Hay una enseñanza que me parece muy hermosa y también práctica que está relacionada con Shabat Tetsavé, un Shabat que consiste en la activación de nuestra conciencia. Dice que cada acción espiritual positiva que hacemos crea una vela. Dice que un alma que se transforma y se conecta en esta vida crea velas o llamas. Y después de que esa alma deja este mundo, toma esa llama y comienza a encontrar cada vez más Luz. Así pues, incluso después de que las almas elevadas dejan este mundo, siguen encontrando Luz.
El Zóhar explica lo que le ocurre al alma después de que deja
este mundo. Hay dos caminos generales: uno en el que el alma que no creó esta
gran llama de Luz a través de acciones se pierde, y el otro en el que la
persona que centró su vida en crear esta gran Luz comienza a encontrar cada vez
más Luz en los Mundos Superiores para luego revelarla a este mundo.
“La Luz está en todas partes y que está justo frente a
nosotros”.
Entonces, ¿cómo activamos y creamos esta Luz mientras estamos
en este mundo? Los kabbalistas explican que podemos hacerlo teniendo la
conciencia y el conocimiento de que en cada acción que hacemos la Luz que
creamos permanecerá por siempre. Por ejemplo, mientras leemos el Zóhar la
conciencia debe ser que esa Luz durará por siempre, que estará con nosotros
tanto en el mundo físico como cuando no estemos más en él. Y en la medida que
tengamos esta conciencia, en tal medida esa Luz pasará a ser lo que
llamamos tamid, sempiterna. Luego, después de que esa alma deja
este mundo, consigue más Luz a través del uso de la llama que creó en esta
vida.
En Salmos está escrito, y Rav Áshlag cita en Las Diez
Emanaciones Luminosas, que cuando una persona muere, se vuelve jofshi,
libre. Pero los kabbalistas explican que la palabra jofshi tiene
las mismas letras de la palabra “buscar”. Esto nos dice que aun después de ser
libres de este mundo, las almas elevadas usan la llama de las velas que crearon
para buscar más Luz. Por lo tanto, esta activación de conciencia de las velas
es algo que podemos usar en este mundo y es un concepto muy emocionante.
Anteriormente hemos hablado del entendimiento de por qué nos
falta claridad, inspiración o conexión con la pureza de conciencia que es la
Luz del Creador. Ahora entendemos que en realidad la Luz está en todas partes y
que está justo frente a nosotros.
Hay muchos momentos en nuestra vida en los que intentamos
encontrar inspiración o claridad, y como no la encontramos, la buscamos. A
veces en nuestra vida, ya sea con respecto a nuestro estudio o nuestras
decisiones, nos encontramos en una situación en la que no tenemos idea de dónde
vendrá la claridad o la inspiración. Sin embargo, una de las herramientas más
importantes y poderosas que podemos usar para encontrar la claridad y la pureza
de conciencia de la Luz del Creador es tener en claro que en realidad está
justo aquí y que solo necesitamos una vela para encontrarla.
Para explicar esto, Rav Áshlag usa una hermosa parábola en la
introducción del llamado Panim Meirot Umasbirot:
Nuestro mundo puede ser comparado con un rey que tuvo un hijo
cuando tenía una edad avanzada. Este hijo fue amado por su padre y, desde el
día que nació, el rey siempre pensó en qué podía hacer para darle más a su hijo
y en cómo podía hacerlo. Él quería asegurarse de que su hijo tuviera todas las
oportunidades para obtener toda la sabiduría. Así pues, reunió a los mejores
maestros y libros de sabiduría de todas las partes del mundo. Construyó una hermosa
sala de estudio solo para que su hijo pudiera estudiar con los grandes
maestros. Reunió a los mejores albañiles del mundo para construir salas llenas
de todas las cosas que le darían placer a su hijo. Creó salas de música. Reunió
a los mejores chefs y panaderos del mundo para que le preparan la mejor comida.
El niño creció y no tenía mente para estudiar ni deseo de
aprender. Además, era ciego; no podía ver la belleza de las edificaciones que
su padre había creado para él. También era sordo y no podía escuchar toda la
bella música que su padre había preparado para él. Incluso tenía diabetes, no
podía comer nada de la hermosa y deliciosa comida que su padre tenía para él.
Rav Áshlag dice que podemos imaginarnos cuán doloroso y terrible fue para el
rey, el padre del niño.
¿Cómo se relaciona esto con nosotros? El Creador, como el rey
hizo por su hijo, reunió todas las cosas buenas y las puso a nuestra
disposición. El Creador sembró para nosotros la claridad y la conexión con los
regalos más puros de conciencia que están aquí y ahora. A veces pensamos en la
claridad o la conexión que buscamos y parecen estar muy lejos. No obstante, lo
que aprendemos de esto es que ya sea que busquemos claridad, inspiración o
conexión, está justo allí, en este momento, disponible frente a nosotros, como
lo estaba para el hijo del rey, pero que él no podía ver ni oír.
Lo que me emociona tanto de esto es que es una enseñanza que
puede ser puesta en práctica por cada uno de nosotros en todo momento. Tal y
como Rav Áshlag aclara, tan simple como el hecho de que existimos en este
momento es el hecho de la existencia actual de la claridad, la inspiración y la
conexión que buscamos no están lejos ni en otro lugar. Mientras más certeza
tengamos en que existen ahora y de que fueron preparadas para nosotros en su
estado más elevado por la Luz del Creador, más nos conectamos con ellas.
Así pues, aunque a menudo hablamos de todo el trabajo duro que
debemos hacer para alcanzar una conciencia elevada, debemos saber que también
está aquí y ahora para nosotros. Esta enseñanza es una herramienta espiritual
práctica que podemos usar; la próxima vez que nos falte claridad o inspiración
y la estemos buscando, podemos recordar esto y despertar la conciencia de que
la claridad y la inspiración están ya aquí y ahora preparadas para nosotros en
su estado más elevado y perfeccionado. Mientras más certeza tengamos en que el
Creador las preparó para nosotros y de que están aquí, más posibilidad
tendremos de recibirlas. Esta es una enseñanza extremadamente poderosa de la
porción de Tetsavé.
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