Para que tomemos consciencias que este día no es para hacer bromas. Es un día de reflexión.
Gala Shendrix
En el Evangelio de Mateo, en el Nuevo Testamento, aparece citado el profeta Miqueas, quien a finales del siglo VIII a.C. anunció el nacimiento del futuro rey de los judíos, el Mesías, en Belén, donde efectivamente nació Cristo, en una de sus grutas.
Herodes el Grande, rey de Judea auspiciado por los romanos, se había caracterizado ya desde inicios de su reinado por eliminar sistemáticamente a sus enemigos.
Cuenta
la leyenda que se sintió traicionado por los Magos de Oriente, quienes debían
indicarle el lugar exacto del nacimiento de Cristo, determinado por una
estrella (la conjunción de Júpiter y Saturno).
Pero
un ángel se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al
niño y a su madre, y huye a Egipto; quédate allí hasta que te avise, porque
Herodes va a buscar al niño para acabar con él".
Herodes
se sintió burlado y, completamente enfurecido, ordenó ejecutar a todos los
niños menores de dos años nacidos en Belén y en sus alrededores para intentar
deshacerse así de Cristo. Este episodio truculento y fantasioso se conoce como
la Matanza de los Inocentes y se recuerda el 28 de diciembre, el día de los
Santos Inocentes.
En
el relato evangélico, Herodes I el Grande es «el arquetipo de todos los
sanguinarios» que no dudan en sacrificar a los indefensos. De allí proviene el
sobrenombre por antonomasia de «inocentes».
Herodes
actuó por miedo: temía a Jesús, niño a quien los magos de oriente designaron
como el rey de los judíos, recién nacido: «Al enterarse, el rey Herodes se
sobresaltó y con él toda Jerusalén» (Mateo 2, 3). El poderoso tenía miedo de
que lo nuevo pudiera quitarle poder: «Herodes tenía poder sobre la tierra y
sobre los hombres. Pero éste no era la expresión de su fuerza interior, sino
que estaba acuñado por el miedo. Por eso él asesina cruelmente a todos sus
rivales. Por su temor hace matar a todos los niños de hasta dos años de edad.
Herodes está atrapado en su miedo. Y su política, la que él ejerce, es una
política de miedo. Y así difunde por doquier a su alrededor únicamente terror.
Los hombres que se aferran a su poder por miedo abusan del poder. Y solo pueden
mantener su reinado al infundir miedo».
Herodes
es el prototipo de todos los opresores que asesinan solo por miedo a perder un
ápice de poder. En los inocentes de Belén vemos una realidad que siglo tras
siglo, década tras década, empaña la historia de la Humanidad y se torna en
rostros concretos, independientemente de las razas o religiones.
La
matanza de inocentes es una realidad que no podemos negar, de la misma forma
que cada época ve surgir un nuevo faraón-Herodes que hace de la vida humana un
objeto de trabajo, de libre uso o de placer, sobre el que decide según su
conveniencia. Los santos inocentes están vivos hoy y siguen mostrando sus
rostros perseguidos, clamando por justicia.
Pero
a pesar de todo esto, la Luz venció a la oscuridad, porque Herodes no pudo deshacerse
de Jesús. Y además tuvo un tremendo final.
A
los 70 años Herodes murió, «castigándolo Dios por los crímenes que había
cometido».
Y
aquí les cuento el final de Herodes (muy interesante para analizar).
"Herodes
empeoraba cada día porque la enfermedad le había acometido cuando casi contaba
con setenta años y le minaba la tristeza de las desgracias sucedidas con sus
hijos... el rey se extinguía de tristeza y de enfermedad... En medio de estas
desdichas se produjo una especie de revuelta popular...al saber que la
enfermedad del rey era incurable...
Esta
dolencia progresó en un par de meses, "la enfermedad de Herodes se
agravaba día a día, castigándole Dios por los crímenes que había
cometido", período durante el cual Herodes se trasladó desde Jerusalén a su
palacio en Jericó. "Al poco tiempo la enfermedad lo dominó por completo,
desgarrándolo con múltiples padecimientos. Tenía una fiebre constante,
intolerables dolores en todo el cuerpo, continuo malestar en el colon, tumores
en los pies, el vientre hinchado y una putrefacción en los genitales. Sólo
lograba respirar, si bien con dificultad, estando sentado; se le agarrotaban
los brazos y las piernas"...cuando estaba de pie se hacía desagradable por
su respiración fétida". Sin embargo, Herodes "...esperaba curarse y
llamaba a los médicos, ateniéndose a sus prescripciones". Una de ellas fue
un baño en las termas de Callirhoe, a orillas del Mar Muerto. "Allí los
médicos juzgaron oportuno introducirlo en un recipiente lleno de aceite
caliente, del que salió con los ojos extraviados como un difunto". Regresó
entonces a Jericó "...atacado de la bilis negra y en tal estado era fácil
presagiar su muerte"...con un ataque de furia, de indignación contra todo
el mundo..." y "...les dijo que por los muchos dolores que lo estaban
atormentando, no estaba muy lejos de la muerte". Mandó entonces tomar
prisioneros a los principales hombres judíos y expresó: "Bien sé que los
judíos celebrarán mi muerte, pero podré ser llorado por otro motivo... maten a
los prisioneros inmediatamente después de mi fallecimiento y todas las familias
de Judea llorarán". Su muerte ocurrió el año 4 aC.
MORALEJAS:
El
que mal anda, mal acaba.
A la
larga, llega la justicia divina.
Hay
seres que solo serán recordados por el mal que hicieron, pero la Luz siempre
triunfa.
(Estamos
en tiempos de "matanzas de inocentes", con unos cuantos
"Herodes" y "Herodas" dando vueltas por ahí, justo en el
tiempo en el que en el cielo vuelve a formarse la Estrella de Belén. Cualquier
parecido con la realidad, ¿es mera coincidencia?)
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