Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

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A través de estas herramientas te encuentras con tu verdadero Ser...aqui estamos....esperando darte la mano.........

31 de agosto de 2014

Eres único...

Desconvoco la fuente

 Eres único... cuando nuestros pensamientos están influenciados por la Luz de Dios, ¡Tenemos el combustible para considerarnos felices! Por otro lado, si estamos en constante búsqueda de la felicidad externa, nos encontraremos en una espiral descendente hacia el vacío espiritual y emocional.
Nuestra felicidad reside en lo que Dios ya ha puesto en tu interior. No hay necesidad de buscar la validación de otros para nuestra felicidad. Dios ya nos ha validado por hacer que la vida eterna está disponible para todos nosotros.
Echemos un vistazo profundamente a la persona que el Señor nos creó para ser. Podemos ser felices en la vida sabiendo que somos los únicos de nuestra clase. Cada uno de nosotros es un logro personal de Dios. “Somos la niña de sus ojos y eso es suficiente para ser feliz”.

Sistema de Creencias


Tenemos el poder de cambiar la atmósfera o la calidad de nuestras vidas. Ante todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida. Nuestros pensamientos contribuyen dividendos a corto y largo plazo hacia la felicidad en la vida. Nuestra capacidad de gestionar la información que entra a nuestra mente determina el flujo de nuestra felicidad. Los factores externos no deben controlar nuestra felicidad. Debemos negar el derecho de acceso a todo lo que influye negativamente en nuestra felicidad interna. Simplemente no estamos diseñados para vivir de acuerdo con los estados de ánimo o tendencias de los demás.
La felicidad es un subproducto de una vida de pensamientos saludables. El desarrollo de un marco mental feliz nos puede llevar a un nuevo nivel de vida.

Muchas veces no conseguimos lo que queremos sencillamente porque no creemos que podamos tenerlo. El Maestro Jesús dijo en Marcos 9:23: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. Vivimos nuestras vidas fuera de nuestro sistema de creencias. No podemos esperar ser felices caminando con la cabeza colgando hacia abajo con la mirada perdida y confundidos. En su lugar, tenemos que poner ánimo en nuestro paso, mantener la cabeza en alto y caminar con confianza diciendo: “Gracias, Amado Santo Ser Crístico... ¡Soy Feliz!”. La felicidad es creer (certeza) en las posibilidades de la capacidad de Dios.

Construimos nuestro entorno vital seguro con nuestras creencias, ideales y filosofía. Nosotros sólo descubriremos el verdadero significado de la felicidad cuando la Luz de Dios enmarque nuestro sistema de creencias –con la certeza de Sus Leyes.

La Relación con Dios
Nuestra vida en el Santo Ser Crístico es nuestra ancla eterna para nuestra felicidad. La felicidad fluye de nuestra relación con Dios, nuestro Proveedor y Sustentador. Nuestra relación con el Santo Ser Crístico nos permite experimentar su favor. No debemos permitir que la presión externa o cualquier tendencia obstaculicen nuestra relación con Dios. Cuando tenemos una relación íntima con el Santo Ser Crístico, andamos en compañía de la verdadera felicidad.

Las personas son más felices cuando están en una relación con Dios, quien los creó. Felicidad es conocer al Santo Ser Crístico. Vivir una vida dentro de Su favor. Tener un cambio en mi comportamiento... la felicidad es ser perdonado. Vivir una vida que vale la pena vivir. Hacer un viaje que conduce al Cielo.

Vencer la mentalidad de víctima
Esto es de suma importancia especialmente, al empezar a tomar pasos para vivir en el “ahora” en lugar de vivir en el pasado.
No podemos usar el pasado como un punto de referencia constante. Si lo hacemos, el pasado se convertirá en el marco de referencia permanente para nuestro futuro. Si esto sucede, las oportunidades para cambiar, mejorar y avanzar se bloquean.

Dios nos da una oportunidad a cada uno de nosotros para restaurar nuestra fe, autoestima e inocencia. Nuestro valor a los ojos de Dios es infinito. Debemos empapar nuestra mente con pensamientos de oportunidad en lugar de negatividad. La negatividad nos mantiene cautivos como víctimas.

Nuestra oración es que cada uno tome la decisión de verse a sí mismo desde la perspectiva de Dios. Para lograr esto, debemos hacer los ajustes necesarios para movernos del pasado. En ese punto podremos celebrar e imaginar libremente las posibilidades que nos esperan a través del amor eterno de Dios.

Nuestro valor permanece igual en los ojos de Dios. Siempre somos valiosos, sin importar cuál sea el desafío que estemos viviendo o enfrentando. Dios es nuestra provisión. Debemos constantemente recordarnos a nosotros mismos que nuestro valor ante Sus ojos no cambia. Si nuestro valor ante Dios nunca cambia, podemos mantenernos en nuestro propósito en la tierra sabiendo que el amor de Dios por nosotros nunca termina.

Piensa en algún tiempo en dónde fuiste influenciado de manera negativa por alguien o algo. ¿Cómo fue que esto impactó tu forma de ver la situación? En el futuro, ¿qué vas a hacer cuando alguien desafíe tu autoestima? Asegúrate y comprométete a que tu punto de referencia al ser confrontado con estos desafíos sea Dios. Víctima es alguien que es sacrificado en el altar del egoísmo, maldad o avaricia de alguien más. El ser victimado no significa que hayas perdido tu valor.

Cambiar la mirada
Es bueno, de vez en cuando, hacer un viaje y revisar lo que Dios ha hecho por nosotros en nuestra vida. Al hacer esto, asegúrate de ver el valor y la imagen que Dios tiene de nosotros. Dios siempre preserva una imagen de gran valor de nosotros (una imagen inmaculada), este es nuestro único punto de referencia correcto para nuestra vida. Si tomamos una imagen nuestra de una fuente negativa, nuestra forma de pensar será arrebatada por una mentalidad de víctima. Es esencial recordar siempre que esta no es la imagen que Dios tiene de nosotros. La imagen y el plan original de Dios para nuestra vida debe ser siempre nuestro punto de referencia en lugar de permitir influencias negativas que nos mantengan apresados.

Reflexiona en cómo te ves a ti mismo. ¿Tu mirada se alinea a la de Dios? o, más bien, a la de un humano, con una perspectiva de víctima. Toma tu propio viaje para visualizar la imagen de Dios por ti. Toma el compromiso con Dios para empezar a caminar de acuerdo al valor que Dios tiene de ti.
Cuando alguien tiene la mentalidad de víctima, va a tomar lo que escucha y lo va a tornar hacia lo que quiere escuchar, lo que cabe en su forma de pensar. El resultado es un estado constante de revivir el pasado. Dios nunca toma como referencia tu pasado para el futuro que planeó para ti.

La mentalidad de víctima causa ofensa y amargura. Esta forma de pensar crea una visión de la vida totalmente distorsionada. Tenemos el poder de restaurar esta visión y crear una llena de posibilidades inagotables. Si no cambiamos esta mirada, vamos a estar constantemente culpando al pasado por los problemas del presente, no tomaremos la responsabilidad por nuestros propios errores y limitaciones y estaremos restringidos por la opresión del pasado. Y encima diciendo: “es mi karma”. ¡No podemos mantener las cosas escondidas en nuestro interior si queremos caminar libremente hacia nuestro propósito!

Piensa en algo que causa sentimientos de temor en tu interior. Habla con Dios acerca del conocimiento o sabiduría que necesitas para tomar el control de esto. Toma el compromiso de ser transformado al tener la información acerca de esta situación. Haz una lista en tu diario personal de cómo exactamente vas a adquirir el conocimiento acerca de esta situación para cuando vuelva a la superficie.
El victimarnos lleva al temor constante de la siguiente pérdida. Este temor nos lleva a la falta de confiar, incluyendo el sentimiento de que debemos esconder lo que es nuestro para no perderlo.

El vivir desde una manera de pensar de víctima crea barreras para alcanzar la plenitud en la vida. Cuando sucede esto, constantemente vamos a sentirnos en un ambiente hostil, especialmente cuando seamos retados a cambiar. Esta forma de pensar creará mensajes distorsionados de los demás debido a una autoimagen baja. Al adoptar una mentalidad de víctima, vamos a ser engañados al pensar que Dios no está interesado en nuestro propósito. Nos vamos a encontrar aferrados a relaciones dañinas y usaremos palabras negativas para describirnos a nosotros mismos. También puede que busquemos afirmación de los demás para sentirnos bien acerca de nosotros mismos, esto incluye buscar gente que nos de atención especial.

Podemos evitar el adoptar que una mente de víctima produzca raíz en nosotros al estar informados y con conocimiento de la perspectiva del valor que tenemos para Dios. Tenemos garantía de prevención de pérdidas de parte de la única fuente necesaria, Dios.
Considera cuál es el estado actual de tu mente. Habla con Dios acerca de cómo puedes evitar el permitir que la negatividad entre a tu mente y a tu toma de decisiones. Escribe cuáles son los 5 pasos que vas a tomar en el siguiente mes para cumplir la meta de una mente enfocada en Dios.

El reconocer los alcances de una forma de pensar de víctima en las decisiones de la vida, las relaciones y las experiencias es de suma importancia. Como trabajadores de la luz debemos tener la capacidad de pasar a través de nuestras responsabilidades diarias con la confianza necesaria para soportar las fuerzas de la negatividad. Debemos caminar confiadamente, armados con la perspectiva del valor que tenemos en Dios, a través de cada uno de los problemas que enfrentamos en la vida.

Desde este momento, asegurémonos que caminamos nuestro propósito basándonos en la perspectiva de Dios en lugar de la de las palabras, comentarios y acciones de los demás, incluyendo la negatividad que tenemos de nosotros mismos. De nuestra parte, esto requiere una voluntad sincera de aceptar y entender nueva información que ajuste nuestro corazón, mente y emociones.

Dios no nos creó ni nos formó con dudas. La intención de Dios de hacernos seres completos no cambia. La visión de Dios de hacer de este mundo un lugar mejor a través de nuestras decisiones, acciones, relaciones y comportamientos nunca fallará si es que nuestra forma de pensar se ajusta a ver la vida como un tesoro valioso que Dios nos da.

Nuestro enfoque acerca del valor que tenemos en los ojos de Dios crea un puente infinito hacia la plenitud de nuestro propósito. Las metas en las que verdaderamente creemos son las que logramos. El creer esto es la piedra angular para construir un futuro. Es necesario mantener “los ojos bien abiertos” en lo que es posible en lugar de cavar bajo la presión de la negatividad.
Piensa en cuál es tu punto de referencia que usas para tomar decisiones y acciones cada día. Toma el compromiso personal de alinear esta referencia al punto de vista de Dios. Escribe en tu diario personal cuáles son los ajustes necesarios que se deben hacer para asegurarte de que la perspectiva de Dios es tu guía en todo momento. En algunas ocasiones, sólo un cambio de forma de ver las cosas es necesario para convertir una tarea pesada hacia una oportunidad interesante.

Sin Influencia
La influencia de una forma de pensar de víctima determina directamente la calidad de paz y plenitud que experimentas a diario. El peso de la negatividad que produce el pensar como víctima nos tira (nos jala) a un mundo de mensajes distorsionados, falta de auto-imagen y un deseo constante de validación por fuerzas externas. Debemos buscar continuamente la dirección de Dios para que las influencias negativas no creen un cimiento falso en el cual se construye nuestro futuro.

Habla con Dios de manera regular para asegurarte que Él es quien está dirigiendo tu vida siempre. Basándote en esto, dibuja un mapa en el que resalten tus metas y tus acciones para los siguientes meses. Revísalo constantemente. Compara esto a los principios de la Nueva Tierra (la 5ta dimensión o 5to Reino). Toma acción para eliminar las presiones y los factores que influencian tu forma de pensar en este momento. Comprométete con Dios en los pasos de acción que vas a tomar. Dios nunca usará tu pasado para construir tu futuro.

Las oportunidades que la vida brinda, muchas veces están en frente de nuestros ojos. Las grandes oportunidades están formadas por pequeñas grietas que ignoramos en el camino. Cada una de estas pequeñas grietas contribuyen a la formación de grandes oportunidades. El problema es que la negatividad nubla nuestra visión e impacta nuestra capacidad de disciplinar nuestra mente. Nuestro pensamiento debe estar alineado al mismo nivel del valor que Dios nos da. Al ocurrir esto, será fácil poder ajustar nuestra mente a ser una fuente de información positiva. Piensa en qué se enfoca tu mente en cuanto a problemas y experiencias de la vida. Haz una lista que debes revisar en tu diario personal con las siguientes preguntas:
• ¿Estás sintonizado a un canal de información positivo o negativo?
• ¿Estás tomando decisiones basadas en el temor de lo que pueda suceder si intentas algo nuevo?
• ¿Operas debajo de tu potencial por experiencias negativas que has tenido en el pasado?
• ¿Te encuentras reflejado en el pasado?

Regresa a revisar esta lista periódicamente para determinar si tu enfoque debe cambiar para enfrentar la vida. Muy a menudo nos paralizamos por nuestro alrededor y perdemos nuestro deseo de luchar. Cuando nuestra forma de pensar usa la negatividad como punto de referencia, disminuimos nuestra capacidad de tomar ventaja de las oportunidades que se nos presentan en el camino.

Cambio de mentalidad
Es totalmente posible cambiar nuestra mentalidad de víctima por una de vencedor. Esto requiere que nosotros estemos dispuestos, capaces y listos para reconstruir nuestra imagen según la perspectiva de Dios. Grábate en el corazón el concepto de que Dios nos ama de forma incondicional y que Él escoge que nosotros seamos personas plenas, no fragmentadas ni divididas. Al vernos a nosotros mismos desde la perspectiva de Dios en lugar de la perspectiva del hombre, nos daremos cuenta que nuestra mente se establece en un lugar de paz lleno de oportunidades de crecimiento y cambio. Nos daremos cuenta que el “hacer una diferencia en nuestra vida” es parte de nuestra mente. Haz una nota mental de lo que necesitas hacer para asegurarte que Dios no está siendo insultado por tu forma de ver la vida. Habla con Dios acerca de esto, pregúntale cómo es que puedes mejorar en este aspecto. Haz una lista en tu diario personal de los pasos que vas a tomar para ajustar tu mente y alinearla con la perspectiva de Dios. Apunta a los resultados que obtienes al seguir estos pasos en tu vida. Convierte esto en una actitud de vida y una dirección para tomar acciones. No hay espacio en el Reino de Dios para aquellos que se quedan como víctimas del hubiera.


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