Estamos en la porción de Bo, que antecede a lo que se conoce como Redención, la salida de los israelitas de Egipto. Por lo tanto, esta porción contiene la Luz y el entendimiento para que cada uno de nosotros pueda extraerse de cualquier negatividad u oscuridad que experimente. La enseñanza que me gustaría compartir sobre esta porción tiene que ver con lo que necesitamos cambiar y aquello que debemos hacer constantemente a fin de activar la Luz de la Redención, la Luz que puede sacarnos de todas las formas negatividad.
Hay una sección en Sanedrín, en el Talmud, que habla acerca de
la Redención. Dice: “La Redención no puede llegar hasta que aquellos con ego dejen
de existir”. Ya sea que no estén más en este mundo o que permanezcan en el
mundo pero sus egos no existan. Así que los kabbalistas preguntan por qué el
ego es lo único que impide la Redención… hay muchas cosas peores en el mundo,
¿no? Si le preguntases a cualquier persona en la calle quién está creando más
oscuridad en el mundo, si un asesino o una persona con ego, te dirá que el
asesino. Sin embargo, hay algo muy particular sobre el ego que impide la
Redención. ¿Qué es?
Quiero compartir una sección muy importante de Los
escritos del Arí. Sé que hablamos del ego a menudo y todos sabemos que el
ego es nocivo, aún así todos, desafortunadamente, mantenemos nuestro ego. Por
ende, espero que esta enseñanza del Arí nos motive lo suficiente para hacer
todo lo posible para eliminar nuestro ego.
¿Por qué el Talmud es tan vehemente cuando dice que no hay
nada más fuerte que el ego para impedir la Luz de la Redención? Los kabbalistas
explican que de esto trata el comienzo de la porción Bo; Moshé diciéndoles a
los israelitas que deben matar al ego. ¿Qué es tan terrible que distingue al
ego de todas las demás clases de negatividad que podríamos hacer? El Arí dice
que tenemos que entender espiritualmente qué daño hace el ego y a dónde va la
oscuridad o negatividad creada por los pensamientos, las palabras y las
acciones del ego.
El Tetragrámaton es cuatro letras: el Yud Hei que
representa el plano superior y el Vav Hei que representa el
plano inferior. Todas las acciones negativas que hacemos en este mundo —salvo
una— solo hacen daño en el Vav Hei inferior. La única acción
negativa que en realidad se eleva y crea oscuridad en el plano superior
de Yud Hei es una acción del ego. ¿Qué significa ego?
Significa que la persona se cree más elevada de lo que es, y esa elevación
permite que ella piense, hable o actúe con los demás de cierta manera; esa
persona se está elevando más allá de lo que realmente es y se permite
menospreciar a los demás y actuar de forma negativa con ellos.
Usualmente las fuerzas negativas solo tienen permiso de atacar
el Vav Hei, los niveles inferiores. Pero cuando una persona actúa
con ego, causa que la negatividad se adhiera al lugar superior de Yud
Hei. Es importante entender los detalles de esto. Cada pensamiento, palabra
y acción de ego, explica el Arí, no solo se eleva y daña al Yud Hei,
sino que en realidad hace un daño doble.
¿Por qué un daño doble? El Yud Hei, las primeras
dos letras del Tetragrámaton, tienen el mismo valor numérico de gaavá,
ego. Así que cuando una persona tiene ego, gaavá hace daño a
esas dos letras. En términos kabbalísticos, el Yud Hei es
deletreado y cuando se deletrea la Luz se revela más. Gaavá, que
representa el ego, tiene el valor numérico de 15 y, cuando se deletrean las dos
letras Yud Hei, también tienen el valor numérico de 15. Por lo
tanto, el daño que se hace mediante cada pensamiento, palabra y acción del ego
en el plano superior, llamado el Yud Hei, hace daño dos veces.
Es por ello que dice que el ego es la única barrera para la
llegada de Mashíaj, la única barrera para poner fin al dolor, el
sufrimiento y la muerte en este mundo. Esto significa que, aunque sea
descabellado decirlo, si tuvieses la capacidad de hacer algo negativo y tienes
que elegir entre robarle a alguien o tratarle con ego, los kabbalistas dirían que
la acción del ego es lo que impedirá el final del dolor, el sufrimiento y la
muerte en nuestro mundo. ¿Por qué? Porque aunque cualquier cosa que hagamos de
índole negativa en este mundo dañe el Vav Hei, los mundos
inferiores, el ego eleva el daño al Yud Hei… y es por ello
que Yud Hei tiene el valor numérico de gaavá, ego.
Por esta razón dice en el Talmud, en Sanedrín, que Mashíaj,
el fin del dolor, sufrimiento y muerte, no puede venir hasta que suficientes
personas hayan eliminado su ego.
En este Shabat, el Creador viene a Moshé y Moshé a los
israelitas, y dice: “Elévense”. ¿A dónde? Al Yud Hei. Porque lo que
los israelitas han hecho, lo que nosotros hemos hecho, es impedir que la Luz
del Creador se revele en este mundo al permitir que el faraón (que representa
las fuerzas de la oscuridad y la negatividad) se eleve y haga daño al Yud
Hei, al plano superior. Por consiguiente, Moshé les dice a los israelitas,
y a nosotros, que deben elevarse al plano superior y eliminar el daño causado
por el ego.
El Creador dice: “Ven al faraón”, lo que quiere decir a los
israelitas que deben reconocer que si desean eliminar las fuerzas negativas que
rodean al Yud Hei, el plano superior, tienen que liberarse de su
propio ego. El Arí termina esto diciendo que este es el secreto de lo ocurrido
y la razón por la cual el faraón tenía el poder entonces —y actualmente— para
hacer daño; debido a las acciones, palabras y pensamientos del ego que le
dieron fuerza para controlar y aferrarse al Yud Hei.
Aunque hablemos del ego todo el tiempo, espero que esta nueva
enseñanza del Arí nos motive lo suficiente para hacer el trabajo de destruir el
ego. Y parte de nuestro trabajo, ciertamente, es dejar de crear esta oscuridad
en torno al Yud Hei, ese plano superior que necesita darnos Luz.
Pero la otra parte de esto es que necesitamos cambiar las maneras en las que
podemos disminuir nuestros pensamientos, palabras y acciones que provienen del
ego. El Arí dice que para remediar el daño, cada vez que sientas que tu ego
despierta, debes meditar para eliminar esta fuerza, esta Luz que has entregado
al lado negativo, y recobrar esa Luz y darla al Creador.
De nuevo, dice que Mashíaj no puede venir
hasta que cada uno de nosotros individualmente elimine el ego, porque, tal y
como dice el Arí, no hay ninguna otra acción negativa que se eleve tanto como
las de una persona que habla, piensa o actúa con ego. En este Shabat, espero
que genuinamente comprendamos el daño causado por el ego; ese daño es una de
las pocas cosas que están obstaculizando y frenando el Guemar HaTikún,
el Fin de la Corrección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario