El proceso de purificación de un individuo de tsaráat, lepra,
ocurre en la porción de Metsorá. Sin embargo, no solo está hablando
específicamente de la lepra, sino también de la purificación de un individuo
que haya caído en la oscuridad debido a sus propias acciones negativas.
"El
propósito del trabajo espiritual es recobrar las chispas de Luz."
Dice que la persona que tenía lepra era enviada fuera de la ciudad donde vivía. Después de siete días, el cohén, el
sacerdote, también salía de la ciudad y confirmaba si la persona se había purificado lo suficiente; de ser así, entonces se le permitía regresar a la ciudad. Todo este proceso de la salida del cohén y la inspección para saber si la persona podía regresar o no incluye, como enseñan los kabbalistas, una increíble cantidad de secretos; secretos sobre los que está fundamentado todo el trabajo espiritual.Los kabbalistas explican que el
propósito del trabajo espiritual es recobrar las chispas de Luz que hemos
entregado al Lado Negativo, llamado klipot. Estas chispas llegaron
allí originalmente a través de lo que conocemos como el pecado o la caída de
Adán y, desafortunadamente, a lo largo de la historia la humanidad también ha
enviado colectivamente esas chispas al Lado Negativo. Y el Guemar
HaTikún, el Final de la Corrección, ocurrirá cuando las llamadas 288
chispas sean elevadas del Lado Negativo.
Hay formas de elevar estas chispas a
través de nuestras conexiones y trabajo espiritual, pero también hay una parte
muy importante a la que no le prestamos atención y que es crucial para este
proceso. Cada viernes en la noche, en Shabat, cantamos un verso que se traduce
como: “El alma se despierta en la noche, y es entonces cuando ella trae
sustento a nuestro hogar”. Los kabbalistas explican que “la noche” se refiere a
los momentos en los que nos encontramos en un lugar de oscuridad y que tenemos
que saber que no es un error encontrarnos allí. ¿Por qué? Porque es en la
oscuridad, en el ámbito de las klipot, que están las chispas que
necesitamos elevar.
"Cuando
nos elevemos, elevamos con nosotros a esas chispas."
Por lo tanto, cuando nos encontramos
en un lugar de oscuridad, estas chispas saltan sobre el alma. Y cuando nos
reconectamos con nuestra conciencia, podemos elevar todas esas chispas que se
han adherido a nosotros. No obstante, si no logramos apreciar lo que acaba de
ocurrir en la oscuridad y simplemente queremos salir y olvidarnos de ella, no
tendremos la oportunidad de elevar dichas chispas. Por lo tanto, es
increíblemente importante tener esta apreciación a fin de que podamos permitir
el proceso de elevación de las chispas cada vez que salimos de un momento de
oscuridad. Porque si elevamos una cantidad suficiente de estas chispas, no solo
traeremos toda la Luz que necesitamos en nuestra vida, sino también pondremos
fin al dolor, el sufrimiento y la muerte en este mundo.
Esta es una enseñanza verdaderamente
asombrosa: la razón por la que caemos, la razón por la que hay oscuridad, es
porque necesitamos estar a una gran cercanía de esas chispas que todavía están
bajo el control del Lado Negativo; entonces, cuando nos elevemos, elevamos con
nosotros a esas chispas. Por consiguiente, tenemos que apreciar los momentos de
oscuridad y saber que es durante estos momentos que las chispas se adhieren a
nosotros para que las podamos elevar después. Es por ello que en el trabajo espiritual
siempre parece haber ciclos de inspiración y de falta de inspiración, Luz y
oscuridad; los momentos en los que estamos en un lugar bajo es cuando las
chispas se adhieren a nosotros y, posteriormente, cuando despertamos y nos
conectamos nuevamente, las elevamos. Por lo tanto, uno de los regalos que
podemos recibir en Shabat Metsorá es el entendimiento de que cualquier momento
de nuestra vida en el que nos sentimos mal y desconectados es un momento
importante. Porque cuando nos conectamos de nuevo podemos elevar las chispas
que se han adherido a nosotros.
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