Mes de Tauro 2018
Hace años tuve un sueño que hoy vuelvo a recordar. No sé si estaba
dormida o despierta. Sentía la vida expandida, diluida y feliz fluyendo libre
como un río de montaña. ¿Desde dónde miraba? No lo sé. Miraba con la
imaginación. La luna llena adornaba el cielo, dándonos esa oportunidad de
contacto, que mes tras mes, nos ofrece. Y por ese camino, iluminado por el
plenilunio, me dejé llevar a un lugar no localizado en un tiempo sin tiempo.
El planeta se vestía de gala. Su flor, la más bella, la más oculta, se
desplegaba como una danza ritual dedicada al Señor del Mundo, emanando las
cualidades de los principios sobre los cuales la vida, como la conocemos, se
desarrolla.
Era un momento de suprema atención. La flor se abría. Su hilera externa,
formada por el principio fundamental del reino mineral, mostraba su belleza y
en su canto afirmaba la verdad de su ser. Su apertura mostraba infinitas
conexiones que sobrepasaban el suelo terrestre. Las Vidas que sostienen las
piedras, los cristales, la corteza terrestre y toda la gama infinita de formas
de ese reino, expresaban Su Verdad y desde los cielos, los principios eternos
que se reflejan en este Reino, contestaban desde el infinito, evocando la
afirmación de su realidad desde el ángulo cósmico. Así quedó abierta la hilera
externa de pétalos. Tres pétalos y miríadas de formas contenidas en ellos.
Se iniciaba la apertura de la hilera intermedia de pétalos. Esta vez
correspondía al principio fundamental del reino vegetal. Flores, plantas,
árboles, arbustos, frutas, y todo tipo de vegetación expresadas en estos tres
pétalos que como una danza, se desplegaban afirmando su realidad, su verdad, su
principio eterno. El sonido, como canto celestial repetía “Yo afirmo la
Realidad de mi principio eterno y la razón de estar en este suelo terrestre”.
Los grandes Devas, vida y sustento de ese reino, llenaban los espacios y se
conectaban con el principio cósmico que representan. Venus, la estrella de la
mañana, brillaba con más intensidad, reconociendo su progenie.
Se inició la apertura de la hilera interna. La vibración cambió y se
hizo más intensa. Las pisadas de miles y miles de animales de toda especie
emitieron un sonido armonioso, pero fuerte. El Reino Animal se desplegaba en
forma de tres pétalos, y en ellos, la voz eterna se difundía en todas
direcciones diciendo:
“Yo afirmo la Realidad de mi Principio Eterno”. El gran Señor de este
reino, el Alfarero de las Formas, danzaba y en su manto en movimiento se
dibujaban las diversas formas del Reino Animal. Su Principio Eterno, venido de
sabe Dios qué parte del Universo, vibraba allá en las estrellas. El
incomprendido reino desplegaba su fuerza y su belleza en movimiento.
Crecía la tensión divina. Tocaba la apertura de los tres pétalos que
guardan la Joya en el Loto. Uno, la Voluntad; el otro, el Amor y el tercero, la
Inteligencia. Todas las conciencias miraban atentas esta nueva apertura.
Vibraron los cielos y la tierra. Se comenzaron a abrir los pétalos. El
principio fundamental del Reino Humano iniciaba su despliegue. Rayos
incandescentes cruzaban los cielos. “Son los Hijos de la Mente, los Prometeos.”
Una vez más sonó la voz eterna, esta vez para pronunciar: “Yo afirmo la
realidad de mi Principio Eterno, Yo Soy la luz del Mundo”. Desde el corazón del
Sol se emitió una nota que, surcando el espacio, llenaba los éteres planetarios
en reconocimiento de los hijos del sol y su promesa de redención.
Entonces, se escuchó la Voz desde las entrañas de la Tierra:
“Hijo de Dios y de la Tierra, Hijo que cargas el principio del Padre y
de la Madre en tu seno, Hijo que estás marcado desde más allá del tiempo, con
tus manos, con tu vida, con tu aliento, despliégate en tu Principio Eterno,
para que la Joya en el Loto pueda ser mostrada, como fue en un principio; y
verse, radiante y resplandeciente impregnándonos a todos con Su Principio
Eterno.”
La Joya en el Loto, el Quinto Reino, La Jerarquía de Maestros se mostró
en todo su esplendor haciéndose presente en este ritual planetario. La fuerza
de su invocación surcó el espacio. Llegó a Shamballa. Y el Señor del Mundo, el
Joven de la Eterna Primavera, el Anciano de los Días, con su diamante Flamígero
tocó la flor planetaria, la flor abierta.
La Ígnea Voluntad recorrió las rutas terrestres, el Plan Divino se
extendió por los cuatro puntos cardinales, haciendo vibrar las conciencias
ejecutoras e impulsando a las conciencias dormidas. Poderosa y oculta es la
Voluntad de Dios.
Un murmullo se elevaba desde las conciencias despiertas, un murmullo de
voces que repetían. Señor, no mi voluntad sino la Tuya, no mi voluntad
sino la Tuya, no mi voluntad sino la Tuya…
Respiré profundo, regrese al mundo externo. Yo me quería quedar, pero
tuve que salir y reflexionar. Estos vuelos de la imaginación siempre dejan una
enseñanza y no la podía perder.
Y es lo que quiero compartir contigo. En realidad no pude saber cuál es
el principio fundamental de los reinos mineral, vegetal y animal, pero si pude
escuchar con claridad nuestro Principio Eterno, el del humano que afirma: “Yo
Soy la Luz del Mundo.” Y pensé, ¿nos quejamos que hay tinieblas cuando somos
luz?
La guerra está desatada en el plano mental humano.
Neutralicemos la guerra con la imaginación creadora, con el pensamiento
positivo, con la fe que mueve montañas, con la certeza de lo que somos y la
parte que nos toca jugar en el drama planetario. Reconozcamos, con amor y
profunda reverencia, a los reinos que comparten con nosotros este suelo
terrestre. En nosotros están los principios de los reinos precedentes y la
semilla del reino superior. Vivimos años de profunda transición en la que nos
estamos jugamos el futuro planetario. Invoquemos desde nuestra Luz, afirmando
con fuerza: “Yo Soy la Luz del Mundo”.
Sintiendo que eres La luz del Mundo, que brillas como el sol,
decreta: “Yo afirmo la realidad de mi Principio Eterno; Yo Soy la Luz
del Mundo. Ilumino las tinieblas de la Tierra”. Y con tu imaginación
has contacto con todas esas luces que están esparcidas por todo el planeta.
Invoquemos nuestro Principio Eterno, el de los Prometeos, los Hijos de la
Mente, los Ángeles Solares, y afirmando la realidad de nuestro principio
eterno, iluminemos nuestra amada Tierra. Es lo que espera la Jerarquía para
poder exteriorizarse.
Con el amor de siempre, eterno, inextinguible.
Nota..
Edición y Difusión: Gala Shendrix
(https://haydenunparaisoparaelalma.blogspot.com)
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