"Igual que
la niebla ante el Sol, la ignorancia se disipa ante el Conocimiento". El
Conocimiento se adquiere por la constante indagación. Todos ustedes deberían
estar continuamente ocupados en indagar acerca de la naturaleza de Brahman, la
realidad del Yo, las transformaciones que ocurren en cada individuo al nacer y
al morir y otras cuestiones de esta clase. Así como la cascarilla que cubre el
arroz tiene que ser eliminada, así también la ignorancia que se adhiere a la
mente tendrá que ser removida por la frecuente fricción, resultado de la
reflexión sobre el Atma.
Sólo cuando el
Conocimiento completo es conquistado alguien puede liberarse. Después de
obtener el Conocimiento del Atma, uno tiene que seguir el sendero de Brahman y
actuar de acuerdo con su nuevo saber. Todas las dudas que afligen la mente
deben ser
resueltas consultando a aquellos que saben, o a los grandes maestros
que uno ha tenido la oportunidad de conocer. Mientras el individuo no esté
perfectamente establecido en el sendero que el gurú o los Sastras (los Códigos
de Moral) han mostrado, deberá obedecer las reglas e indicaciones
constantemente y estar en su compañía o mantener su relación con ellos de una
manera u otra. Y es que se puede progresar más aprisa si uno permanece cerca de
estas sabias personas que han realizado la Verdad. Uno debe, con renunciación
completa y sincera dedicación, seguir las instrucciones del maestro y de los
Sastras. Estas son las verdaderas austeridades que conducen al más alto estado.
Cuando la
ignorancia y su inseparable compañera, la ilusión, desaparecen, el Atma brilla
en todos con su propio esplendor. Todo lo que vemos es como un espejismo, la
superposición de algo irreal sobre lo real y confundimos una cosa con la otra.
Las cosas tienen un principio y un fin, se expanden y se contraen, hay una
evolución y una involución. Cuando todo es disuelto por la involución,
solamente perdura la sustancia causal. Solamente la Causa No Manifestada
sobrevive a la disolución universal.
Cuando el oro
es fundido resplandece en el crisol con una singular aura amarilla. ¿De dónde
emana esa luz? ¿Del oro o del fuego? Sucede solamente que el fuego remueve la
escoria; la refulgencia pertenece al oro en sí: ésta es de su propia
naturaleza. El fuego es un medio para eliminar la escoria. ¡No se añade nada al
oro en el crisol! Si sólo el fuego pudiera darle tal esplendor al oro, ¿por qué
un trozo de madera, de acero, o una piedra echados al fuego no se vuelven tan
resplandecientes como el oro? Así, se llega a la conclusión de que el esplendor
del oro no le viene a través del fuego, sino que es producto de su propia
naturaleza interna.
El Alma que
reina en el interior ("Prathyagathma"), está separada de las cinco
envolturas que conforman a cada individuo o Panchakosas, y brilla con luz
propia. Ella es testigo de las actividades y consecuencias de los tres gunas
(cualidades de la materia). Ella es inmutable, sagrada y pura. Ella es eterna,
indivisible, automanifestada. Ella es Paz, infinitud; la Sabiduría misma. Esta
Atma debe ser reconocida en uno mismo.
Para llegar a
la comprensión de esta Alma, esta Encarnación de la Sabiduría
("Jñanaswarupa"), existen cuatro obstáculos que deben ser superados:
el sueño, la indisciplina, la decadencia y el arrobamiento ("laya",
"vikshepa", "kshaya" y "rasa aswadana"). Veamos
en qué consiste cada uno.
El sueño
("laya"):
Cuando la mente
se aparta del mundo exterior entra en un sueño profundo o "sushupthi"
que es causado por la influencia irresistible de lo transitorio
("samsara"). El aspirante espiritual debe contrarrestar esta
tendencia y procurar mantener fija su mente en reflexionar acerca de la
naturaleza del Alma. Tiene que descubrir las causas que inducen a la
somnolencia y suprimirlas en su oportunidad, reiniciando la práctica de la
meditación ("dhyana") una y otra vez. Claro está que la principal
causa de la somnolencia y el sueño durante la meditación es la indigestión. La
comida en exceso, la fatiga extrema a causa de una sobreactividad, la necesidad
de dormir bien, son también causas del letargo y la somnolencia. Por eso es
aconsejable dormir un poco durante el mediodía en aquellos casos en que uno se
ha desvelado durante la noche; sin embargo, en general, todos los que se
dediquen a la meditación deberían evitar dormir durante el día. No coman sino
hasta que verdaderamente sientan apetito. Practiquen el arte de comer
moderadamente: cuando se sientan satisfechos desistan de seguir comiendo; es
decir, que tienen que suspender su comida cuando sientan que todavía pueden
llevar a la boca un bocado más. El estómago puede así ser educado para que se
comporte de una manera más adecuada. Tampoco es bueno el ejercicio excesivo; ni
aun el simple caminar debe ser ejercitado con exageración. Deben ustedes
caminar pero únicamente hasta que ahuyenten la somnolencia. Recuerden que no
deben sumergirse en la meditación inmediatamente después de haber salido del
sueño.
La indisciplina
o rebeldía ("vikshepa"):
A la mente le
gusta volar tras los objetos externos y, por lo tanto, se requiere un gran
esfuerzo para hacerla regresar continuamente hacia el interior, lejos de las
tentaciones del mundo y de las percepciones sensoriales. Esto tiene que ser
realizado a través de rigurosos ejercicios de discernimiento intelectual.
Recapaciten sobre esto y obtengan la profunda convicción de que todas estas
cosas son transitorias, evanescentes, sujetas a la decadencia y, por lo tanto,
no reales: una realidad temporal ("mithya") no es la Verdad
("Sathya"). Convénzanse ustedes mismos de que tanto aquellas cosas
que son buscadas por placenteras como las que son evitadas por dolorosas son
solamente impresiones pasajeras producto de la experiencia sensorial.
Practiquen este método de rechazar las atracciones del mundo externo y
sumérjanse profundamente en la meditación.
Un gorrión
perseguido por un halcón vuela desesperadamente y busca refugio dentro de
alguna casa; sin embargo, está ansioso por volar de nuevo hacia el mundo
exterior. ¿No es así? De la misma manera, la mente está ansiosa por ir otra vez
hacia el mundo exterior, abandonando el Alma en donde había tomado refugio. A
esta actitud mental de ansiedad por regresar al mundo, fuera del refugio
interior propio, se le llama indisciplina y solamente con la supresión de ella
será posible la concentración de la mente en meditación.
Decadencia
("kshaya"):
La mente se ve
arrastrada con gran fuerza por todos los impulsos inconscientes y los instintos
pasionales, los apegos hacia el mundo exterior y sus múltiples atracciones; sin
embargo, en estas circunstancias experimenta incontables miserias y hasta puede
perderse en esas profundidades. A este estado se le denomina decadencia.
El estado de
inercia en el cual uno se deja llevar por la desesperanza no puede ser llamado
"samadhi" o estado de Bienaventuranza. Es más, alguien puede
recrearse en la ilusión, soñar despierto con el fin de escapar a la miseria
presente, o puede construir "castillos en el aire". Todo esto es
debido al apego, a las tentaciones del mundo material. Hay también otro tipo de
apego: el apego al mundo interior, el planear en nuestro interior diversas
estrategias para que el futuro sea mejor en comparación con el pasado. Ambos
tipos de apego forman parte de lo que se llama decadencia. La causa básica de
la decadencia en sus dos clases es la atracción ejercida por el mundo externo.
El apego crea deseos y los deseos conducen a elaborar planes.
Arrobamiento
("rasa aswadana"):
Cuando la
decadencia y la indisciplina son eliminadas uno obtiene la felicidad del más
elevado contacto sujeto objeto. A dicho estado se le llama estado de
arrobamiento. Sin embargo, esto no es lo más elevado de la Suprema
Bienaventuranza, en la cual uno no obtiene o adquiere, sino simplemente
"es", se vuelve consciente de sí, por decirlo de algún modo. La
dulzura del "samadhi" sujeto objeto es una tentación que se tiene que
evitar, porque su nivel no es el más elevado. Ya es suficiente alegría
obtenerla aun considerándola como si fuera un obstáculo. La alegría que se
produce es tan grande como la de una persona que ha descansado definitivamente
de una gran carga que había estado llevando a cuestas durante mucho tiempo, o
como la de esa codiciosa persona que acaba de matar a la serpiente que
custodiaba un gran tesoro del cual siempre quiso apoderarse. Matar a la
serpiente es "savikalpa samadhi", la bienaventuranza consciente, es fundirse
con lo diferenciado; tomar el tesoro es "nirvikalpa samadhi", el
supremo estado de Bienaventuranza, es fundirse con lo indiferenciado.
Sai Baba
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