por Parvathi Kumar
Todas las leyes ocultas de la curación y los correspondientes métodos son posibles mientras estén permitidos por la ley del Karma. Por muy ocultista que sea un sanador, no puede curarlo todo. No puede curar en todo momento. No es la técnica de curación o el curador quien decide la cura, sino que es la ley del karma la que decide la cura. Es innecesario decir que ciertas personas no se curan por mucha ayuda que reciban con las curaciones normales, así como con las ocultistas.
El flujo de la energía es la base de todo
el trabajo de curación. El flujo tiene que ser uniforme. Si está en exceso o es
deficiente, produce enfermedades. Estos son los dos factores principales para
la producción de la enfermedad. Por lo tanto, aquellos que están interesados en
sanar deben darse cuenta de esto, y hacer posible la curación de acuerdo con
las necesidades. Aunque el sanador tenga la capacidad de conseguir la curación,
esta será temporal, y cuando el paciente esté fuera de la presencia del
sanador, volverá a su patrón de flujo original, que no es uniforme. De esta
manera, aunque se haya hecho el esfuerzo de curar, la curación no se ancla en
el paciente. Aquí el sanador tiene que saber que existe una ley kármica, y
que no se producirá la curación hasta que se cumpla el Karma.
Es en este contexto que la astrología se
convierte en una herramienta para ver la dimensión del tiempo relativa al
Karma. A veces la astrología también proporciona medidas reparadoras que
permitirían que se produjera la curación. La astrología también revela si se
producirá la curación. Si el curador sabe que no se producirá la curación,
podrá preparar psicológicamente al paciente para que soporte lo que no es
curable. La aceptación es la mitad de la cura. Si el paciente
sabe que su enfermedad no es curable y aprende a aceptarla como una
retribución, por lo menos ahorrará energía y dinero, que de lo contrario
gastaría persiguiendo médicos y medicinas.
Otra dimensión de las cargas kármicas es el
diagnóstico infructuoso durante un tiempo prolongado. Esto también se puede ver
en los pacientes. Al comienzo no se produce el diagnóstico correcto a pesar de
disponer de facilidades y capacidades. Tienen lugar interpretaciones erróneas y
la cura no llega. Cuando llega el momento de la cura, ¡aparecen los pensamientos
correctos!
Hay otro factor que se puede considerar en
relación con el Karma. ¿Hasta qué punto es responsable un niño de sus
condiciones de vida? Algunos nacen en familias no saludables, otros nacen en
familias saludables, algunos nacen ricos, y algunos nacen muy pobres. Los
primeros tienen el mejor alimento, mientras que los últimos no lo tienen. De la
misma manera, algunos nacen en familias donde las normas de salud son parte de
la vida normal; algunos otros nacen donde hay poco conocimiento de la salud. A
no ser que uno admita como un factor predisponente al Karma y a su poder de
producir ajustes que surgen del pasado y afectan el presente, las respuestas
seguirán siendo evasivas.
Todo el tema de la enfermedad podría ser
tratado desde el ángulo del Karma. Pero en Occidente no ha existido ninguna
enseñanza sobre este tema tan abstruso. Y en Oriente está muy distorsionado.
Sin embargo, el factor del Karma sigue siendo un factor muy importante
de incertidumbre tanto en la curación esotérica como en la exotérica. El
conocimiento de los ciclos de encarnación, el conocimiento de la evolución
de las almas y el conocimiento de los ciclos del tiempo arrojan mucha luz
sobre el tema de la salud y la curación. Los sanadores harían bien en
adquirir ese conocimiento.
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