Meditación Interacción: “Hacemos la vida real en la proyección de nuestros pensamientos”. Hasta que no estamos en interacción mutua con la realidad objetiva, la apariencia del mundo objetivo no tiene ningún significado para nosotros. Supongamos que hay una roca por la que pasamos todos los días sin prestar atención, pero de repente esta roca se vuelve
importante para nosotros. Especialmente si a lo largo de los siglos se han hecho ofrendas y se ha adorado, su valor aumenta aún más para nosotros. Para un forastero que ignora la importancia que se le atribuye a la roca, es sólo un trozo de roca. La interacción mutua entre la roca y el ser humano le dio sentido.Pensar que el significado que atribuimos a un
objeto es tan concreto y real como el objeto mismo es un error. No debemos
confundir el significado con el objeto mismo. Por ejemplo, la casa es sagrada
para todos, pero nuestro sentido de valor no tiene ninguna relación con la
realidad objetiva de la casa; la base de tal sentimiento radica en nuestros
valores espirituales y recuerdos que hemos asociado con nuestra casa. Cuando
nuestra casa se derrumba, lo que realmente nos entristece no es el valor
material de la pérdida, sino el valor espiritual que le hemos atribuido.
Si nuestra capacidad para percibir la realidad
está alejada de la objetividad, como sugieren algunas filosofías, entonces
deberíamos percibir lo que vemos a nuestro alrededor como irreal. Sin embargo,
los seguidores del Tao sostienen lo contrario: que debemos estar en interacción
mutua con el mundo exterior. Si no hacemos ningún esfuerzo en esta dirección y
no interiorizamos el significado que sólo podemos explicar a través de los
sentidos y sus reflejos en nosotros, la ignorancia envolverá nuestro ser. Comenzaremos
a dudar de nuestra existencia. Evitaremos cometer errores (y la locura) siempre
que tengamos presente que los objetos a los que atribuimos significado son
subjetivos.
Fuente: Escuela Claridad
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