Después de mucho reflexionar, de meditar, de vivir innumerables experiencias, de reír y llorar, de perder y ganar, pude percibir el rostro de la Madre, allá en la India, hace más de una década, en un lugar llamado Sri Sailam. Fue uno de esos momentos de lucidez en el que pude reconocer Su Presencia, la divina inteligencia que todo lo compenetra y crea este maravilloso mundo en el que vivimos. Una semilla quedó sembrada en mi conciencia en ese momento tan especial.
Con el advenimiento de las nuevas
energías en el inicio de este nuevo tiempo y el uso sostenido de la Llama
Violeta, regalo de la Madre, esa semilla empezó a crecer y desarrollarse.
Entonces me di cuenta de que Ella es la Materia, la sustancia matriz del
Universo. Lo había leído muchas veces, pero amigos, hay una diferencia muy
grande entre información y vivencia. De repente, en un día cualquiera, comencé
a ver con otros ojos el mundo que me rodeaba. El cielo azul, los árboles, la
luminosidad del sol, las hojas, las estrellas... todo tenía un brillo especial.
Una puerta se abrió en mi conciencia y reconocí, en todo lo que me rodeaba, la
divinidad que con tanto anhelo he buscado toda mi vida. Me dije: es la
Madre. Y la Madre es Dios. Porque Dios es Padre Madre. Porque el Espíritu
sin la Materia no puede crear un Universo para que la
Conciencia, nosotros, podamos habitar, porque la Madre es parte del Padre
y el Padre es parte de la Madre. Porque todo es divino, sólo hay que tener ojos
para ver la gloria del Espíritu aquí, reflejada en la materia.
Ahora me doy cuenta de que Su
Presencia en nuestra conciencia es lo que más necesita este mundo
nuestro. En una sociedad, con sus religiones machistas, nos olvidamos
de Dios Madre y de ahí ver la materia como la fuente del pecado y
despreciarla fue sólo un paso. Y entonces, al no ver Su divinidad, al no
reconocer la maravilla que encierra Su misterio, la utilizamos mal, desviamos
sus leyes y las religiones la convirtieron en pecado. ¿Recuerdas aquello
de ... "el demonio, el mundo y la carne" que nos
enseñaron de niños? ¿Qué culpa tienen los átomos y las moléculas en su danza
eterna de nuestra conducta? ¿Dónde está su pecado? ¿Dónde está el pecado de la
naturaleza y sus reinos? Es la conciencia carente del aspecto femenino de Dios
que ha creado un mundo de dimensiones que no reflejan los verdaderos principios
universales, lleno de espejismos y falsos valores, que nada tienen que ver con
la realidad de la vida, que es divina en todas sus manifestaciones. “El
demonio, el mundo y la carne” se coló en nuestro subconsciente
colectivo y creamos esta cultura mercantilista que, al despreciar la materia,
la contamina a tal punto que estamos al borde de una crisis ambiental de
grandes proporciones.
Confundimos la liberación tan buscada
alejándonos del mundo sin darnos cuenta de que la liberación verdadera es
aquella que nos libera de la inmensa memoria e innumerables creencias que tiene
acumulada la mente y nos inhibe vivir el esplendor del Espíritu en Su
Creación.
Ahora entiendo la desvalorización del
rol femenino en la sociedad, de la ausencia de madres en los
hogares. Ahora entiendo la ceguera del hombre en cuanto a ese rol y su
falta de reconocimiento. Nos falta la Sagrada Presencia de la Madre Divina en
nuestras conciencias. Porque Ella siempre está presente, porque Ella es el
Universo, las estrellas, los soles, la Tierra, los mares, los ríos, tus
cuerpos.
Que en estas Navidades e inicio del
2022, no sólo te conectes con tu Cristo Interno, ese Dios que vive en tu
corazón, sino también con la Virgen, la sustancia matriz del Universo, la que
por su pureza pudo dar a luz al niño Dios, el milagro de la Conciencia que eres
tú, que soy yo, que somos todos, la Humanidad.
FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO 2022 LLENO
DE LUZ Y AMOR
Carmen Santiago
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