EL EXCESO
DE PENSAMIENTOS Y CAOS EMOCIONAL
Energía
de la A a la Z (1)
Por Lee
Harris
Vamos a hablar del exceso de pensamientos y del caos emocional, ya que
ambos se encuentran estrechamente relacionados.
A algunos de nosotros un trauma emocional puede habernos dejado con el
hábito de pensar en exceso, ya que cuando nos sentimos desbordados en nuestros
sistemas emocional y energético, tendemos a llevar toda esa energía sobrante a
la mente (describe un círculo alrededor de la cabeza).
Piensa en tu mente como si se tratara de tu protector: es la parte de
nosotros que durante años ha creado una lista de instrucciones para evitar el
dolor.
De la misma manera que si, por ejemplo, tu padre te regañó una y otra
vez cuando eras niño por ir a la cocina y tomar cualquier cosa para comer,
llegó un momento en que creaste dentro de tí una orden que te repetía: “No debo
ir a la cocina para tomar algo de comer”.
Esta es una manera muy simplista de identificar lo que nos ocurre a
todos a lo largo de nuestra vida; siempre que nos sentimos amenazados o
acusados, bien por la energía de alguien forma de agresión o bien como reacción
emocional, tendemos a crear algo para evitar que esa amenaza vuelva a
repetirse. Así es cómo creamos “reglas de seguridad” en nuestra mente que nos
impidan repetir la misma acción.
Cuando se trata del exceso de pensamientos y del caos emocional en
general, ambos se encuentran ligados ya que, cuando nuestro pensamiento está
dando vueltas y vueltas (traza un círculo alrededor de la cabeza), lo que
debemos descubrir es qué emoción se encuentra detrás.
Por ejemplo, imaginemos que tuvimos una discusión con un amigo hace unos
días, que no podemos quitárnosla de la cabeza (dibuja de nuevo el círculo) y se
está convirtiendo en una obsesión. De ser así, comprobaremos algunas cosas:
1.-Qué estamos comiendo, cómo es nuestra alimentación. Se puede
demostrar científicamente que si tomamos alimentos vivos y orgánicos que sean
favorables para nuestro organismo, nuestro sistema energético permanecerá activo
y vital, mientras que, por el contrario, los alimentos “muertos”, procesados o
a los que tengamos alergia, harán que se vuelva más lento.
De manera que, si notamos algunos síntomas de exceso de pensamientos o
de caos emocional, lo que vamos comprobar en primer lugar es cómo estamos
tratando nuestro cuerpo.
2.- Ejercicio físico. Sé que este nombre desagrada a muchas
personas, porque a menudo se relaciona con agotarse físicamente en un gimnasio,
pero no tiene por qué ser así; puede tratarse, simplemente, de un paseo por
nuestro vecindario o de salir a la naturaleza.
Así que, cuando notemos que estamos pensando demasiado, antes de nada
debemos darnos cuenta de que estamos en un estado obsesivo y de que nuestro
cuerpo necesita espacio, y nos aseguraremos de hacer lo que está en nuestra
mano para proporcionarle lo que necesita.
3.-Nos preguntamos: ¿qué emoción se encuentra detrás de todo esto?
Porque nuestros pensamientos se encuentran en estrecha relación con nuestro
cuerpo emocional.
Por ejemplo, si seguimos dando vueltas y vueltas en nuestra mente a la
discusión con ese amigo y estamos enfadados o intentando justificar lo que
ocurrió, es muy posible que hayamos entrado en contacto con cierta tristeza
acerca de lo que ocurrió.
Y también es muy probable que, dentro de nuestra sociedad condicionada
del siglo XXI, tengamos algunas dificultades para aceptar nuestros sentimientos
de vulnerabilidad.
Así, si tenemos una discusión o un desacuerdo con alguien, la tendencia
programada en nosotros es la de ponernos a la defensiva, bien hacia la otra
persona, o bien hacia nuestros propias emociones de tristeza y consternación al
vernos envueltos en un conflicto.
Por lo tanto, si nos descubrimos atrapados en pensamientos que no se
detienen, debemos preguntarnos acerca de la emoción que están escondiendo.
Podemos hacerlo simplemente sentándonos en una silla durante cinco
minutos y colocando las manos en la zona del torso, lo que ya de por sí crea un
espacio de conciencia para que la energía descienda de la zona la cabeza.
Podemos colocarlas en el corazón (Lee se toca el pecho con las dos
manos, el corazón, el estómago y los costados), y en el vientre, que se
encuentra directamente vinculado con las relaciones, y preguntarnos: ¿cómo me
siento?
Algunos de nosotros podemos hacer esto durante varios minutos y no
sentir nada, pero no debemos desanimarnos si no oímos nada en nuestra mente:
por el contrario, volveremos de nuevo a la sensación de cómo nos
sentimos.
Este es un ejercicio que nos ayuda a ser más auténticos acerca de
nuestros sentimientos, con el fin de evitar que la mente continúe saltando de
un pensamiento a otro para llamar nuestra atención acerca de lo que no se está
expresando aquí (se toca el pecho).
Simplemente nos preguntamos: ¿qué estoy sintiendo?, Y otra vez, ¿qué
estoy sintiendo? Quizá sintamos algo, quizá sintamos deseos de llorar y
llevaremos entonces la conciencia al vientre (hace círculos con una mano en el
vientre mientras con la otra se toca el corazón). O, quizás, sintamos deseos de
reír, y eso es lo mejor, porque la risa es la mejor forma de llorar que podemos
tener.
Cualquiera que sea la emoción que surja, repetiremos el proceso de
acariciar nuestro vientre en sentido circular mientras continuamos
preguntándonos: ¿qué estoy sintiendo? Nos será especialmente útil a aquellos de
nosotros para quienes resulte más sencillo saltar a los pensamientos que
conectar con los sentimientos.
El exceso de pensamientos se produce cuando el sistema nervioso está
sobrecargado y a causa de emociones intensas, de manera que sabemos que si
estamos pensando sin cesar, lo que ocurre en realidad es que nuestro cuerpo
necesita espacio; la mitad inferior del cuerpo, del cuello hacia abajo está
gritando: “¡por favor, mírame, siénteme! ¡Baja del piso de arriba!¡La
razón por la que subes ahí es porque no quieres saber nada de lo que está
pasando aquí abajo!”.
De manera que démonos el tiempo para sentarnos y permanecer en contacto
con nuestras emociones. Deja salir todo lo que emerja a la superficie y deja que
se libere.
Al terminar el ejercicio, también puede sernos de utilidad escribir o
tomar algunas notas acerca de lo que aparece en nuestra conciencia porque,
cuando vuelvan los pensamientos, siempre podremos leer esa página que dice:”
Estoy triste por lo que ha ocurrido con mi amigo”.
Para los más sensitivos de nosotros, puede que no necesitemos un
catalizador de tercera dimensión para llegar a sentir todo esto; es posible que
ni siquiera haya una razón específica de por qué estamos pensando en exceso o
en un estado de caos emocional.
Sin embargo, sería válido el mismo ejercicio: sentarse durante
cinco minutos, darnos cuenta de que estamos intentando acompasarnos con otras
partes de nosotros en nuestra mente (se señala la cabeza de nuevo).
Respira, deja que la inhalación baje realmente al vientre, porque
en esos estados tendemos a respirar de forma superficial y frota tu vientre en
círculos como lo harías con un bebé. Esto proporcionará el alivio que
necesitamos en esos momentos de sobrecarga.
En el último lugar de la escala, estaríamos los que aún no pudimos
resolver algún tipo de trauma de mayor o menor gravedad. Si los síntomas de
excesos de pensamiento y caos emocional son frecuentes e intensos, recomendaría
acudir a un psicoterapeuta o terapeuta energético, en la modalidad en la que
cada uno se sienta más cómodo.
Si se trata de un patrón que ya nos está creando dificultades y del que
estamos cansados, démosle algún espacio en nuestra vida para que pueda
resolverse trabajando con el cuerpo emocional y el campo energético.
En resumen: comprueba tu alimentación y tu nivel de ejercicio físico,
reconoce que tal vez necesites desaparecer del lugar de estrés dónde estás
durante 10 minutos, pon alguna música que te inspire y baila por toda la
casa o usa aceite esencial; lo que sea que funcione para ti. ¿Qué te ayuda
cuando te encuentras sobrecargado/a?
En mi caso, sé que el aceite esencial me va bien y el aroma me ayuda a
calmarme: un poco debajo de la nariz, a ambos lados de la nuca y las sienes.
También los baños, las duchas, el agua general, me ayudan a reequilibrar mi
campo electromagnético y a volver a mi centro.
En tu caso ¿qué es lo que te ayuda a volver a ti mismo/a? Porque cuando
nos encontramos en estados de caos emocional y con exceso de pensamientos
significa que ya nos hemos salido de nuestro centro.
- Clave: Descubre qué te calma y te tranquiliza.
- Lista
de auto-cuidados:
¿Qué estoy comiendo?
¿Estoy haciendo ejercicio físico?
¿Duermo lo suficiente?
¿Necesito más espacio?
¿Necesitó un nuevo límite?
- Lista
de ajustes energéticos:
Acariciarse a uno mismo.
Paseos suaves, estar en la naturaleza.
Contacto con el agua (baños, duchas, nadar)
Aromaterapia (aceites esenciales, incienso)
Música, baile y otros movimientos fluidos.
Espero que les sirva de ayuda. Mi amor para todos.
Lee
© copyright 2015 –all
rights reserved by Lee Harris Energy
Traducción del Video: Rosa García
No estás retrocediendo, estás evolucionando
Energía de la A a la Z (2):
Por Lee Harris
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Traducción del Video: Rosa García
Uno de los comentarios que escucho a menudo entre las personas más
sensibles, o con habilidades psíquicas, es la sensación de que están
retrocediendo. Si se dan cuenta de que tienen problemas de dinero de
nuevo, dicen algo así: “¡Ya estoy otra vez con mis patrones de carencia
económica, yo que creía que ya estaba avanzando y estaba llegando a alguna
parte!”. Siempre estamos llegando a alguna parte, aunque sólo se trate del más
mínimo atisbo de progreso.
Lo que en realidad nos ocurre a todos es que nuestra existencia consiste
en una trayectoria en espiral, y los chamanes lo saben. No avanzamos en una
línea recta que va dejando definitivamente atrás todo lo anterior. No quisiera
contradecir a todos aquellos que sienten que ya dieron un salto y ya se
encuentran viviendo una vida completamente diferente; aunque, siempre
habrá cuestiones en el camino de nuestra alma y de nuestro aprendizaje que
serán temas recurrentes a lo largo de toda nuestra vida (incluso aunque
el final de ésta pueda parecernos muy distinto a cómo fue cuando empezamos).
Por ese motivo, no podemos retroceder; lo que ocurre es que sí pueden regresar
ecos de antiguos patrones de conducta o de pensamiento.
Este miedo a estar retrocediendo suele aparecer cuando las cosas nos van
mal; no nos preocupa en absoluto estar retrocediendo cuando volvemos a
experimentar la misma alegría que sentimos hace tres años, la alegría no nos
molesta (se ríe). Debemos comprender que es nuestro juez interno quien intenta
evaluarnos con la pregunta: “¿Estoy evolucionando? ¿Estoy
evolucionando?”. La respuesta es: obviamente, sí. Por el
simple hecho de estar en el planeta Tierra, cada día hay algo nuevo y
aprendemos algo nuevo; podemos dejar de preocuparnos por eso y pasar otra cosa.
Pero, si somos capaces de detectar este mecanismo en espiral dentro de nuestra
mente, nuestra transformación interior será incluso más rápida, porque
nos daremos cuenta de qué nos ocurre en el mismo momento en que está
aconteciendo.
Por ejemplo, supongamos que esta semana sucede algo que desencadena una
dificultad económica, algo que ya experimentamos a lo largo de nuestra vida, y
pensamos: “ ¡Ya está aquí otra vez mi miedo con el dinero!”. Es cierto que, una
vez más, se trata de nuestro miedo relativo al dinero, porque tenemos una
relación histórica con ese miedo en concreto. Pero, si lo miramos más de cerca,
nos daremos cuenta de que, o bien se trata de un eco más pequeño respecto a lo
que sucedió en el pasado y se reproduce en menor medida, o bien se trata de lo
que yo denomino “una poderosa limpieza” de ese patrón.
Por eso, en ocasiones, ese miedo se manifiesta con mayor fuerza de lo
que ha hecho nunca: porque ahora nos permitimos sentirlo más que antes. Cuanto
más despertamos, en mayor medida comenzamos también a sentir todo. Si teníamos
un esquema negativo con el dinero, es muy probable que antes lo pudiéramos
sentir con menos fuerza que ahora, en el presente. Recordemos también que, todo
lo que sucede en nuestra mente tiene su origen en las emociones, y se encuentra
en relación directa con cómo nos sentimos. Si comenzamos a sentirnos mal,
empezaremos a tener pensamientos negativos que reflejen esas emociones como en
un espejo.
Si tienes la sensación de que has entrado en un estado de regresión, te
sugeriría que dejaras de considerarlo como algo negativo. Te invitaría a que lo
considerases más bien como una oportunidad que te estás dando para trabajar de
una manera muy intensa sobre esa energía en particular. Podemos preguntarnos:
“Muy bien, ¿qué es lo que me da miedo normalmente?”, y podremos comenzar a
trabajar a partir de ahí con las emociones, sin permitir que los pensamientos
nos hagan dar vueltas (Ver para ello mi artículo anterior de esta serie: “ El
exceso de pensamientos y caos emocional”).
No estás retrocediendo, estás evolucionando. Solemos traer esas
cuestiones pendientes a la superficie de una manera muy poderosa cuando estamos
preparados para sentirlas y para llegar a abrirnos hasta ese punto. Resulta
curioso que, mientras que en determinados círculos espirituales y de
autoconocimiento existe la creencia de que podemos llegar a ser inmunes a
cualquier desafío, esa no es la realidad que he visto manifestarse en mí, ni
tampoco en muchos de vosotros. Lo que sí podemos mejorar es nuestra capacidad
de asumir enteramente nuestra propia energía y podemos volvernos más
conscientes de quiénes somos en relación con este magnífico mundo que nos rodea.
Podemos volvernos más centrados en nuestras propias emociones y en nuestra
manera personal de afrontar las cosas. Es ahí donde reside el verdadero
progreso, porque las circunstancias exteriores seguirán apareciendo en nuestro
camino, tanto para desafiarnos como para apoyarnos. Y cada desafío suele
presentarse como una oportunidad que nos ayuda a quitarnos de encima la pena y
los sentimientos negativos que llevamos a cuestas, para que así podamos seguir
adelante más ligeros y más libres. Por lo tanto, no estás retrocediendo, estás
evolucionando; sin embargo, podrías estar lidiando con el eco de alguna antigua
cuestión con la que ya trabajaste durante mucho tiempo en el pasado.
-¿Está llamando nuestra atención en el presente alguna emoción o
experiencia del pasado?
-Desafíos= oportunidades para un poderoso cambio y más libertad.
-Ajuste energético- escritura automática. Escribe:
1. -El mayor
desafío que estás atravesando.
2. -La
sensación o emoción que se encuentra detrás del desafío.
3. -¿Es esta
sensación o emoción un eco del pasado?
4. -¿Cuál es
su origen?
-Ajuste energético: Para suavizar la resistencia
1. Reconoce
a tu juez interno y libérate de sus valoraciones.
2. Vuelve a
leer el artículo sobre “ El exceso de pensamientos y el caos emocional”.
Espero que les sea de ayuda. Mucho amor para todos.
Se puede ver el video en inglés en: https://www.youtube.com/watch?v=FjEIuHExByc
© copyright
2015 –all rights reserved by Lee Harris Energy
EL JUICIO A UNO MISMO: NUESTRAS EXCUSAS
PARA NO VIVIR
ENERGÍA DE LA A A LA Z (3)
Por Lee Harris
Traducción del Video: Rosa García
¿Te juzgas a ti mismo? No eres el único.
Aunque ya estoy acostumbrado, lo que más me ha sorprendido durante los
10 años que llevo trabajando (tanto a nivel individual como con grupos), es lo
arraigado el juicio a uno mismo se encuentra en nosotros, los seres humanos. He
trabajado con personas que disfrutaban del mayor éxito imaginable, que tenían
una vida ideal, con las situaciones y circunstancias que otros soñarían. No
obstante, las cuestiones del pasado que debíamos elaborar juntos, porque
continuaban repitiéndose y creándoles dificultades sin motivo alguno,
eran el juicio y la duda respecto a sí mismos.
Uno de los problemas con el auto-juicio es que nos aparta de la vida.
Cuando comienzo a juzgarme mí mismo y decido que no puedo hacer algo, me digo
algo así: “No, no puedo, no puedo hacer esto ni tomar este camino; es mejor que
vaya por este otro…”. Sin embargo, si a pesar de las dudas decido continuar
adelante y vivir esa experiencia, tendré mucha más fuerza vital, mayor
crecimiento y más apertura. De manera que, lo que he aprendido acerca del juicio
a uno mismo, es que tomar conciencia de él debe ser una de las prácticas más
profundas para cada uno de nosotros. Y que, cuanto más conscientes somos acerca
del momento en que aparece en nuestra mente y en nuestras acciones, antes
podemos comenzar a trabajar con él y abrirnos a la vida en mayor
medida.
El juicio a uno mismo y el rechazo.
Muchos creen que el juicio a uno mismo tiene su origen únicamente en el
pasado. Por ejemplo: si tu madre criticó tus trabajos de arte, se supone que,
incluso aunque hoy en día seas el pintor más célebre del mundo, o de tu ciudad,
permanecerá en tí la semilla de la duda. Debido a que querías el amor y el
reconocimiento de tu madre, su juicio aún te estaría afectando mientras sigues
reproduciendo ese antiguo guión. Esto es válido para todos nosotros.
Aunque, si profundizamos, debemos reconocer que vivimos en una sociedad
que juzga y critica enormemente. Vivimos en una sociedad que nos obliga a
compararnos unos con otros, a a juzgarnos entre nosotros. Es cierto que en este
momento de nuestra evolución estamos rompiendo con ese círculo vicioso, pero si
observamos este fenómeno más de cerca, descubriremos que se basa en un miedo
primal muy básico.
Cuando en la antigüedad vivíamos en tribus, era vital para nosotros ser
aceptados dentro de nuestro grupo tribal. La consecuencia de ser rechazado o
apartado de la tribu podía ser la muerte. Podíamos morir solos. De manera
que, aún conservamos un miedo innato al rechazo, a ser criticados y juzgados
por otros y a que nos alejen de ellos. Uno de los aspectos que debemos superar
cuando trabajamos el juicio a nosotros mismos es: si alguien te rechaza,
permíteselo. Permite que no acepten algo que has dicho y ve en busca de las
personas que sí estarán abiertas para lo que tienes que decir. Porque eso se
convertirá en un acto de curación para tí. Al dejar ir esa atadura que quizá de
niños no podíamos soltar hacia nuestros padres, porque dependíamos de ellos y
entonces eran nuestro principal foco de atención, ahora, ya adultos, podemos
liberarnos de esas antiguas energías, quizá en la figura de un amigo o de un
grupo.
Juzgarse a uno mismo por el auto-juicio en sí.
Este juicio se da continuamente entre las personas espirituales o que
buscan el autoconocimiento y el aprendizaje. Siempre hay un: “¡Oh, Dios mío!
¡Otra vez estoy haciendo lo mismo! ¡No puedo creerlo! ¡Puedo hacerlo mejor! “
(Lee se golpea la frente con la mano).
Cada vez que estoy haciendo esto (Lee se golpea repetidamente la frente
con la mano, como reprendiéndose), no lo estoy haciendo mejor. En vez de eso,
puedo tomar conciencia de mi auto-juicio y decir: “Ah, muy bien. Me doy cuenta
de que me estoy juzgando. Así que pondré mi intención en soltar y dejar ir este
juicio, no importa cuánto me lleve. Pongo mi intención en abrirme más allá del
juicio mí mismo.”
Aceptación, consciencia y acción.
El primer paso para conseguir acabar con nuestro auto-juicio es aceptar
que existe. No dejes que dé vueltas a tu alrededor como un mal olor o como una
sombra de la que avergonzarte. Todo el mundo tiene algo con lo que está
lidiando en su interior, y la mayoría de las personas tienen alguna clase de
juicio a sí mismas.
Puedes escribir en tu ordenador o sobre el papel cuál es el mayor juicio
que te haces a tí mismo/misma. A continuación, escribe: ¿Qué me impide hacer
este juicio en mi vida?. Y para terminar: ¿Cómo me hace sentir este juicio?.
Por ejemplo, en esa lista el mayor juicio podría ser: “Tengo sobrepeso.
Lo que me impide hacer es: asistir a cursos de danza, tener citas, sentirme a
gusto con la ropa que llevo. Mis sentimientos acerca de él son: profunda
vergüenza, la sensación de no ser lo bastante bueno/buena, tristeza,
aislamiento…”.
El truco aquí es hacer dos cosas:
1.-Permite que esas emociones entren en tu cuerpo. Sé que eso es lo
último que desearías hacer, pero si no dejas que esas emociones salgan a la
superficie para ser liberadas, permanecerán a tu alrededor constantemente y
continuarán minando tu vida, a menos que hagas algo para impedirlo.
2.-En un espacio tranquilo, coloca las manos en tu vientre y permítete
sentir esa vergüenza, permítete sentir esa tristeza. Tal vez tengas miedo de
que esas emociones puedan consumirte y ahogarte, pero no te preocupes. Cuanto
más permitas que las emociones se asienten en el cuerpo, antes comenzarán a
liberarse. Cuando consigas sentirlas intensamente, puedes hacer algún tipo de
movimiento, o incluso poner música y bailar por la casa.
El siguiente paso consiste en llevarte a ti mismo/misma a esa clase de
danza a la que temías asistir. Sé que muchos sentirán un muro de miedo ante la
sola idea de hacerlo. Sin embargo, confía en mí: si vas a esa clase y ya sabes
que, una vez allí, van a aparecer pensamientos y ya sabes que vas a sentirte
incómodo, eso te dará un inmenso poder , y también la fuerza para atravesar la
experiencia. Y, paradójicamente, una vez que hayas acudido a una, dos, tres
clases de danza, la misma energía que echabas hacia atrás y encogías
dentro de tu cuerpo, empezará a emerger hacia fuera y hacia arriba del cuerpo
como energía de vida. ¿Sabes? Nuestro cuerpo sabe reconfigurarse muy bien
cuando la mente deja de estar al mando y no dejamos que nos impida seguir
adelante.
De manera que, invito a todos a que vivan con el mínimo auto-juicio con
que consigan hacerlo y a que sean pacientes consigo mismos hasta que puedan
lograrlo. Dí: “Dejo ir los juicios a mí mismo. Estoy aquí para vivir. Estoy
abierto/abierta “.
• Escribe:
¿Dónde me estoy juzgando a mí mismo/misma?
¿Qué me impide hacer en mi vida?
¿Cómo me haces sentir este juicio?
• Transformación
mediante la acción:
1. Siéntate con las manos en el vientre.
2. Permite que todas las emociones asociadas con el juicio emerjan y
estate muy presente en ellas.
3. Di: “Permito que estas emociones salgan y sean liberadas”.
4. Muévete o baila para ayudar a liberar las emociones más intensas.
5. Si un auto-juicio te impide pasar a la acción, experimenta y ¡PASA A
LA ACCIÓN de todos modos!
“Libero la mentira que es mi propio auto-juicio. Me devuelvo a mí
mismo/misma a la vida”.
Disfruta el viaje.
Se puede encontrar el video en inglés en: https://www.youtube.com/watch?v=1XLUsuFti6Y
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Recuperar tu poder. Dejando ir los juicios de otras personas
Energía de la a la Z (4):
Energía de la a la Z (4):
Por Lee
Harris
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Traducción del Video: Rosa García
¿Te
sientes juzgado por alguien?
¿Te
sientes afectado por algún tipo de negatividad procedente del exterior?
Cuando
nos sentimos sometidos a algún tipo de ataque, tanto si se trata de un juicio, como
de las vibraciones negativas de otros, es algo que se nos mete bajo la piel y
que puede llegar a afectarnos durante el resto del día. Así, a menos que
hayamos alcanzado un nivel determinado en nuestro desarrollo, si compartimos la
misma habitación que alguien muy deprimido, es probable que al dejar la
habitación experimentemos una sensación de tristeza en torno a nosotros, o que
nos encontremos con un nivel de energía ligeramente más bajo del que teníamos
antes de encontrarnos con él.
Otra
variante más seria de este fenómeno sería cuando sentimos que el juicio, o bien
el ataque directo y la negatividad de otra persona, han dejado algún tipo de
huella en nosotros. Desafortunadamente, estas no son experiencias que siempre
podamos evitar o de las que podamos huir; sin embargo, este tipo de
incidentes pueden dejar alguna impronta en nuestro cuerpo. Hay un motivo para
ello: ya hemos recibido esa impronta antes. No es la primera vez que
experimentamos juicio y negatividad, bien mediante palabras o bien a nivel
energético.
La
honestidad con uno mismo: tu nuevo superpoder de transformación.
Tras
haber vivido esta experiencia de haber recibido negatividad y juicio, si te
queda algún remanente que te hace sentir mermado energéticamente, o con una
sensación de ira y rabia, puedes hacerte varias preguntas:
1.-¿Cuántas
veces ha ocurrido esto en mi vida?
Por
ejemplo, quizás, ésta es la primera vez que sucede con esa persona en concreto,
pero tal vez ya estás acostumbrado a que muchos otros en el pasado te hablaran
de esa manera y, en cada ocasión, después te sentías decaído, retraído,
deprimido. Potencialmente, ese patrón estáría llevándote a que te apartes de la
vida y a que te cierres. De manera que, hazte estas preguntas y pregúntate
también:
2.-¿Cuánto
tiempo más deseo permitir esto?
Otro
cuestión a tener en cuenta es si llevas experimentando durante mucho tiempo
juicio y negatividad con un individuo o una situación en particular. En un
momento dado, tendrás que ser sincero contigo mismo y reconocer que no deseas
vivir con ese resentimiento, esa rabia, o con la sensación de sentirte oprimido
por otra persona durante el resto de tu vida. No te está haciendo ningún bien,
ni tampoco le está haciendo ningún bien al otro.
La clave
de la que debemos tomar conciencia aquí es: para que alguien pueda llegar a
ocasionar un impacto en nosotros, antes debemos permitírselo de alguna manera.
Es cierto que puede haber casos extremos de personas psicológicamente
desequilibradas que son físicamente violentas con los demás, personas con las
que es muy difícil llegar a ningún tipo de consenso o de acuerdo en común.
Pero, en los casos más cotidianos, puedes preguntarte qué parte de tí podría
estar abierta a que esta energía esté apareciendo en tu vida.
Un
acosador o un “bully” detecta rápidamente a su posible víctima. No busca un
rival digno al que enfrentarse, porque lo que está buscando
es poder sobre otra persona , ya que, digámoslo así, se
alimenta precisamente de eso. Hay una sensación desequilibrada de falta de
poder en el interior de todo acosador o “bully” y, para sentirse más fuerte,
llega a crear una situación en la que pueda sentir algún poder temporal sobre
otra persona. Las preguntas en este caso serían:
3.-¿Estoy
demasiado abierto a este tipo de trato por parte de otros? ¿Estoy siempre
perdonando? ¿Siempre decido recuperarme rápidamente y les digo a los demás que
estoy bien, aunque no sea así?
Porque
esas son son las partes de tí que van a tener que cambiar.
Cómo
recuperar la energía y el poder perdidos.
Existen
diferentes maneras de tratar con la negatividad que otros nos proyectan; se
pueden encontrar diferentes métodos en todas partes. Los sistemas más
espirituales nos recomiendan rodearnos de una luz blanca dentro de una burbuja
de energía cuando tengamos que enfrentar alguna situación o entorno hostil.
Otros métodos más sencillos consisten en afirmar mentalmente o en voz alta
cuando estamos a solas: “Dejo ir esta energía que no es mía”, ordenando
así al impacto que ha entrado en nosotros que salga de nuestro campo de
energía.
También
debemos considerar que, probablemente, necesites encarar el problema desde una
perspectiva más terrenal. Quizá necesites tener una conversación con esa
persona, quizá tengas que cambiar el esquema de lo que otros consideran normal
en su relación contigo. Si tuvieras que contradecirles la próxima vez que te
desprecien o que se relacionen contigo desde la opresión y la negatividad, eso
les ayudará a cambiar y a redirigir ese patrón fijo en lo sucesivo. Por
ejemplo, si alguien fuera sistemáticamente negativo contigo con sus palabras,
podrías contradecir lo que dice de manera suave pero firme. No siempre es
necesaria una discusión o una disputa, pero si ese fuera el caso, sería porque
has estado aguantando y reteniendo demasiado durante demasiado tiempo, y podría
darse el caso de que tu reacción fuera más explosiva.
También
puedes preguntar lo que alguien está queriendo decir realmente; si te repite
una y otra vez que tienes un peinado horrible, el lugar de defender tu peinado
o justificarte, podrías desafiarle respondiendo: “Pareces algo obsesionado con
mi pelo, cada vez que nos vemos me dices lo preocupado que estás por él. Sólo
por curiosidad, ¿qué te ocurre?”. De esta manera, estarías desviando el foco de
atención sobre tí para trasladarlo al espacio común entre ambos, y esa persona
tendrá que hacerse responsable y prestar más atención a sus propios comentarios
en el futuro. Porque, la mayoría de las acosadores funcionan en “piloto
automático” y, cuando cuestionas ese “síndrome de piloto automático” que
gobierna sus acciones ( una, dos o tres veces), entonces, suelen parar.
Por
último, pregúntate si estás preparado para mantener una actitud positiva frente
al mundo, creando para ello unos límites sanos y claros con aquellos que se
dirigen a tí de forma muy negativa. Reconoce que tener a estas personas o
actitudes negativas a tu alrededor te está afectando. Tú pierdes poder con
ellos, y ellos tampoco están ganando. Así que, quizás sea el momento de
dirigirte a esa persona de tu entorno con una frase diferente de la que solías
emplear, o de estar menos disponible para ella. Te darás cuenta de dos cosas:
1.-La
dinámica entre tú y ella comenzará a cambiar lentamente con el tiempo.
2.-Empezarás
a llenarte de toda la energía que antes perdías cada vez que ella intentaba
imponerse sobre tí. Si, con determinación, mantienes tu cuerpo y tu campo de
energía lejos de esa persona, de esa fuerza o esa situación destructiva durante
el tiempo suficiente, tu cuerpo comenzará a devolverte la energía que antes
perdías cuando te encontrabas en presencia de toda esa negatividad.
Finalmente,
perdónales y perdónate a ti mismo por todo lo ocurrido entre ambos, y perdónate
también si decides reaccionar, si eliges enfadarte. No obstante, observa que
eso es lo que ha ocurrido esta vez; la próxima vez es posible que prefieras
darte cuenta antes, de manera que pueda haber unos límites más serenos en las
relaciones con el medio que te rodea.
Espero
que esto ayude un poco a saber gestionar esos juicios con que todos nos
encontramos cada día, a medida que caminamos por el mundo.
Prácticas
esenciales para gestionar la negatividad del exterior:
•
Séllate en una burbuja de energía o rodéate de luz blanca.
•
Repítete a ti mismo: “Dejo ir toda la energía que no es mía. Dejó ir toda la
energía que no es mía.”
Autoexploración:
preguntas que hacerse cuando recibimos negatividad o juicio:
¿Cuántas
veces ya ha ocurrido esto en mi pasado?
¿Ya estoy
acostumbrado a que me hablen así o a sentirme así?
¿Qué parte
de mi continúa abierta a recibir este tipo de trato por parte de los demás?
¿Cuanto
tiempo estoy dispuesto a seguir así?
¿Hay
aspectos de mí o de mi vida que voy a necesitar cambiar?
Acción.
Cuando sepas que debes pasar a la acción, pregúntate:
¿Necesito
tener una conversación con alguien en particular?
¿Estoy
dispuesto a contradecir sus palabras o cuestionar su comportamiento negativo
conmigo?
¿Voy a
tener que cambiar los esquemas de los que ellos consideran” normal” en nuestra
relación?
¿Necesito
estar menos disponible para esa persona o esa situación?
Recuerda
tu principal instrumento de poder: perdónate a ti mismo… Y perdónales a ellos
también.
Mucho
amor para todos.
Se puede
encontrar el video en inglés en: https://www.youtube.com/watch?v=RgMUQf9pjIo
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Energy
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