dónde provienen los milagros? Los milagros provienen del individuo que está conectado con el plano de Atik Yomim, ese plano más elevado de certeza que no depende de lo que recibas en ese momento, o estar en un estado en el que recibir no es ni siquiera posible. Tienes que recordar esta frase: del lugar en el que se encuentran tus pensamientos y tu conciencia es de dónde atraes las cosas. Los milagros no provienen del plano de Zeir Anpín, los milagros provienen del plano más elevado de Atik Yomim, el anciano de días. Pero para poder atraer milagros necesitas estar viviendo en ese plano. 

Recuerda que sólo puedes atraer las cosas desde el plano al cual estás conectado. Si estás conectado al nivel en el cual tu certeza es pequeña, el plano llamado Zeir Anpín, entonces sólo podrás atraer cosas desde ese plano. Pero si estás conectado con la certeza ilimitada, atraerás las cosas desde un lugar de milagros ilimitados. Ésta es una enseñanza hermosa y muy poderosa.

Por ende, en relación con regresar a donde comenzamos, cuando los israelitas cayeron y preguntaron “¿está el Creador con nosotros o no?”, el Zóhar dice que lo que ellos en realidad estaban preguntando era: “¿Dónde se encuentra nuestra conciencia? ¿Está en Zeir Anpín, la conciencia limitada y dependiente? O ¿Está en la certeza de Atik Yomim?”. Y sólo si te mantienes constantemente en la conciencia de la certeza ilimitada de Atik Yomim es que estás fuera de la negatividad, de la posible oscuridad de este mundo. Esto es lo que Moshé nos entrega en este Shabat.

En este Shabat, Moshé nos eleva y levanta nuestra cabeza y nuestra conciencia desde Zeir Anpín y nos conecta con Atik Yomim, en donde ninguna negatividad puede tocarnos. Él nos eleva desde estado de certeza limitada y dependiente hacia el estado de certeza ilimitada que no depende de nada. En realidad, esta enseñanza es tan hermosa que incluso si nadie la entiende, me siento feliz de haberla traído a este mundo. Sin embargo, espero que todos tomemos el poder y el obsequio que Moshé nos da este Shabat, no sólo para que lo tengamos y nos aferremos a él, sino para continuar el trabajo para esta semana y para toda nuestra vida. 

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