por Prem Rawat.
En esta vida hay mucho que comprender, que aprender. Hay muchos factores con los que nos medimos, ya sea la edad, nuestros logros, lo que hemos hecho o dejado de hacer. Pero ése no es el propósito de esta vida.
Ocurren cosas. Unas personas se van, y vienen otras nuevas. Es como en el ejemplo de un hogar. Todos conocemos esos dichos sobre el hogar: “Hogar, dulce hogar”, “Bienvenido a casa”, etc. ¿Pero qué es un hogar? El hogar es un sitio donde ocurren cosas maravillosas. Y donde también ocurren cosas horribles.
Con suerte, el hogar es donde tomarás tu último aliento. Es donde, es de esperar, has propiciado un ambiente feliz en el que puedes prosperar, en el que no te ves inundado de problemas. Es realmente un lugar en el que te sientes cómodo; y no es sólo comodidad física, sino también mental, y la comodidad de saber que estás en casa.
Y la única manera de que un lugar pueda convertirse en tu hogar, es si te ocupas de eso. Lo importante no es hacia dónde está orientada la puerta. He visto felicidad, bienestar y alegría en una choza de barro, con un techo de paja y una puertecita sin cerradura, pero las personas que viven en ella se sienten a gusto
¿Por qué hablo del hogar? Esta existencia es tu
hogar. Y te corresponde a ti hacer que sea tan cómodo, apacible y hermoso como
sea posible. Porque es en ese hogar donde tiene lugar el verdadero cuidado.
Ocurren cosas buenas y cosas malas. Debes hacer que en él ocurran cosas buenas,
propiciarlas, y que haya la verdadera alegría que ese hogar puede ofrecer.
No volverá a haber nada igual a este hogar que tienes. Sé que es difícil creer que sólo se te permitirá estar unos 15 minutos en este magnífico escenario de la vida. No bajará el telón, pero se te pedirá que te vayas, y vendrá otra persona. Y luego vendrá otra, y otra, y otra. Para la mayoría de la gente esto es extremadamente difícil de creer.
A quienes han perdido a alguna persona querida les digo que todo está bien. Esas personas no se han ido a ningún lugar; siguen contigo. Viven en tus recuerdos. Puedes verlas, sentirlas, pensar en ellas. Bailan contigo, están contigo. Quizá no sea lo mismo, pero la compañía continúa. Propicia eso. Compréndelo. No hay ninguna vergüenza ni sufrimiento en ello. Así son las cosas.
El agua es feliz cuando fluye. Puede jugar con la vida. Puede albergar otras formas de vida. Cuando el agua permanece estática, cuando el agua dulce se queda estancada, se vuelve cada vez más salada y todo lo que hay en ella empieza a morir. El agua sólo quiere fluir, volver a ser esa agua limpia y pura. Compréndelo. No luches contra eso. No preguntes por qué. Nunca tendrás una respuesta.
El regalo de la vida se manifiesta sin esfuerzo alguno. No necesitas tirar de una cuerda o apretar un botón. Éste es el momento que tienes… la conciencia, la oportunidad de conocer. El desafío es entender lo obvio. ¿Cómo? Escucha lo que el corazón tiene que decir. No se trata de una gran filosofía ni de grandes tambores; es una frase muy corta: “Vive en esa existencia”. Vive. Existe. Acepta lo que se te ha dado. ¿Podría haber un milagro en el mero hecho de aceptar?, ¿Qué simplemente yo acepte mi existencia y suceda algo magnífico? Sí, eso es lo obvio. Acepta este aliento que se te acaba de dar. Mira en tu corazón y ve y siente el deseo de sentirte satisfecho, de sentir alegría, de hacer que este hogar sea lo más hermoso posible. Deberás ocuparte de eso.
La basura debe desaparecer. Empieza por tomar la decisión de no meter más basura, porque, si no, vas a estar todo el tiempo sacando la basura y volviéndola a meter. Eso es lo que hacemos todos. Este hogar es muy frágil; y sin embargo, es el lugar que te protegerá de las tormentas. Es muy delicado y a la vez tan fuerte que casi no te lo puedes creer. Tal vez piensas que lo único que debes hacer es decorarlo para que esté bonito. La decoración está bien, pero antes asegúrate de que sea un hogar feliz.
El día en que encuentras tu hogar interior te das cuenta de que puedes vivir sin un montón de cosas. Quiero que tu hogar sea el mejor para ti y que realmente te sientas en casa en él. Estás aquí gracias a que la bendición del aliento entra y sale de ti. ¡Qué magnífico es eso! Ése es el núcleo. Y luego poder sentir, poder ir a tu interior, y hacer que ese hogar sea precioso.
No volverá a haber nada igual a este hogar que tienes. Sé que es difícil creer que sólo se te permitirá estar unos 15 minutos en este magnífico escenario de la vida. No bajará el telón, pero se te pedirá que te vayas, y vendrá otra persona. Y luego vendrá otra, y otra, y otra. Para la mayoría de la gente esto es extremadamente difícil de creer.
A quienes han perdido a alguna persona querida les digo que todo está bien. Esas personas no se han ido a ningún lugar; siguen contigo. Viven en tus recuerdos. Puedes verlas, sentirlas, pensar en ellas. Bailan contigo, están contigo. Quizá no sea lo mismo, pero la compañía continúa. Propicia eso. Compréndelo. No hay ninguna vergüenza ni sufrimiento en ello. Así son las cosas.
El agua es feliz cuando fluye. Puede jugar con la vida. Puede albergar otras formas de vida. Cuando el agua permanece estática, cuando el agua dulce se queda estancada, se vuelve cada vez más salada y todo lo que hay en ella empieza a morir. El agua sólo quiere fluir, volver a ser esa agua limpia y pura. Compréndelo. No luches contra eso. No preguntes por qué. Nunca tendrás una respuesta.
El regalo de la vida se manifiesta sin esfuerzo alguno. No necesitas tirar de una cuerda o apretar un botón. Éste es el momento que tienes… la conciencia, la oportunidad de conocer. El desafío es entender lo obvio. ¿Cómo? Escucha lo que el corazón tiene que decir. No se trata de una gran filosofía ni de grandes tambores; es una frase muy corta: “Vive en esa existencia”. Vive. Existe. Acepta lo que se te ha dado. ¿Podría haber un milagro en el mero hecho de aceptar?, ¿Qué simplemente yo acepte mi existencia y suceda algo magnífico? Sí, eso es lo obvio. Acepta este aliento que se te acaba de dar. Mira en tu corazón y ve y siente el deseo de sentirte satisfecho, de sentir alegría, de hacer que este hogar sea lo más hermoso posible. Deberás ocuparte de eso.
La basura debe desaparecer. Empieza por tomar la decisión de no meter más basura, porque, si no, vas a estar todo el tiempo sacando la basura y volviéndola a meter. Eso es lo que hacemos todos. Este hogar es muy frágil; y sin embargo, es el lugar que te protegerá de las tormentas. Es muy delicado y a la vez tan fuerte que casi no te lo puedes creer. Tal vez piensas que lo único que debes hacer es decorarlo para que esté bonito. La decoración está bien, pero antes asegúrate de que sea un hogar feliz.
El día en que encuentras tu hogar interior te das cuenta de que puedes vivir sin un montón de cosas. Quiero que tu hogar sea el mejor para ti y que realmente te sientas en casa en él. Estás aquí gracias a que la bendición del aliento entra y sale de ti. ¡Qué magnífico es eso! Ése es el núcleo. Y luego poder sentir, poder ir a tu interior, y hacer que ese hogar sea precioso.
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