Los problemas del mundo son tan colosales, tan complejos, que para comprenderlos y resolverlos hay que abordarlos de un modo muy sencillo y directo; y lo sencillo y lo directo no dependen de las circunstancias exteriores ni de nuestros prejuicios ni estados de ánimo individuales. Como ya he señalado, la solución no ha de encontrarse mediante conferencias o proyectos, ni sustituyendo a los viejos dirigentes por otros nuevos, ni cosas por el estilo. Es evidente que la solución está en el creador del problema, en el creador de la maldad, del odio y de la enorme falta de comprensión que existe entre los seres humanos. El causante de estos daños, el creador de estos problemas, es el individuo, vosotros y yo, no el mundo, como creemos. El mundo es vuestra relación con cualquier otra persona. El mundo no es algo que exista aparte de vosotros y de mí; el mundo, la sociedad, es la relación que establecemos o procuramos establecer entre unos y otros.
Namaskar
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