MAESTRO KUT HUMI
Devapi Maharshi
Recuerda Sambala, inclínate ante Sanat Kumara el Señor y hoya
el sendero de Maitreya el Señor, el Maestro del Mundo.
Con el toque de Sambala, un Jesús altamente inspirado deseó el Sarvahuta Yagna (Sacrificio completo). El ritual del Sacrificio del Hombre (Purushamedha Yagna) también significa lo mismo. Es sacrificarse uno mismo para cumplir una parte del Plan Divino.
En el pasado, Parasara llevó a cabo el Sarvahuta Yagna para
permitir el
descenso del Señor. Parasara cooperó sacrificándose a sí mismo
para
conseguir el cuerpo sobrenatural en el cual se produjo el
descenso de Krishna el Señor. Era un cuerpo sobrenatural de muy alta pureza no
posible de otra manera con los cinco elementos del planeta. En el proceso, él
se entregó e incluso entregó su propia vida. Con mucha intención, Jesús escuchó
el relato de este episodio del Maharshi. Quedó profundamente inspirado. Fue
debido al toque de Sambala que Jesús entonces pensó en hacer un sacrificio tan
grande para un propósito Divino.
Cuando Jesús se paseó por el huerto de Getsemaní, la semilla
del pasado germinó nuevamente en su corazón. En su mente surgió la
perturbación.
Ofrecerse a sí mismo en sacrificio o protegerse era el dilema.
Aunque capaz de protegerse a sí mismo, Jesús se puso en manos de los soldados
romanos para ser crucificado en la cruz. Se le ocurrió que había un propósito
mayor en hacerlo.
Su acto de resurrección y aparición a sus seguidores
demostraría muy bien la verdad eterna de la inmortalidad. De esta manera, un
velo de ignorancia relacionada con el mito de la muerte se levantaría en el
mundo occidental. Así se cumpliría un propósito divino. Ampararse en la
Voluntad del Señor le pareció a Jesús lo más apropiado cuando reflexionaba sobre
este dilema. Se arrodilló y rezó: “¡Padre! ¡Hágase Tu Voluntad!”
De esta manera se cumplió la voluntad de Samabala y se
inauguró una nueva era.
Compuesto por el grupo de Bangalore
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