Centro Holística Hayden

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7 de diciembre de 2021

Terapia Contra la Avaricia

El rey pensó que nada tenía que perder y su avidez le
dijo que por qué no probar. Llamó a uno de sus asistentes
y le ordenó que trajera una bolsa de monedas de oro. Una
vez la tuvo en sus manos, la abrió y comenzó a echar
monedas en la escudilla. Ante su sorpresa, no pudo llenarla.
Exigió que le trajeran entonces un saco lleno de
ellas y comenzó a verterlas sobre la escudilla, pero ésta
seguía vacía. Trajeron varios sacos de monedas de oro y
sucedió lo mismo. El monarca ordenó que trajeran todos
los tesoros del reino y todos los engulló la escudilla.
Desesperado, preguntó:
—¿Por qué no logro llenar tu miserable escudilla?
El pordiosero se encaró al monarca y le dijo:
—Eres más mendigo que yo, mucho más.
El rey estaba estupefacto. Entonces el mendigo dio la
vuelta a su escudilla y resultó que ésta, por el otro lado,
era un cráneo humano.
—¿Te das cuenta, señor? Así es el ser humano. Por
mucho que le des, nunca está satisfecho y continúa sintiéndose
interiormente vacío. Nada puede saciar su voracidad;
nada puede llenar su vacío interior.
—¡Eres un mago! –vociferó el monarca–. Te haré
ahorcar.
—Te equivocas, señor. No soy más que un pobre
ermitaño, sólo eso, pero este cráneo-escudilla sí es mágico,
porque fue el cráneo de un gran demiurgo. Él refleja
perfectamente cómo es la cabeza del llamado ser humano:
siempre pidiendo más, ansiando más, esperando más. ¿De
qué sirve ser un monarca si tu mente es mucho más pobre que
la de un mendigo?
Cincuenta cuentos paraMeditar y Regalar
Entonces el rey tuvo un destello de comprensión profunda.
Efectivamente, él había sido siempre el más mendigo
de los mendigos.

 Reflexión

Una de las raíces latentes más persistentes y nocivas

de la mente es la avidez en todas sus formas, que da por

resultado el apego y el aferramiento, la voracidad y la

insatisfacción.

Por apego, la persona es capaz de recurrir a la explotación

y a la usura, a la violencia y al engaño. Es una

energía muy destructiva. Del mismo modo que una

hoguera no se extingue arrojándole cada vez más leña o la

sed no se sacia ingiriendo más y más pescado en salazón,

así la avidez no tiene fin y la persona quiere poseer siempre

más de lo mismo y al mismo tiempo de todo.

El entendimiento profundo de la transitoriedad, la

completitud interior y la madurez emocional, la práctica

de la meditación, el recordatorio de la muerte, y el despliegue

de las mejores energías de compasión y generosidad

van mitigando el apego y la avidez. El apego es una

atadura mental terrible e identifica a la persona de tal

modo con el objeto de apego que ésta deja de ser ella misma

y se enceguece. El apego es manantial de miedo y de

sufrimiento. El que se libera de la avidez, se libera también

de mucho miedo y de mucho dolor.

 

Cuentos para Meditar

y Regalar

Ramiro A. Calle

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