Ella misma explicó la razón en el primer tomo
que publicó.
« ¿Qué hay en un nombre?
Muy a menudo hay más en un nombre de lo que
el profano está preparado para comprender (o de lo que el místico erudito está
dispuesto a explicar). Y es que en realidad es una influencia invisible,
secreta, pero muy potente que todo nombre lleva consigo y que deja su
huella a donde quiera que vaya.
Carlyle pensó que:
- "Hay
más o menos casi todo en los nombres."
Y Trimegistro escribió:
- "Podría desplegar la influencia de los nombres (y que son
las vestimentas más importantes)."
Por lo tanto es relevante que se le
asigne el nombre de una revista con un objetivo definido, y esotéricamente es
todavía más relevante porque es el grano de la semilla invisible que, o
bien crecerá para convertirse en un árbol omnidireccional y cuyos frutos
dependerán de la naturaleza de los resultados provocados por dicho objeto, o el
árbol se marchitará y morirá.
Y estas consideraciones muestran que el
nombre que se le asignó a esta revista (y el cual será bastante equívoco para
los oídos de los cristianos ortodoxos) no se debe a una selección descuidada,
sino que surgió como consecuencia de pensar mucho sobre su objetivo, y fue
adoptado como el mejor símbolo para expresar ese objetivo y los resultados a la
vista.
Ahora bien, el primero y más importante (si
no es que el único objetivo de la revista) se expresa en la primera epístola a
los Corintios y la cual dice:
"Es para traer luz alas cosas ocultas
de la oscuridad" (4:5)
Y mostrar en su verdadero aspecto y en
su significado real y original, las cosas y los nombres, así como los hombres y
sus actos y sus costumbres, yfinalmente también luchar contra los prejuicios,
la hipocresía y las imposturas en todas las naciones y en todas las clases de
la sociedad, así como en todos los aspectos de la vida.
Y esa tarea es laboriosa pero no es
impracticable ni inútil (ni siquiera como un experimento), y por lo tanto
para un intento de tal naturaleza, no se puede encontrar un mejor título que el
elegido de “Lucifer”.
Porque en latín Lucifer es la estrella
de la mañana, precursora del pleno resplandor del sol del mediodía, es el “Eosphoro”
de los griegos, el cual brilla tímidamente al amanecer para reunir fuerzas y
deslumbrar al ojo después de la puesta de sol como su propio hermano “Hesperos”
que es la radiante estrella de la tarde o el planeta Venus.
Por lo tanto no existe un símbolo más
apropiado para el trabajo propuesto y que consiste en arrojar un rayo
de luz sobre todo lo oculto por la oscuridad del prejuicio, o por los conceptos
sociales, o por los dogmas religiosos erróneos; y especialmente por
esa estúpida idea que pretende que una vez que un nombre han sido marcados
por invenciones difamatorias (y esto sin importar lo injustas que estas sean)
la gente respetable se aleja temblorosa, negándose siquiera a considerarlo
desde cualquier otro aspecto distinto al sancionado por la opinión pública.
Los lectores con inclinaciones religiosas
pueden argumentar que “Lucifer” es considerado por todas las iglesias como uno
de los muchos nombres del Diablo.
Y según la magnífica obra literaria de
ficción del escritor inglés John Milton, Lucifer es Satanás, “el ángel
rebelde”, el enemigo de Dios y del hombre. Sin embargo, si uno analiza su
rebelión, se encontrará que no tiene una naturaleza peor que la afirmación de
su derecho al libre albedrío y de disponer de un pensamiento independiente (y
que son los mismos derechosque los hombres han recibido del Creador).
Este epíteto de “rebelde” es una calumnia
teológica, a la par con esa otra difamación que hacen los Predestinarios de
idolatrar un “Dios Todopoderoso yOmnipotente” que desea todo el tiempo ser
adorado y felicitado como se le describe en el Antiguo Testamento.
Y es que tanto ese predestinado Dios como ese
predestinado Diablo son ambos de invención humana; y son dos de los dogmas
teológicos más repulsivos y horribles desde el punto de vista moral que las
pesadillas de los monjes fanáticos han surgido de sus fantasías inmundas.
Datan de la Edad Media, el período de
oscurecimiento mental, durante el cual la mayoría de los prejuicios y
supersticiones actuales han sido inoculados por la fuerza en la mente humana y
de tal modo que en la actualidad se han vuelto casi imposibles de erradicar sus
elucubraciones medievales.
Tan profundamente se encuentra enraizada esta
preconcepción y aversión hacia el nombre de Lucifer, que al adoptarlo como el
nombre para esta revista, los editores tienen asegurado una larga lucha contra
los prejuicios que hay al respecto.
Sin embargo la palabra “Lucifer”
originalmente significa “el portador de luz” ya que proviene de las palabras
latinas lucis que deriva de lux y que
significa “luz” y de ferre que significa “traer” (1).
Tan absurdo y ridículo es ese prejuicio que
de hecho nadie se ha puesto a pensar:
¿Cómo llegó a llamarse a Satanás el “Portador
de la Luz”?
A menos que los rayos plateados de la
estrella de la mañana pudieran sugerir de alguna manera “el resplandor de las
llamas infernales”.
Es simplemente como lo demostró Henderson:
« Una de esas groseras perversiones que
se obtiene al intentar interpretar las sagradas escrituras y que deriva de esa
propensión a querer buscar más en un pasaje de lo que en realidad contiene. Es
una disposición a ser más influenciado por el sonido que por el sentido, y
poniendo en ello una creenciaimplícita de la interpretación
concebida. »
Y lo cual afortunadamente ya no es una de las
debilidades de nuestra época actual. Sin embargo el
prejuicio permanece ahí para la vergüenza de nuestro siglo.
Y si uno lucha contra los prejuicios y
elimina las feas telarañas de la superstición y el materialismo para recordar
los más nobles ideales de nuestros antepasados, uno tiene que prepararse para
la oposición.
Porque de hecho:
"La corona del reformador e innovador
es una corona de espinas."
Por lo que si uno busca rescatar a la Verdad
en toda su desnudez del pozo casi sin fondo, en el cual ella ha sido arrojada
por la hipocresía y los intereses egoístas, uno no debería de dudar en
descender hacia la oscuridad que hay en ese pozo.
Y no importa cuán mal los "murciélagos
ciegos" (o sea los moradores de la oscuridad y los que odian a la luz)
puedan tratar en su sombría morada al intruso, ya que uno debe de señalar al
hipócrita y al traidor de los nobles principios. Y para lograr eso, uno debe
ser el primero en mostrar el espíritu y el coraje de predicar la Verdad a los
demás
Y es así que apenas se había acordado poner
el nombre de “Lucifer” para la revista que ya aparecieron en nuestro horizonte
las primeras premoniciones de lo que nos aguardaba, en cuanto a la oposición
que se encontraría debido al título elegido.
Uno de los editores [o sea ella Blavatsky]
recibió y registró algunas objeciones picantes y las escenas que pongo a
continuación son un boceto de lo sucedido:
1er suceso
(Conversación con un famoso novelista.)
Novelista: Cuéntame sobre tu nueva
revista. ¿A qué clase de público está dirigida?
Blavatsky: A ninguna clase en
particular porque tenemos la intención de apelar al público en general.
Novelista: Estoy muy contento de
eso. Por una vez yo seré parte del público porque no entiendo el
tema esotérico en lo más mínimo, y quiero hacerlo.Pero debes recordar que si tu
público quiere comprenderte, necesariamente debe ser muy pequeño. La gente
habla de ocultismo hoy en día (ya que hablan de muchas otras cosas) pero sin la
menor idea de lo que significa. Y es que somos tan ignorantes y tan
prejuiciosos.
Blavatsky: Exactamente y ese es el
motivo para crear esta revista porque queremos arrancar la máscara de cada
uno de esos prejuicios.
Novelista: Eso realmente es una buena
noticia para mí porque quiero ser iniciado en la enseñanza esotérica. ¿Y
cómo se llamará tu revista?
Blavatsky: Lucifer.
Novelista: ¡Qué! ¿Vas a educarnos
en el vicio? Sabemos lo suficiente sobre eso. Los ángeles
caídos son abundantes. Con ese título tal vez puedas encontrar alguna
popularidad entre las palomas sucias ya que esos temas están de moda en este
momento, mientras que los ángeles de alas blancas son votados como aburridos
porque no son tan divertidos, pero dudo que puedas enseñarnos mucho.
2do suceso
(Conversación con un hombre de mundo y esta
escena sucedió en un trasfondo cuidadoso ya que ocurrió durante una cena.)
Hombre de mundo: Escuché que vas a
comenzar una revista sobre el ocultismo. ¿Sabes? Estoy muy contento porque
por regla general no digo nada sobre estos asuntos pero han sucedido cosas
raras en mi vida que no se pueden explicar de manera ordinaria y espero que a
través de tu revista me las puedas esclarecer.
Blavatsky: Lo intentaremos sin
duda. Mi impresión es que cuando el ocultismo es aprehendido en cualquier
medida, sus leyes son aceptadas por todos como la única explicación inteligible
de la vida.
Hombre de mundo: Escuchándote así, ya
quiero saberlo todo, y es que por mi honor, la vida es un misterio. Y hay
muchas otras personas tan curiosas como yo. Esta es una edad que está
afligida por el deseo de “querer saber”. Te conseguiré muchos
suscriptores. ¿Y cómo se llamará tu revista?
Blavatsky: Lucifer (y ya advertida por
experiencias anteriores me apuré en añadir) pero no malinterpretes ese nombre
porque por Lucifer yo no me refiero al diablo sino al Espíritu Divino que se
sacrificó por la humanidad y que era reverenciado en la Antigüedad.
Fue posteriormente el escritor John Milton
quien lo asoció con el diablo y como somos enemigos jurados de los prejuicios
populares, es muy apropiado que ataquemos un prejuicio como este.
Y es que en realidad la palabra Lucifer
significa “el Portador de la Luz”, es la Estrella de la Mañana que brilla...
Hombre de mundo (interrumpiéndome): Oh,
sé todo eso, no tanto como tú, pero doy por hecho que tienes una buena razón
para tomar ese título. Sin embargo pienso que tu primer objetivo es tener
lectores y supongo quequieres que el público compre tu revista. Eso está
en tu programa, ¿no es así?
Blavatsky: Efectivamente.
Hombre de mundo: Bueno, pues si es así,
escucha el consejo de un hombre que sabe de estas cosas. No marques tu
revista con el color inadecuado porque si bien es cierto
que cuando uno se pone a reflexionar en su significado profundo, es
bastante evidente que el nombre de Lucifer es una palabra
adecuada. Pero el público no se queda a pensar en derivaciones y
significados sino que la primera impresión es la más
importante. Por lo tantomuchos van a repudiar la revista si la llamas
Lucifer.
3er suceso
(Conversación con una dama de moda
interesada en el ocultismo.)
Dama de moda: Quiero saber un poco más
sobre la nueva revista que vas a publicar porque has interesado a mucha
gente, incluso con lo poco que me has contado. Pero me resulta difícil
expresar su verdadero propósito. ¿Qué es?
Blavatsky: Es para tratar de dar un poco
de luz a los que lo quieren.
Dama de moda: Bueno, esa es una forma
sencilla de expresarlo, y será muy útil para mí. ¿Y cómo se llamará la
revista?
Blavatsky: Lucifer.
Dama de moda (después de una
pausa): ¡No puedes decirlo en serio!
Blavatsky: ¿Por qué no?
Dama de moda: ¡Porque las asociaciones
son terribles! ¿Cuál puede ser el objeto de llamarlo así? Parece una
especie de broma desafortunada hecha en contra del público.
Blavatsky: Oh, pero Lucifer, tú sabes,
significa “el Portador de Luz” y es típico del Espíritu Divino…
Dama de moda (interrumpiéndome): ¡No
importa todo eso! Yo quiero dar a conocer tu revista, pero no puedes
esperar que entre en todas esas explicaciones cada vez que menciono el
título. ¡Imposible!
La vida es muy corta y la gente está
demasiado ocupada. Además produciría un efecto tan malo; mis
amistades pensarían que soy pringa, y luego no podría hablar, porque no
podría soportar que piensen eso de mi.
No lo llames Lucifer, por favor no lo
hagas. Nadie sabe todo lo que me acabas de mencionar sobre ese nombre y
ahora Lucifer está asociado con el diablo.
Blavatsky: Pero eso es un gran error, y
uno de los primeros prejuicios con los que nos proponemos luchar porque en
realidad Lucifer es el heraldo pálido y puro del amanecer…
Dama de moda (interrumpiendo): Pensé
que ibas a hacer algo más interesante y más importante que blanquear personajes
mitológicos. Todos tendremos que volver a la escuela o leer el Diccionario
clásico del Dr. Smith.
¿Y para qué sirve quererlo corregir cuando la
malinterpretación ya está hecha y tan profundamente generaliza en el mundo?
Pensé que ibas a contarnos cosas sobre
nuestras propias vidas y cómo hacerlas mejores. Supongo que Milton
escribió sobre Lucifer, ¿no? Pero nadie lee a Milton ahora. Mejor elige un
título moderno con algún significado más humano en él.
4to suceso
(Conversación con un periodista.)
Periodista: Sí, es una buena idea,
publicar esta revista tuya. Todos nos reiremos de eso, por
supuesto, y lo contaremos en los periódicos. Pero todos lo leeremos
porque secretamente todos anhelan lo misterioso. ¿Y cómo la vas a llamar?
Blavatsky: Lucifer.
Periodista (golpeando una
luz): ¿Por qué no mejor “The Fusee”? Es un buen título y no
tan pretencioso.
* * * * * * *
El novelista, el hombre del mundo, la dama de
moda y el periodista deberían ser los primeros en recibir un poco de
instrucción, y vislumbrar el carácter real y antiguo del significado de la
palabra Lucifer no puede dañarlos y quizás los cure de un poco de ese prejuicio
ridículo.
Deberían estudiar la obra de Homero y la
Teogonía de Hesíodo. "Eósforo y Hesperos", la bella estrella de la
mañana y de la tarde. Porque si bien es cierto que hay cosas más útiles en
esta vida que "blanquear a personajes mitológicos", al menos también
hay que tratar que la gente deje de calumniarlos y ennegrecerlos.
Rechazar el título de “Lucifer” solo porque
sus asociaciones son tan terribles, es perdonable (si puede ser perdonable en
cualquier caso) solo en un misionero ignorante de alguna secta disidente, y
cuya pereza natural y falta de educación lo llevó a preferir arar las mentes de
los paganos, tan ignorantes como él mismo, que llevar a cabo el
proceso más rentable pero bastante más arduo de arar los campos de la granja de
su propia familia.
Pero en el clero instruido todos reciben una
educación más o menos clásica, y por lo tanto, se supone que están
familiarizados con los pormenores de la sofistería teológica y la casuística,
por lo que este tipo de oposición es absolutamente imperdonable
debido a que no solo huele a hipocresía y engaño, sino que coloca a esos
clérigos directamente en un nivel moral inferior al que ellos llaman el ángel
apóstata.
Y al esforzarse ellos por mantener en nombre
de Lucifer como un ser satánico, ese clero está mostrándose más diabólico que
el propio diablo, ya que prefieren gobernar sobre el espíritu de las masas
mediante una perniciosa MENTIRA oscura y productora de muchos males, que servir
al cielo esclareciendo la VERDAD.
Y tales prácticas son típicas de los
jesuitas, pero su escritura sagrada es la primera en contradecir sus
interpretaciones y la asociación de Lucifer con Satanás.
Por ejemplo en el capítulo 22 del
Apocalipsis, versículo 16, dice lo siguiente:
« Yo, Jesús soy la
raíz y Lucifer. »
Y aquí por la palabra de Lucifer no se está
refiriendo a un ser diabólico sino al Ser Divino, a la brillante “Estrella de
la Mañana” que es su verdadero significado en latín.
Pero la adversidad hacia el nombre de
“Lucifer” se volvió tan grande que posteriormente la Iglesia romana se vio
obligada a ocultar la calumnia teológica detrás de una interpretación
bilateral.
Y es así que la Iglesia Católica nos
dice que Jesús es el "Portado de Luz bueno" (el “Lucifer” divino),
mientras que Satanás es el "Portado de Luz malo" (el “Lucifer”
infernal) y por eso cayó al infierno (2).
Y sobre el Arcángel Miguel (“el gran
conquistador de Satanás”) su identidad corresponde en el paganismo con
Mercurio-Mitra, a quien, después de defender el Sol [que es el símbolo de Dios]
de los ataques de Venus-Lucifer, se le dio la posesión de este planeta, en el
texto “et datus est ei locus Luciferi” (3).
(Y es que deben de saber que muchos dogmas
cristianos fueron originalmente adoptados de las religiones paganas.)
Y dado que el Arcángel Miguel es el "Ángel
de la Cara" y el "Vicario del Verbum", ahora es considerado por
la Iglesia Romana como el regente del planeta Venus que “el demonio vencido
había usurpado” (4).
Y esta es la razón por la cual uno de los
primeros Papas se llamaba Lucifer, como prueban Yonge y los registros
eclesiásticos (5).
Conclusión
De todo esto se desprende que el título
elegido para nuestra revista es tantorelacionado con ideas divinas y
piadosas como también inadecuadamente se le ha asociado con la supuesta
rebelión del héroe del Paraíso Perdido de Milton.
Y al elegir ese titulo, arrojamos el primer
rayo de luz y verdad sobre un prejuicio ridículo que no debería tener cabida en
esta nuestra "era de hechos y descubrimientos".
Trabajamos por la verdadera Religión y la
Ciencia, en interés de los hechos frente a la ficción y el prejuicio. Y es
nuestro deber (como lo es el de la Ciencia física) arrojar luz sobre hechos en
la Naturaleza hasta ahora rodeados por la oscuridad de la ignorancia.
Y como la ignorancia es justamente
considerada como la principal promotora de la superstición,
esa investigación es por lo tanto considerada una noble y
benéfica labor, pero las ciencias naturales son solo un aspecto de la Ciencia y
la Verdad.
Mientras que el conocimiento esotérico o la
teosofía, que es el conocimiento de la Verdad Divina, dondequiera que
se encuentre es aún más importante en los asuntos humanos, y la
verdadera ciencia no debería limitarse simplemente al aspecto físico de la
vida.
La ciencia es un resumen de cada hecho, una
comprensión de cada verdad dentro del alcance de la investigación y la
inteligencia humana. Pero la genuina enseñanza esotérica es "la
ciencia profunda y precisa de Shakespeare en filosofía mental" (como lo
dijo Coleridge), y ha demostrado ser más benéfica para el verdadero filósofo en
el estudio del corazón humano (y por lo tanto en la promoción de la verdad) que
la ciencia más precisa, pero ciertamente menos profunda de cualquier miembro de
la Real Institución.
Aquellos lectores que sin embargo no se
encuentran convencidos de que la Iglesia no tenía derecho a insultar a una
bella estrella, y que lo hicieron por la mera necesidad de dar cuenta de uno de
sus numerosos préstamos del paganismo con todas sus concepciones poéticas, se
les pide que lean nuestro artículo "La historia de un planeta"
y tal vez después de su lectura, vean hasta qué punto Dupuis estaba justificado
al afirmar que "todas las teologías tienen su origen en la
astronomía".
Y es que para los orientalistas modernos,
todos los mitos son solares y este es un prejuicio más, y una preconcepción a
favor del materialismo y será uno de nuestros deberes combatirlo como gran
parte del resto. »
(Revista Lucifer, Vol.1, No.1, septiembre de
1887, p.1-7. Retranscrito en los Blavatsky Collected Writings, Vol. 8,
p.5-13)
Notas
(1) Fue Gregorio el Grande, el primero en
aplicar este pasaje de Isaías: "Cómo caíste de los cielos, Lucifer, hijo
de la mañana, etc.", a Satanás, y de esta manera de desvirtuar la audaz
metáfora que el profeta asignó originalmente para un rey sirio hostil
a los israelitas, y Gregorio la aplicó parael diablo.
(2) de la Segunda Memoria de Mirville a la
Academia de Francia, vol. IV, citando al Cardenal
Ventura. [Nota del compilador: esta referencia no ha sido definitivamente
identificada].
(3) de Mirville, “Des Esprits,
etc. ”, vol. IV, p.161.
(4) “Angelus faciei Dei sedem superbi
humilis obtinuit”, dice Cornelius à Lapide (en Vol. VI, p.229). [Nota
del compilador: esta referencia es probablemente para la edición del Élysée
Pélagaud de las obras de Cornelius à Lapide, aún no localizadas, y la
oración latina es citada por de Mirville, op.cit., vol. IV, p.163, al pie
de página.]
(5) [Nota del compilador:
Desafortunadamente Blavatsky no detalló a qué Yonge se refiere aquí,
aunque muy probablemente se refiera a Charles Duke Yonge (1812-1891) quien
fue profesor de Historia y Literatura Inglesa en el Queen's
College de Belfast.
En cuanto a los registros eclesiásticos
mencionados por Blavatsky, los más conocidos entre ellos y teniendo en cuenta
la historia del Papado, no hacen mención de ningún Papa con ese nombre.
A este respecto, el estudiante es remitido
al Liber Pontificalis o Gesta Pontificum Romanorum que
consta de las vidas de los obispos de Roma desde la época de San Pedro hasta la
muerte de Nicolás I en 867, y al que se añadieron suplementos en una fecha
posterior, continuando la serie.
El Liber, usado por Bede para su Historia
Ecclesiastica, se imprimió por primera vez en Mainz en 1602 y la mejor edición
es del erudito francés, monseñor Louis Marie Olivier Duchesne (2 vols., París,
1886-1892). Pero ningún Papa con el nombre de Lucifer aparece en el
trabajo mencionado anteriormente, ni en ninguna otra fuente disponible.
Sin embargo es concebible que Blavatsky se
haya referido al obispo de Cagliari (de ahí que se le llame
Caralitanus) quien murió en 371 y quien fue un ferviente
defensor de la causa de Atanasio y es considerado popularmente en Cerdeña como
un santo, y varias de sus controversiales escrituras aún existen.
Lo mencionamos como el único individuo
llamado Lucifer de quien existen registros tangibles en la historia de la
Iglesia.]
OBSERVACIÓN
Y antes de haber publicado este artículo,
Blavatsky ya había abordado de este tema con su hermana Vera en una carta que
le escribió:
« Estamos a punto de fundar una revista
propia, la cual se va a llamar “Lucifer”. Pero no te
asustes. No es el demonio, en el que los católicos han falsificado el nombre de
la Estrella de la Mañana, sagrada para todo el mundo antiguo, el "Portador
de la Luz", Fósforo, como los romanos a menudo llamaban la Madre de Dios y
Cristo.
O a caso en la Revelación de San
Juan no dice:
¿"Yo, Jesús, la estrella de la mañana”?
Desearía que la gente tomara esto en cuenta.
Es posible que el ángel rebelde se llamara Lucifer antes de su
caída, pero después de su transformación no debe de ser llamado así. »
(www.blavatskyarchives.com/blavle11.htm)
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