Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

Master Reiki Usui - Master Reiki Karuna - Master Reiki Egipcio Seichim - Terapeuta Holística - Facilitadora espiritual - Numeróloga Evolutiva Humanista.

A través de estas herramientas te encuentras con tu verdadero Ser...aqui estamos....esperando darte la mano.........

3 de enero de 2022

CUMBRE DE LOS GUARDIANES DE LA TIERRA

Gregg Braden presentado por Alberto Villoldo

Alberto:  Es maravilloso tenerte aquí, Gregg. Como sabes, esta es la Cumbre de los Guardianes de la Tierra. Es sobre la protección de la Tierra en estos tiempos de crisis que está atravesando la humanidad, y queremos tus opiniones, tu orientación sobre cómo podemos unirnos en pos de una nueva humanidad, con el objetivo de ser guardianes y cuidadores de la Tierra. Pero sé que tienes experiencia previa en ciencia y espiritualidad. Me encanta cómo las fusionas. ¿Cómo llegaste a esa fusión mágica de estas disciplinas?


Gregg:  Ante todo, quiero agradecerte por ser parte de esta Cumbre de los Guardianes de la Tierra, tan necesaria, vital y poderosa, y por tu amor y dedicación al planeta hermoso en el que vivimos.  Hermano, ya perdí la cuenta de cuántos años hace que nos conocemos, pero lo que sí sé es que a lo largo de toda nuestra relación siempre me asombró tu dedicación y perseverancia para despertar las memorias de nuestra relación con la Madre Tierra, con Gaia, la relación con nosotros mismos y tu amor por este mundo y por la gente de este mundo. Me siento honrado de estar aquí. Gracias.


Alberto:  Gracias, siempre es un placer estar contigo. Cada vez que nos juntamos es así.


Gregg:  Llego de mi estudio en las afueras de Santa Fe, Nueva México, donde estamos grabando módulos para un programa llamado “Civilizaciones Antiguas”. Y lo comento porque sienta los fundamentos para la respuesta a la pregunta que me hiciste. Mi experiencia es con las ciencias duras. Me gradué en geofísica con una base sólida en las ciencias de la vida, en matemáticas, física y computación. Pero ya como adulto tuve la bendición de poder viajar y pasar tiempo con las culturas indígenas más antiguas que aún quedan en la Tierra, y algunos de los lugares más magníficos, aislados, remotos y prístinos que actualmente quedan en la Tierra. Y lo que descubrí rápidamente es que la opinión de estos indígenas hermosos es muy diferente a mi entrenamiento como científico. No es incompatible, pero es muy diferente, desde una perspectiva muy distinta, y esa diferencia es la que me llevó a ese viaje por el que dejé las corporaciones y el ámbito académico para explorar los principios de nuestra relación con el pasado, el futuro, el Cosmos, la Tierra, Dios, el Espíritu y con nosotros mismos y los demás, y compartirlo directamente con nuestras audiencias en lugar de atravesar el proceso académico de escribir artículos, y la evaluación de los pares, y todo lo que aún hacemos. Pero pienso que es importante, y lo remarcaste.  Estamos en un momento excepcional y valioso de la historia de este planeta que nuestros antepasados indígenas reconocieron y que la ciencia moderna se muestra reacia a admitir. Y esa es la convergencia de los ciclos y los ritmos naturales que se invirtieron. Lo único que está desmoronándose ahora es todo lo que no es verdadero en nuestras vidas, todo lo que no es sustentable, todo lo que está en contra de los ritmos y principios naturales. Y las cosas que son buenas, que son sustentables, están como siempre estuvieron. Creo que tenemos una oportunidad para reconocer este momento de la historia y por eso muchas personas, mis colegas, académicos, mis amigos y también las personas del público me preguntan cómo no nos damos cuenta de que este es un momento valioso en la historia del planeta y la humanidad, por qué no nos damos cuenta de las oportunidades que tenemos delante en este momento. Porque todo lo que muestran son las crisis del momento sin ninguna manera de resolverlas. Lo que hace eso es crear miedo y estrés en nuestro mundo.  Y la respuesta a esa pregunta es donde quiero comenzar esta conversación. Cuando era niño, allá por los años 50 y 60, había una autora asombrosa, Rachel Carson, que escribió uno de los primeros libros sobre el medio ambiente acerca del pesticida DDT, titulado Primavera Silenciosa. Es un clásico. Estoy segura de que muchos de nuestros televidentes están familiarizados con él. Ella dijo algo en los años 60 que todavía tengo presente. Dijo: “Como humanos, tendemos a destruir lo que no valoramos, y solo podemos valorar lo que entendemos”. No hay nada en nuestro sistema académico moderno que les enseñe a los jóvenes a valorar sus cuerpos, su relación con sus propios cuerpos, la Tierra, su relación con la Tierra. Nos han enseñado que la Tierra es nuestra para explotarla y que lo mismo pasa con los recursos, y eso se refleja en la industria, en la tecnología, en el modo como nos relacionamos con la Tierra.


Pienso que una de las mejores cosas que podemos hacer es lo que estamos haciendo ahora: traer conciencia, pensar en lo que Rachel Carson dijo. Solo valoramos lo que entendemos. Entonces, quiero compartir con toda una nueva generación de gente joven que nació en el mundo que vemos ahora y no conocen más que el mundo en el que viven, compartir con ellos que el mundo no ha sido siempre como es ahora. Hubo épocas en las que estuvimos menos separados y menos divididos, hemos sido más confiados, hemos estado más cerca de la Tierra. Quiero ayudarlos a comprender los principios que respaldan eso en sus vidas y el hecho de que la naturaleza está basada en un principio fundamental de cooperación y no la idea darwiniana de competencia y conflicto. Creo que esa es una de las cosas más poderosas que podemos hacer, porque esos conceptos en un nivel básico, son fundamentales, cambian el modo en que los jóvenes y los adultos piensan sobre sí mismos y su relación con el mundo. Creo que es lo mejor que podemos hacer. Es una larga respuesta a una pregunta corta, pero quería empezar por ahí y luego integrarlo a medida que avanzamos.


Alberto: Absolutamente. Recuerdo que cuando era joven y estaba en la Academia  estudiando Antropología, me preguntaban: “¿Por qué quieres estudiar a esa gente primitiva? No saben leer, no saben escribir, son analfabetos”. Yo les respondía que se necesita un poco de ciencia para construir las pirámides. Necesitas arquitectura, geometría, matemáticas para construir ciudades en las nubes como Machu Picchu, que ambos conocemos muy bien. Así que lo hice para descubrir esas maravillas antiguas y la sabiduría que era conocida y conservada y que impulsó a esta gente a edificar construcciones físicas increíbles, sin mencionar los mundos invisibles que eran capaces de explorar.


Gregg:  Exactamente. En cuanto tuve los medios para empezar a viajar, mi primer viaje fue a Oriente Medio, a Egipto. Y lo que encontré en Egipto me llevó directamente a las montañas andinas de Perú. Y eso me llevó a las tierras altas del centro de China y Tibet, y eso me llevó de vuelta a Yucatán, de lo que estás hablando ahora, y también a través del desierto del sudoeste estadounidense. Y uno de los misterios que continúa estando sin resolver es que muchas de estas civilizaciones tenían astronomía, comprendían nuestra relación con el Cosmos, con las estrellas, conocían las órbitas de los planetas. Tenemos artefactos arqueológicos que muestran nuestro sistema solar. Sin embargo, lo muestran como si estuviesen entrando desde afuera del sistema solar y no como saliendo de nuestro planeta.  Y es tan preciso que nos muestra los anillos de Neptuno, por ejemplo, que desconocíamos hasta finales del siglo XX.  Y cuántas lunas hay alrededor de Saturno. ¿Cómo lo sabían? Tenían arquitectura, tenían agricultura, y aquí está el misterio: no dejaron registros escritos de los que sepamos, pero sabemos que se comunicaban y que tenían matemáticas. ¿Cómo comunicaban eso? La evidencia sugiere que lo hacían usando un sistema de comunicación más sofisticado que solo estamos comenzando a comprender ahora, a principios del siglo XXI, a través del descubrimiento de nuevas neuronas en el neocórtex y neuronas en el corazón humano que funcionan como una red neuronal.


La ciencia es relativamente joven, solo tiene 300 años. Es buena, pero está incompleta y no tiene todas las respuestas, pero por un lado nos puede ayudar a comprender los mecanismos de nuestra relación con el mundo.  Y por otro lado,  por 5.000 años tenemos sabiduría indígena. Ellos no necesariamente comprendían la ciencia del mismo modo que nosotros, porque no la necesitaban. Lo que sí comprendían es cómo implementarla, como aplicar estas relaciones en sus vidas, porque era lo que necesitaban. Necesitaban cuerpos fuertes, familias fuertes, sociedades fuertes. Entonces, la pregunta es si nos amamos a nosotros lo suficiente, a nuestra familia global lo suficiente, a este planeta lo suficiente como para abrir nuestros corazones y mentes a la sabiduría de nuestros ancestros y usar como base esos 5.000 años de experiencia humana y luego unir esa experiencia con la mejor ciencia del mundo moderno sin juzgar a ninguna. Unir estas dos grandes modalidades de conocimiento en una sabiduría que es más que cualquiera de ellas por sí sola. Y la respuesta a esa pregunta es lo que nuestras vidas están determinando justamente ahora. Estamos haciendo las elecciones que determinan esa respuesta. Esa unión sagrada de la ciencia y la sabiduría antigua nos da una ventaja evolutiva no solo para sobrevivir al caos sino para prosperar, trascender y aceptar al nuevo mundo que está emergiendo, más que aferrarnos por miedo a la idea de un mundo que ya no existe y conocíamos hace uno o dos años atrás. Creo que ese es uno de los mayores desafíos y tenemos todo lo que necesitamos para hacerlo. Eso es lo bueno.


Alberto:  Absolutamente. Y me encanta lo que dijiste recién acerca de la ciencia antigua y la ciencia innovadora y cómo esta ciencia se enfoca en el “qué” y la antigua se enfocaba en el “cómo”. Somos capaces de describir que el agua es H2O, pero los chamanes podían hacer llover. Y hoy podemos diagnosticar, pero los antiguos sabían cómo sanar. Conocían los mecanismos, la energía, y diferenciaban entre información (estamos viviendo en una sociedad de información actualmente) y sabiduría, que así es como tomas esa información y la transformas en las herramientas que pueden ayudarte a crear belleza en el mundo.


Gregg:  Creo que ese es el gran desafío y que es una de las claves. Tú y yo tenemos trayectorias muy parecidas en alto grado en algunos aspectos.  Ambos nos entrenamos clásicamente en el mundo moderno, en lo académico y en la ciencia, y yo pasé mucho tiempo en el mundo de las corporaciones como un solucionador de problemas para empresas Fortune 500 y dejamos aquel mundo tradicional y comenzamos a transitar un sendero que ellos no comprendieron. Y lo sé por mis colegas. Pensaban que estaba loco. Fui el primer Gerente de Operaciones Técnicas en los sistemas Cisco en el año 1990 y Cisco recién estaba entrando a la era de internet y todas esas cosas, y cuando me fui, mis colegas pensaron que había perdido la cabeza. Pero para mí no era así, y eso me lleva de regreso a la pregunta original que me hiciste. Algunas personas ven como un salto cuántico ir desde lo académico o el mundo de las corporaciones a la manera en el que tú y yo vivimos y enseñamos ahora.  Para mí, más que un salto fue un progreso natural, y le encontraba sentido porque me transporté a un momento cercano al final de mi vida y me dije: Cuando llegue a ese punto, cuando sea, teniendo en cuenta que estoy en el plan de los 200 años, pienso quedarme aquí un largo tiempo, quiero ver el cambio, pero cuando sea que el cambio llegue, cuando miro retrospectivamente ¿qué fue lo que hice que hace que me sienta bien? ¿Es alcanzar algunos logros corporativos o es compartir lo que descubrí que es auténtico acerca de quiénes somos y la belleza y el poder y el extraordinario potencial del cuerpo humano en relación con la Tierra para ayudar a las personas a amar libremente, a amar intensamente, sin miedo y disfrutar la belleza de este planeta? Esta es mi respuesta para la segunda pregunta. Por eso para mí tiene mucho sentido dejar la seguridad –y había seguridad en el mundo corporativo- y dar un paso hacia lo desconocido. Y es un paso a la vez. Todavía estoy en lo desconocido y no puedo imaginarme otra forma de vivir. Pienso que ahora no sería un buen ingeniero corporativo. Pero la clave a todo esto, y lo que invito a hacer a nuestros espectadores, especialmente a los jóvenes, es que mientras honramos lo que hemos aprendido como sociedad, estamos en esta gran curva de aprendizaje y mientras honramos lo que esta curva nos ha enseñado,  invito a la gente a tener la fe y la confianza para cruzar los límites tradicionales que han separado todas estas formas de conocimiento en el pasado, a cruzar los límites que separan la química, la biología, la geología y la física, porque la naturaleza no conoce estos límites, es una hermosa conciencia que tiene vida. Nosotros creamos esos límites para poder sentirnos cómodos estudiando la naturaleza. Y cruzamos esos límites tradicionales entre la ciencia moderna y la sabiduría antigua porque tienen tanto en común que puede beneficiarnos. Y si alguna vez vamos a hacerlo, no puedo pensar en un tiempo mejor que este. Necesitamos esta sabiduría porque los viejos sistemas de creencias se están desmoronando y estamos buscando algo que los reemplace. La buena noticia es que eso ya existe. Nuestro trabajo es buscarlo, encontrarlo, y con discernimiento, con criterio, descubrir qué es verdad y qué no lo es. Y a lo que es verdad, acogerlo en nuestra vida; y si no es verdad, no darle nuestra energía. Y es un viaje apasionante y pienso que puede ser muy divertido. Me siento honrado de compartir esta travesía contigo y con nuestras comunidades, la forma en que se superponen, se tocan, porque la sabiduría indígena nos reúne a todos en esta travesía.


Alberto:  Yo también me siento honrado de compartir este viaje contigo, Gregg. Y me encanta algo que dijiste antes, que hoy los viejos paradigmas están agotados, desmoronándose, colapsando, y las cosas que se están viniendo abajo son las que no son verdaderas, que no son verdades en este momento. Y estás siendo despojado, pero las cosas que son verdaderas están soportando y persistiendo y están disponibles para nosotros. ¿Quieres desarrollarlo más?


Gregg:  Cómo no. Nuestro mundo es un reflejo de la manera en que pensamos, es nuestra historia. Nuestra historia determina cómo resolvemos nuestros problemas, a quiénes elegimos en nuestras relaciones más íntimas, cómo sanamos nuestros cuerpos, las políticas que elegimos en la sociedad, las leyes que aprobamos en nuestros países, en nuestras comunidades tan diferentes unas de otras; todas están basadas en nuestra historia, en la forma en la que nos enseñaron a pensar respecto a nosotros mismos. En el mundo moderno, nuestra historia ha sido que somos el producto de un Universo muerto que comenzó con una explosión primordial, y mucho de lo que hemos llamado “Física Afortunada” que creó las temperaturas adecuadas y juntó los átomos y las moléculas correctos para crear los principios de la vida y nos enseñan que somos el producto de procesos aleatorios, mutaciones al azar en biología, en lo que llamamos “Biología Afortunada” que nos llevó a ser lo que somos en la actualidad. Esta es la visión científica. El problema es que la evidencia ya no sostiene esta visión. Nuevos descubrimientos de la ciencia revisada por pares está revelando ahora que el Universo parece ser consciente y estar vivo. Por ejemplo, los sistemas estelares. Cuando explota una estrella en una parte de la Galaxia, otras partes de la Galaxia responden y lo compensan como un sistema viviente, y hay físicos que de veras están diciendo que la conciencia probablemente es la base de toda la creación, de todo el Universo. Cuando de nosotros se trata, los estudios más recientes en la ciencia del ADN –esto es sumamente interesante y suena a ciencia-ficción- tenemos la capacidad de extraer el ADN de la médula ósea de los restos fósiles de seres que solíamos pensar eran nuestros ancestros, porque se nos dijo que descendíamos de formas primitivas de seres lenta y gradualmente durante largos períodos de tiempo. El problema es que ahora que podemos extraer el ADN de esos seres y compararlo con el nuestro, sabemos que esa historia no es cierta. No descendemos de los Neandertales, por ejemplo, aunque compartimos la Tierra con ellos.  No descendemos de ninguna de esas formas de vida. Aparecimos en la Tierra hace 200.000 años y esta fecha está prácticamente aceptada por la ciencia. El misterio es cómo aparecimos, cómo llegamos a ser quienes somos, cómo tenemos un neocórtex un 50% más grande que los primates más cercanos y la red neuronal expandida del corazón, y aquí está la clave, la capacidad de autorregular nuestra biología a voluntad, cuando se lo requiere,  cuando queramos, de un modo que ninguna otra forma de vida lo podría hacer. Otras formas de vida tal vez lo hacen instintivamente, nosotros podemos sentarnos conscientemente en un momento dado y decir: “En este momento elijo acceder a niveles más profundos de intuición  para comunicarme con el mundo que me rodea, con la naturaleza. Elijo despertar una potente respuesta inmunológica”. ¿Quién no quiere eso en este momento? “Elijo despertar el gen de las enzimas de la longevidad en mi cuerpo”. ¿Quién no desea longevidad? La pregunta es de dónde vienen estos extraordinarios potenciales. La verdad es que no lo sabemos con certeza. Lo que sabemos es que no es la historia que nos contaron  y eso abre la puerta a abundantes posibilidades de relaciones profundas con el Cosmos, con la Tierra, con el futuro, con el pasado. Yo no he estudiado cada tradición indígena del planeta, pero puedo hablarles de las numerosas que he estudiado y con las que he vivido. Hemos pasado juntos por revoluciones, terrorismo, guerras, hambruna, compartimos nacimientos y muertes, y llegas a conocer bien a estas personas en sus experiencias humanas. Y de todas esas tradiciones, ni una sola dice que somos el resultado de un proceso aleatorio, de un accidente de la biología. Todos atribuyen nuestra existencia a un esfuerzo cooperativo que se extiende más allá de este planeta físico hacia ámbitos que solo ahora estamos comenzando a comprender. Creo que nosotros abrazamos ese potencial  que le abre la puerta a una abundante y saludable relación  con nosotros mismos, porque cuanto mejor nos conocemos, menos tememos, cuando menos le tememos al cambio en el mundo y cuando menos tememos a los demás. Y eso nos remite a la primera parte de esta conversación. “¿Qué podemos hacer?” Y esta es una invitación para los jóvenes para que acepten las profundas verdades que están siendo reveladas por la mejor ciencia de nuestro tiempo y que no están siendo compartidas en los libros de texto corrientes en las aulas. Le pedimos a la ciencia que nos diga quiénes somos, la ciencia lo está haciendo, a algunos científicos no les gustan las respuestas, pero eso no quiere decir que no existan respuestas. Así que es una invitación a mirar más profundamente, cruzar esos límites tradicionales, celebrar lo que encontremos porque nos dice que no somos lo que nos dijeron y somos mucho, pero mucho más de lo que hayamos imaginado alguna vez. Esa es una bella historia, es la historia de los Guardianes de la Tierra, por eso somos Guardianes de la Tierra.


Alberto:  Absolutamente cierto. Recuerdo haber estado en el Lago Titicaca con los Uros, quienes viven en islas flotantes en el medio del lago y si les preguntas de dónde vienen, señalan a Sirio (Canis Majoris) y dicen que están esperando a que los recojan y los lleven de vuelta a su hogar. Entonces les pregunto de dónde vengo yo, esperando que me respondan que vengo de los Estados Unidos, pero ellos me dicen; “Tú también vienes de las estrellas”.  Y es asombroso. Cuando observamos nuestra hemoglobina, el oxígeno transporta moléculas de hierro y todo el hierro en el planeta, en el Cosmos, se crea en las entrañas de las estrellas que explotaron, así que estamos hechos de polvo de estrellas. Y si nuestros cuerpos están hechos de polvo de estrellas, ¿por qué no nuestra conciencia? No solo estamos interconectados los unos con los otros sino con todo el Cosmos.


Gregg:  Totalmente. Y eso es prevalente en las tradiciones indígenas, se ha incorporado a su vida diaria, que dicho sea de paso no es una extraña experiencia externa. Los dos pasamos mucho tiempo con las tradiciones andinas entre Perú y Bolivia y alrededor del Lago Tititcaca, que es el mayor lago navegable y está a 3.812 metros sobre el nivel del mar. Es un lago misterioso, todavía no conocemos todas las formas de vida que hay en él. Un día estaba con el grupo e íbamos a una de las islas a las que vamos normalmente, la Isla Taquile, donde tú también llevas a la gente. Era un lindo día y repentinamente el cielo se cubrió presagiando tormenta. Estábamos en medio del lago y el capitán estaba intranquilo pensando que no llegaríamos a tiempo a la Isla Taquile, así que se dirigió a otra isla a la que nunca habíamos ido antes y atracó allí. Esto no es algo que puedas inventar. Desembarcamos en esta isla y estaba habitada. Los indígenas nos encontraron y nos llevaron con ellos en la tormenta y almorzamos juntos y nos contaron acerca de su relación real y  continua con su familia estelar. Nos dijeron que cuando las personas de su aldea se enferman, las llevan a la orilla al anochecer, donde el agua toca la tierra; los dejan ahí a la puesta del sol y vuelven a buscarlos a la mañana siguiente, y están curados. Y la razón de su sanación es que la familia estelar descendió y realizó esas sanaciones como parte de un acuerdo de cooperación o social, que ha tenido lugar en esta comunidad indígena.  Y lo comento porque tal vez veamos representaciones en pinturas murales o evidencia arqueológica de estas relaciones. Y algunas personas pensarán que están estilizadas o que son sueños importantes, pero lo cierto es que son realidades físicas que nunca se perdieron en estas tradiciones indígenas, mientras que aquí en Occidente, la gran cosa es llamada “revelación”, que es solo la denominación oficial para algo que ha estado ocurriendo desde que estamos en este planeta, y es el intento y la lucha entre los que quieren reconocerlo y los que no lo quieren reconocer, para traerlo al vocabulario común en el mundo occidental. Es fascinante y es divertido, porque si le preguntamos a alguien en la calle si cree que estamos solos en el Universo, la mayoría va a decir que no. No creo que sea un problema tan grande creerlo para la gente de la calle como lo es para los que están en el poder. Eso sucede en nuestra cultura. En otras culturas, no tienen esta revelación porque nunca perdieron su conexión. Y por eso quise compartir esta historia.


Alberto:  Recuerdo que estaba haciendo senderismo con los chamanes en Ausangate, la montaña sagrada de los incas, cuando nos encontramos con un grupo de franceses, exploradores de OVNIS. Ellos les preguntaron a nuestros chamanes si habían visto muchas luces cruzando velozmente el horizonte, o haciendo giros muy rápidos de 180º o de 90º, o formas como grandes cigarros en el cielo. Y los chamanes les respondieron que nunca habían visto cosas así. El grupo se fue y entonces les dije a los ancianos: “¡Anoche vimos todas esas cosas! ¿Por qué no les contaron?” Y ellos me respondieron: “Bueno, realmente no nos relacionamos mucho con los que vienen en los autobuses del cielo, en máquinas. Ellos tienen tecnología, pero a nosotros nos gusta conectarnos con los que vienen a través de la separación del espacio y el tiempo, la separación de la luz, como si atravesasen la lente de una cámara que se abre”. Ellos tienen una relación activa y consciente con formas de vida a través del todo el Cosmos que están muy vivas. Y luego compartieron que creen que nuestros hermanos y hermanas de las estrellas están especialmente disponibles para nosotros en estos tiempos de crisis que estamos atravesando y siento directamente que el Cosmos, el Universo, tienen una inversión en el bienestar del planeta y en todas nuestras especies y en la humanidad.


Gregg:  A eso iba con esto. Antes de concluir, agradezco a las todas las personas de nuestra comunidad que comparten parte de su día con nosotros. Ustedes son parte de nuestra familia y, como familia, creo que es importante reconocer que el mundo ha cambiado. Algunas personas no quieren aceptarlo, piensan que hemos tenido un pequeño obstáculo en el camino de la vida y esperan volver al mismo camino en el que estaban antes. Nunca se nos ha dado la oportunidad, como comunidad global y como sociedad, de hacer el duelo por la desaparición de lo que todos hemos perdido: las libertades y las formas de vida. Y cuando digo "hacer el duelo" no tiene que ser una gran manifestación, sino simplemente el reconocimiento de que hemos perdido la forma de vida y que nuestro mundo ha cambiado y podemos extrañar esas cosas. Y es importante porque ¿cómo podemos aceptar la belleza del nuevo mundo que está emergiendo y las posibilidades de las que ambos estamos hablando en este momento, la apertura y la disposición y la necesidad de esas posibilidades, pero ¿cómo podemos abrazas las bellas cosas nuevas si nuestra psiquis y nuestra imaginación y nuestra alma está repleta de la energía y las imágenes y las expectativas y nos estamos aferrando a ellas en un mundo que ya no existe? Por aferrarnos a las ideas de lo que solía ser, ¿dónde queda lugar para aceptar la belleza  de lo que puede ser, de las nuevas posibilidades? Por eso, cuando nos condolemos, decimos: “¿Sabes? Extraño el mundo que dejé en 2019”, y ese reconocimiento muchas veces es así de simple. Reconózcanlo, bendíganlo y déjenlo ir para hacerle lugar a este maravilloso mundo nuevo. Y todo aquello de lo que tú y yo estamos hablando ahora, nuestra relación con la Tierra, con nuestros propios cuerpos, con el Cosmos  y con una comunidad más grande son parte de esto nuevo a lo que se nos invita a entrar. Y esa es la belleza de los Guardianes de la Tierra,  porque ellos están custodiando mucho más que el planeta físico. Es el alma, y el corazón y la belleza  de la Tierra dentro del contexto de una historia muchísimo más grande, y esa historia es lo que me da la energía para levantarme cada mañana, porque es una bella historia de esperanza y posibilidad. Querido hermano Alberto, quiero agradecerte por toda la gente que invitaste a Guardianes de la Tierra, por la energía y la unidad que estás poniendo para mantener viva la historia y compartirla con tanta gente como sea posible.   


Alberto:  Muchas gracias, Gregg por ser parte de este programa de los Guardianes de la Tierra. y la invitación que nos hiciste a todos para sostener esta nueva historia, incluso en nuestro desconocimiento, incluso en el misterio de la historia que aún se está revelando. Y gracias por ser uno de los grandes autores de esta historia para la humanidad en la que todos vamos a estar trabajando juntos para que se geste rápidamente y que está teniendo lugar a nuestro alrededor. Gracias por tu invitación a ser parte de esta ceremonia mayor del misterio que se despliega,  de nuestro viaje a través de la Tierra y de la Tierra misma. Muchas gracias, hermano. Bendiciones para ti.

Gregg:  Muchas gracias. Espero con ansias la próxima. 

 

Transcripción y traducción: Susana Peralta
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
https://www.facebook.com/ManantialCaduceo
Síguenos Por el Canal "Despertando Conciencia" de TELEGRAM: https://t.me/joinchat/UBJK3YvzA2iGn37s
Síguenos Por el Canal "El Manantial del Caduceo - Kryon" Únicamente KRYON: https://t.me/joinchat/VkhJDmSrCz0jwDxg
Síguenos Ahora en MeWe  www.mewe.com/i/elmanantialdelcaduceo


No hay comentarios:

Publicar un comentario