Por Parvati Kumar
Cuando miramos al mundo, lo hacemos a través de nuestras emociones y nuestra mente, y por lo tanto tenemos que lidiar con el glamour y la ilusión. La mayoría de gente no es consciente de que existen estos dos estados. Divinizan su glamour y consideran sus ilusiones como sus posesiones preciadas y obtenidas con esfuerzo; consideran estas ilusiones como correctas y buenas y una parte inmutable de su vida diaria.
El peligro se encuentra en el glamour
y la ilusión en los cuales todos vivimos, ya que a través de ellos podemos ser
encarcelados, engañados, manipulados y destruidos. Responder a lo irreal y a lo
innecesario impide a uno de concentrarse en las realidades de la vida y las
circunstancias. Nos desviamos y deambulamos por callejones de la vida, y
perdemos esa autopista directa que nos llevará a nuestra meta. Liberarse de
estas dos anteojeras es una desesperada necesidad, ya que nuestro progreso
futuro en todos los campos depende de ello.
Rodeamos todas las cosas de glamour e ilusión
de manera habitual, automática e inconsciente. Nuestra calidad determina el tipo de
ilusión al cual sucumbiremos, o el que crearemos. Aprendiendo a distinguir la
forma que toman la ilusión y el glamour en nuestra vida diaria, lograremos la
liberación. Para ver lo real desde lo ilusorio debemos saber a qué y a quién
estamos apegados hasta el punto que nos impide una visión clara. Pero la
dificultad surge porque a pocas personas les importa afrontar la verdad real.
Afrontar esta verdad requiere la capacidad de reconocer errores y admitir
equivocaciones. Esto no lo permitirá el falso orgullo de la mente. Nada puede
impedir el progreso de aquellos que se han despertado del glamour y de la
ilusión. Estos se vuelven más libres y útiles, y la inteligencia caracteriza su
vida.
El glamour es ilusión en el plano
emocional. Cada individuo, sin excepción, está sujeto a un glamour personal,
grupal, nacional y racial. Creer que estamos intactos de glamour es simplemente
otro glamour. El glamour afecta la vida diaria y todas las relaciones Estas
están estrechamente conectadas con el entorno del individuo, su vida sexual,
sus ambiciones, sus deseos, sus sueños, sus ideas e ideales, sus visiones y sus
aspiraciones.
Las personas son como son porque su
glamour individual condiciona su pensamiento y reacciones. Esto las convierte
en sus ideas y crea una niebla impenetrable que distorsiona todos los contactos
e impide que la verdad llegue a las personas. No ven la vida o las condiciones
que las rodean de manera verdadera y dará. Ello hace que la adecuada
discriminación sea difícil sino imposible
El número de glamoures es incalculable
La mayoría de individuos están sujetos al glamour de la materialidad. Idealizan
y buscan identificarse con el mundo material para encontrar satisfacción en
placeres y actividades puramente físicas -en el sexo, la comida, el dinero, las
posesiones materiales, el hogar, la comodidad y la belleza. Existe un intenso
glamour de preocupación por estas cosas, por todo lo que concierne a ellas,
preocupación por lo que les gusta, por cómo se sienten física y emocionalmente,
por sus reacciones hacia la gente, por lo circundante y por los aspectos
materiales de la vida diaria Estos individuos dan vueltas sobre el centro de
sus vidas diarias, sin ver nada de la realidad, sin oír nada más que el eco de
sus propios pensamientos y, consecuente e inevitablemente, sin obtener la
verdadera alegría de la vida.
Un discípulo.
La
Mayor Ilusión
Hay una pregunta que emerge en la
mente de un aspirante en el camino: ¿obtienen los seres alguna vez el
conocimiento y se dan cuenta de la Verdad? Pero esta pregunta no es más que una
broma, ya que el ser mismo es la verdad y el conocimiento es inherente a uno
mismo.
Cuando la verdad despierta desde
adentro, el conocimiento también se revela a sí mismo desde adentro. Hasta ese
momento, la verdad en uno mismo funciona como pulsación, respiración, habla y
conciencia. Uno debería conocer estas facultades, no como propias de uno, sino
de la Verdad que llevamos dentro.
La mayor ilusión que sufre un
aspirante es buscar la Verdad a su alrededor en vez de buscarla en su interior.
Esta es la mayor ilusión, Maya
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