¡Tú
presencia!
Sí, la
siento;
anulo mi
inteligencia,
desbordo mi
sentimiento.
Solo así,
amada,
te alcanzo
y a mi alma
agotada,
das
descanso.
Es una
nuestra mente
y al unísono
sentimos,
tú y yo,
dulcemente,
nuestra
armonía silente.
En sueños te
revelas,
mas siempre
al despertar,
tu recuerdo
se vela
y te vuelvo
a anhelar.
Lo que falta
en mí,
búscalo en
ti,
como una
parte de tu ser,
en mí puedo
reconocer.
Te siento en
una flor,
en el canto
de un ave,
en la brisa
suave,
o
simplemente en el Amor.
En los
cielos estrellados,
en el sol
primaveral;
en los tonos
delicados
de una pieza
musical.
En una
canción,
en su
sonido;
en mi
corazón,
en su
latido.
La
distancia...
¿Está en mi
mente?
¿Es absurda
mi ansia?
¿Estás
siempre en mí presente?
Con la
mente,
a ti, no
llego;
siento,
simplemente
y a ti, me
entrego.
Te pienso
y la distancia
crece;
escapas como
incienso,
mas
sintiéndote, floreces.
No puede mi
pensamiento,
Amor sentir;
lo evades
como el viento,
no así, a mi
corazón y su latir.
El velo
pronto caerá
y él tendrá
su momento;
también te
amará,
como lo hago
en sentimiento.
Ama la
mente,
solo lo
conocido,
simplemente,
con los
sentidos.
Confía con
devoción,
mente mía,
en mi
corazón,
en su armonía.
Walfredo Morales
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