“Elimina
el tiempo...
Y
sabe que también eliminarás el destino”.
El destino es una fuerza destructiva que interviene en nuestras vidas. En realidad, lo que llamamos destino no es más que los resultados de nuestras propias acciones. Cada vez que actuamos, se forma una cadena de eventos completamente interconectados. Cuanto más intentamos escapar de estos vínculos, más imposible se vuelve romper con ellos. No podemos cambiar lo que sucederá; cada uno de nuestros movimientos nos ata.
El
factor más decisivo aquí es el tiempo. Aquellos que recién comienzan a aprender
sobre el Tao deben aprender a usar el pasado, el presente y el futuro para sus
propios fines; deben comprender qué tipo de consecuencias producen ciertos
eventos, qué resultados generan y qué lecciones se pueden extraer de ellos.
Aquellos con un conocimiento más profundo del Tao no permiten que su
experiencia se use con fines malintencionados. Rechazan las definiciones del
pasado, presente y futuro porque niegan el concepto de destino (de tiempo).
Lo
esencial es un presente que no esté cargado de un pasado y un futuro que nadie
puede prever. Solo cuando los seguidores del Tao logran esto, pueden formar una
unidad significativa con el Tao. No se comportan de manera diferente a como el
Tao se comportaría con ellos. No se enfrentan al destino, porque ellos mismos
son la existencia y la causalidad; son el mismo Tao...
Fuente: Escuela Claridad.
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