Centro Holística Hayden

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26 de septiembre de 2015

Energía de la A a la Z

EL EXCESO DE PENSAMIENTOS Y CAOS EMOCIONAL
Energía de la A a la Z (1)
Por Lee Harris

Vamos a hablar del exceso de pensamientos y del caos emocional, ya que ambos se encuentran estrechamente relacionados.  

A algunos de nosotros un trauma emocional puede habernos dejado con el hábito de pensar en exceso, ya que cuando nos sentimos desbordados en nuestros sistemas emocional y energético, tendemos a llevar toda esa energía sobrante a la mente (describe un círculo alrededor de la cabeza). 

Piensa en tu mente como si se tratara de tu protector: es la parte de nosotros que durante años ha creado una lista de instrucciones para evitar el dolor. 

De la misma manera que si, por ejemplo, tu padre te regañó una y otra vez cuando eras niño por ir a la cocina y tomar cualquier cosa para comer, llegó un momento en que creaste dentro de tí una orden que te repetía: “No debo ir a la cocina para tomar algo de comer”. 


Esta es una manera muy simplista de identificar lo que nos ocurre a todos a lo largo de nuestra vida; siempre que nos sentimos amenazados o acusados, bien por la energía de alguien forma de agresión o bien como reacción emocional, tendemos a crear algo para evitar que esa amenaza vuelva a repetirse. Así es cómo creamos “reglas de seguridad” en nuestra mente que nos impidan repetir la misma acción.

Cuando se trata del exceso de pensamientos y del caos emocional en general, ambos se encuentran ligados ya que, cuando nuestro pensamiento está dando vueltas y vueltas (traza un círculo alrededor de la cabeza), lo que debemos descubrir es qué emoción se encuentra detrás. 

Por ejemplo, imaginemos que tuvimos una discusión con un amigo hace unos días, que no podemos quitárnosla de la cabeza (dibuja de nuevo el círculo) y se está convirtiendo en una obsesión. De ser así, comprobaremos algunas cosas:

1.-Qué estamos comiendo, cómo es nuestra alimentación. Se puede demostrar científicamente que si tomamos alimentos vivos y orgánicos que sean favorables para nuestro organismo, nuestro sistema energético permanecerá activo y vital, mientras que, por el contrario, los alimentos “muertos”, procesados o a los que tengamos alergia, harán que se vuelva más lento. 

De manera que, si notamos algunos síntomas de exceso de pensamientos o de caos emocional, lo que vamos comprobar en primer lugar es cómo estamos tratando nuestro cuerpo.

2.- Ejercicio físico. Sé que este nombre desagrada a muchas personas, porque a menudo se relaciona con agotarse físicamente en un gimnasio, pero no tiene por qué ser así; puede tratarse, simplemente, de un paseo por nuestro vecindario o de salir a la naturaleza. 

Así que, cuando notemos que estamos pensando demasiado, antes de nada debemos darnos cuenta de que estamos en un estado obsesivo y de que nuestro cuerpo necesita espacio, y nos aseguraremos de hacer lo que está en nuestra mano para proporcionarle lo que necesita.

3.-Nos preguntamos: ¿qué emoción se encuentra detrás de todo esto? Porque nuestros pensamientos se encuentran en estrecha relación con nuestro cuerpo emocional. 

Por ejemplo, si seguimos dando vueltas y vueltas en nuestra mente a la discusión con ese amigo y estamos enfadados o intentando justificar lo que ocurrió, es muy posible que hayamos entrado en contacto con cierta tristeza acerca de lo que ocurrió. 

Y también es muy probable que, dentro de nuestra sociedad condicionada del siglo XXI, tengamos algunas dificultades para aceptar nuestros sentimientos de vulnerabilidad. 

Así, si tenemos una discusión o un desacuerdo con alguien, la tendencia programada en nosotros es la de ponernos a la defensiva, bien hacia la otra persona, o bien hacia nuestros propias emociones de tristeza y consternación al vernos envueltos en un conflicto. 

Por lo tanto, si nos descubrimos atrapados en pensamientos que no se detienen, debemos preguntarnos acerca de la emoción que están escondiendo.

Podemos hacerlo simplemente sentándonos en una silla durante cinco minutos y colocando las manos en la zona del torso, lo que ya de por sí crea un espacio de conciencia para que la energía descienda de la zona la cabeza. 

Podemos colocarlas en el corazón (Lee se toca el pecho con las dos manos, el corazón, el estómago y los costados), y en el vientre, que se encuentra directamente vinculado con las relaciones, y preguntarnos: ¿cómo me siento?

Algunos de nosotros podemos hacer esto durante varios minutos y no sentir nada, pero no debemos desanimarnos si no oímos nada en nuestra mente: por el contrario, volveremos de nuevo a la sensación de cómo nos sentimos. 

Este es un ejercicio que nos ayuda a ser más auténticos acerca de nuestros sentimientos, con el fin de evitar que la mente continúe saltando de un pensamiento a otro para llamar nuestra atención acerca de lo que no se está expresando aquí (se toca el pecho). 

Simplemente nos preguntamos: ¿qué estoy sintiendo?, Y otra vez, ¿qué estoy sintiendo? Quizá sintamos algo, quizá sintamos deseos de llorar y llevaremos entonces la conciencia al vientre (hace círculos con una mano en el vientre mientras con la otra se toca el corazón). O, quizás, sintamos deseos de reír, y eso es lo mejor, porque la risa es la mejor forma de llorar que podemos tener. 

Cualquiera que sea la emoción que surja, repetiremos el proceso de acariciar nuestro vientre en sentido circular mientras continuamos preguntándonos: ¿qué estoy sintiendo? Nos será especialmente útil a aquellos de nosotros para quienes resulte más sencillo saltar a los pensamientos que conectar con los sentimientos.

El exceso de pensamientos se produce cuando el sistema nervioso está sobrecargado y a causa de emociones intensas, de manera que sabemos que si estamos pensando sin cesar, lo que ocurre en realidad es que nuestro cuerpo necesita espacio; la mitad inferior del cuerpo, del cuello hacia abajo está gritando: “¡por favor, mírame,  siénteme! ¡Baja del piso de arriba!¡La razón por la que subes ahí es porque no quieres saber nada de lo que está pasando aquí abajo!”.

De manera que démonos el tiempo para sentarnos y permanecer en contacto con nuestras emociones. Deja salir todo lo que emerja a la superficie y deja que se libere. 

Al terminar el ejercicio, también puede sernos de utilidad escribir o tomar algunas notas acerca de lo que aparece en nuestra conciencia porque, cuando vuelvan los pensamientos, siempre podremos leer esa página que dice:” Estoy triste por lo que ha ocurrido con mi amigo”.

Para los más sensitivos de nosotros, puede que no necesitemos un catalizador de tercera dimensión para llegar a sentir todo esto; es posible que ni siquiera haya una razón específica de por qué estamos pensando en exceso o en un estado de caos emocional. 

 Sin embargo, sería válido el mismo ejercicio: sentarse durante cinco minutos, darnos cuenta de que estamos intentando acompasarnos con otras partes de nosotros en nuestra mente (se señala la cabeza de nuevo). 

Respira, deja que la inhalación baje realmente al  vientre, porque en esos estados tendemos a respirar de forma superficial y frota tu vientre en círculos como lo harías con un bebé. Esto proporcionará el alivio que  necesitamos en esos momentos de sobrecarga.

En el último lugar de la escala, estaríamos los que aún no pudimos resolver algún tipo de trauma de mayor o menor gravedad. Si los síntomas de excesos de pensamiento y caos emocional son frecuentes e intensos, recomendaría acudir a un psicoterapeuta o terapeuta energético, en la modalidad en la que cada uno se sienta más cómodo. 

Si se trata de un patrón que ya nos está creando dificultades y del que estamos cansados, démosle algún espacio en nuestra vida para que pueda resolverse trabajando con el cuerpo emocional y el campo energético.

En resumen: comprueba tu alimentación y tu nivel de ejercicio físico, reconoce que tal vez necesites desaparecer del lugar de estrés dónde estás durante 10 minutos, pon  alguna música que te inspire y baila por toda la casa o usa aceite esencial; lo que sea que funcione para ti. ¿Qué te ayuda cuando te encuentras sobrecargado/a?

En mi caso, sé que el aceite esencial me va bien y el aroma me ayuda a calmarme: un poco debajo de la nariz, a ambos lados de la nuca y las sienes. También los baños, las duchas, el agua general, me ayudan a reequilibrar mi campo electromagnético y a volver a mi centro. 

En tu caso ¿qué es lo que te ayuda a volver a ti mismo/a? Porque cuando nos encontramos en estados de caos emocional y con exceso de pensamientos significa que ya nos hemos salido de nuestro centro.

- Clave: Descubre qué te calma y te tranquiliza.

- Lista de auto-cuidados:

¿Qué estoy comiendo?
¿Estoy haciendo ejercicio físico?
¿Duermo lo suficiente?
¿Necesito más espacio?
¿Necesitó un nuevo límite?

- Lista de ajustes energéticos:

Acariciarse a uno mismo.
Paseos suaves, estar en la naturaleza.
Contacto con el agua (baños, duchas, nadar)
Aromaterapia (aceites esenciales, incienso)
Música, baile y otros movimientos fluidos.

Espero que les sirva de ayuda. Mi amor para todos.

Lee

 © copyright 2015 –all rights reserved by Lee Harris Energy
Traducción del Video: Rosa García

No estás retrocediendo, estás evolucionando

Energía de la A a la Z (2):
Traducción del Video: Rosa García

Uno de los comentarios que escucho a menudo entre las personas más sensibles, o con habilidades psíquicas,  es la sensación de que están retrocediendo. Si se dan cuenta de que tienen  problemas de dinero de nuevo, dicen algo así: “¡Ya estoy otra vez con mis patrones de carencia económica, yo que creía que ya estaba avanzando y estaba llegando a alguna parte!”. Siempre estamos llegando a alguna parte, aunque sólo se trate del más mínimo atisbo de progreso.

Lo que en realidad nos ocurre a todos es que nuestra existencia consiste en una trayectoria en espiral, y los chamanes lo saben. No avanzamos en una línea recta que va dejando definitivamente atrás todo lo anterior. No quisiera contradecir a todos aquellos que sienten que ya dieron un salto y  ya se encuentran viviendo una vida completamente diferente; aunque,  siempre habrá cuestiones en el camino de nuestra alma y de nuestro aprendizaje que serán temas recurrentes a lo largo de toda nuestra vida  (incluso aunque el final de ésta pueda parecernos muy distinto a cómo fue cuando empezamos). Por ese motivo, no podemos retroceder; lo que ocurre es que sí pueden regresar ecos de antiguos patrones de conducta o de pensamiento.
Este miedo a estar retrocediendo suele aparecer cuando las cosas nos van mal; no nos preocupa en absoluto estar retrocediendo cuando volvemos a experimentar la misma alegría que sentimos hace tres años, la alegría no nos molesta (se ríe). Debemos comprender que es nuestro juez interno quien intenta evaluarnos con la pregunta: “¿Estoy evolucionando? ¿Estoy evolucionando?”.  La respuesta es:  obviamente, sí.  Por el simple hecho de estar en el planeta Tierra, cada día hay algo nuevo y aprendemos algo nuevo; podemos dejar de preocuparnos por eso y pasar otra cosa. Pero, si somos capaces de detectar este mecanismo en espiral dentro de nuestra mente, nuestra transformación interior será  incluso más rápida, porque nos daremos cuenta de qué nos ocurre en el mismo momento en que está aconteciendo.
Por ejemplo, supongamos que esta semana sucede algo que desencadena una dificultad económica, algo que ya experimentamos a lo largo de nuestra vida, y pensamos: “ ¡Ya está aquí otra vez mi miedo con el dinero!”. Es cierto que, una vez más, se trata de nuestro miedo relativo al dinero, porque tenemos una relación histórica con ese miedo en concreto. Pero, si lo miramos más de cerca, nos daremos cuenta de que, o bien se trata de un eco más pequeño respecto a lo que sucedió en el pasado y se reproduce en menor medida, o bien se trata de lo que yo denomino “una poderosa limpieza” de ese patrón.
Por eso, en ocasiones, ese miedo se manifiesta con mayor fuerza de lo que ha hecho nunca: porque ahora nos permitimos sentirlo más que antes. Cuanto más despertamos, en mayor medida comenzamos también a sentir todo. Si teníamos un esquema negativo con el dinero, es muy probable que antes lo pudiéramos sentir con menos fuerza que ahora, en el presente. Recordemos también que, todo lo que sucede en nuestra mente tiene su origen en las emociones, y se encuentra en relación directa con cómo nos sentimos. Si comenzamos a sentirnos mal, empezaremos a tener pensamientos negativos que reflejen esas emociones como en un espejo.
Si tienes la sensación de que has entrado en un estado de regresión, te sugeriría que dejaras de considerarlo como algo negativo. Te invitaría a que lo considerases más bien como una oportunidad que te estás dando para trabajar de una manera muy intensa sobre esa energía en particular. Podemos preguntarnos: “Muy bien, ¿qué es lo que me da miedo normalmente?”, y podremos comenzar a trabajar a partir de ahí con las emociones, sin permitir que los pensamientos nos hagan dar vueltas (Ver para ello mi artículo anterior de esta serie: “ El exceso de pensamientos y caos emocional”).
No estás retrocediendo, estás evolucionando. Solemos traer esas cuestiones pendientes a la superficie de una manera muy poderosa cuando estamos preparados para sentirlas y para llegar a abrirnos hasta ese punto. Resulta curioso que, mientras que en determinados círculos espirituales y de autoconocimiento existe la creencia de que podemos llegar a ser inmunes a cualquier desafío, esa no es la realidad que he visto manifestarse en mí, ni tampoco en muchos de vosotros. Lo que sí podemos mejorar es nuestra capacidad de asumir enteramente nuestra propia energía y podemos volvernos más conscientes de quiénes somos en relación con este magnífico mundo que nos rodea. Podemos volvernos más centrados en nuestras propias emociones y en nuestra manera personal de afrontar las cosas. Es ahí donde reside el verdadero progreso, porque las circunstancias exteriores seguirán apareciendo en nuestro camino, tanto para desafiarnos como para apoyarnos. Y  cada desafío suele presentarse como una oportunidad que nos ayuda a quitarnos de encima la pena y los sentimientos negativos que llevamos a cuestas, para que así podamos seguir adelante más ligeros y más libres. Por lo tanto, no estás retrocediendo, estás evolucionando; sin embargo, podrías estar lidiando con el eco de alguna antigua cuestión con la que ya trabajaste durante mucho tiempo en el pasado.

-¿Está llamando nuestra atención en el presente alguna emoción o experiencia del pasado?
-Desafíos= oportunidades para un poderoso cambio y más libertad.
-Ajuste energético- escritura automática. Escribe:
1.      -El mayor desafío que estás atravesando.
2.      -La sensación o emoción que se encuentra detrás del desafío.
3.      -¿Es esta sensación o emoción un eco del pasado?
4.      -¿Cuál es su origen?
-Ajuste energético: Para suavizar la resistencia
1.      Reconoce a tu juez interno y libérate de sus valoraciones.
2.      Vuelve a leer el artículo sobre “ El exceso de pensamientos y el caos emocional”.

Espero que les sea de ayuda. Mucho amor para todos.
Se puede ver el video en inglés en: https://www.youtube.com/watch?v=FjEIuHExByc
© copyright 2015 –all rights reserved by Lee Harris Energy

EL JUICIO A UNO MISMO: NUESTRAS EXCUSAS PARA NO VIVIR
ENERGÍA DE LA A A LA Z (3)
Por Lee Harris 
Traducción del Video: Rosa  García

¿Te juzgas a ti mismo? No eres el único.

Aunque ya estoy acostumbrado, lo que más me ha sorprendido durante los 10 años que llevo trabajando (tanto a nivel individual como con grupos), es lo arraigado el juicio a uno mismo se encuentra en nosotros, los seres humanos. He trabajado con personas que disfrutaban del mayor éxito imaginable, que tenían una vida ideal, con las situaciones y circunstancias que otros soñarían. No obstante,  las cuestiones del pasado que debíamos elaborar juntos, porque continuaban repitiéndose y creándoles dificultades sin motivo alguno, eran  el juicio y la duda respecto a sí mismos.


Uno de los problemas con el auto-juicio es que nos aparta de la vida. Cuando comienzo a juzgarme mí mismo y decido que no puedo hacer algo, me digo algo así: “No, no puedo, no puedo hacer esto ni tomar este camino; es mejor que vaya por este otro…”. Sin embargo, si a pesar de las dudas decido continuar adelante y vivir esa experiencia, tendré mucha más fuerza vital, mayor crecimiento y más apertura. De manera que, lo que he aprendido acerca del juicio a uno mismo, es que tomar conciencia de él debe ser una de las prácticas más profundas para cada uno de nosotros. Y que, cuanto más conscientes somos acerca del momento en que aparece en nuestra mente y en nuestras acciones, antes podemos comenzar a trabajar con él y   abrirnos a la vida en mayor medida.

El juicio a uno mismo y el rechazo.

Muchos creen que el juicio a uno mismo tiene su origen únicamente en el pasado. Por ejemplo: si tu madre criticó tus trabajos de arte, se supone que, incluso aunque hoy en día seas el pintor más célebre del mundo, o de tu ciudad, permanecerá en tí la semilla de la duda. Debido a que querías el amor y el reconocimiento de tu madre, su juicio aún te estaría afectando mientras sigues reproduciendo ese antiguo guión.  Esto es válido para todos nosotros.
Aunque, si profundizamos, debemos reconocer que vivimos en una sociedad que juzga y critica enormemente. Vivimos en una sociedad que nos obliga a compararnos unos con otros, a a juzgarnos entre nosotros. Es cierto que en este momento de nuestra evolución estamos rompiendo con ese círculo vicioso, pero si observamos este fenómeno más de cerca, descubriremos que se basa en un miedo primal muy básico.


Cuando en la antigüedad vivíamos en tribus, era vital para nosotros ser aceptados dentro de nuestro grupo tribal. La consecuencia de ser rechazado o apartado de la tribu podía ser la muerte. Podíamos  morir solos. De manera que, aún conservamos un miedo innato al rechazo, a ser criticados y juzgados por otros y a que nos alejen de ellos. Uno de los aspectos que debemos superar cuando trabajamos el juicio a nosotros mismos es: si alguien te rechaza, permíteselo. Permite que no acepten algo que has dicho y ve en busca de las personas que sí estarán abiertas para lo que tienes que decir. Porque eso se convertirá en un acto de curación para tí. Al dejar ir esa atadura que quizá de niños no podíamos soltar hacia nuestros padres, porque dependíamos de ellos y entonces eran nuestro principal foco de atención, ahora, ya adultos, podemos liberarnos de esas antiguas energías, quizá en la figura de un amigo o de un grupo.


Juzgarse a uno mismo por el auto-juicio en sí.


Este juicio se da continuamente entre las personas espirituales o que buscan el autoconocimiento y el aprendizaje. Siempre hay un: “¡Oh, Dios mío! ¡Otra vez estoy haciendo lo mismo! ¡No puedo creerlo! ¡Puedo hacerlo mejor! “ (Lee se golpea la frente con la mano).


Cada vez que estoy haciendo esto (Lee se golpea repetidamente la frente con la mano, como reprendiéndose), no lo estoy haciendo mejor. En vez de eso, puedo tomar conciencia de mi auto-juicio y decir: “Ah, muy bien. Me doy cuenta de que me estoy juzgando. Así que pondré mi intención en soltar y dejar ir este juicio, no importa cuánto me lleve. Pongo mi intención en abrirme más allá del juicio mí mismo.”


Aceptación, consciencia y acción.


El primer paso para conseguir acabar con nuestro auto-juicio es aceptar que existe. No dejes que dé vueltas a tu alrededor como un mal olor o como una sombra de la que avergonzarte. Todo el mundo tiene algo con lo que está lidiando en su interior, y la mayoría de las personas tienen alguna clase de juicio a sí mismas.


Puedes escribir en tu ordenador o sobre el papel cuál es el mayor juicio que te haces a tí mismo/misma. A continuación, escribe: ¿Qué me impide hacer este juicio en mi vida?. Y para terminar: ¿Cómo me hace sentir este juicio?.


Por ejemplo, en esa lista el mayor juicio podría ser: “Tengo sobrepeso. Lo que me impide hacer es: asistir a cursos de danza, tener citas, sentirme a gusto con la ropa que llevo. Mis sentimientos acerca de él son: profunda vergüenza, la sensación de no ser lo bastante bueno/buena, tristeza, aislamiento…”.


El truco aquí es hacer dos cosas:


1.-Permite que esas emociones entren en tu cuerpo. Sé que eso es lo último que desearías hacer, pero si no dejas que esas emociones salgan a la superficie para ser liberadas, permanecerán a tu alrededor constantemente y continuarán minando tu vida, a menos que hagas algo para impedirlo.
2.-En un espacio tranquilo, coloca las manos en tu vientre y permítete sentir esa vergüenza, permítete sentir esa tristeza. Tal vez tengas miedo de que esas emociones puedan consumirte y ahogarte, pero no te preocupes. Cuanto más permitas que las emociones se asienten en el cuerpo, antes comenzarán a liberarse. Cuando consigas sentirlas intensamente, puedes hacer algún tipo de movimiento, o incluso poner música y bailar por la casa.


El siguiente paso consiste en llevarte a ti mismo/misma a esa clase de danza a la que temías asistir. Sé que muchos sentirán un muro de miedo ante la sola idea de hacerlo. Sin embargo, confía en mí: si vas a esa clase y ya sabes que, una vez allí, van a aparecer pensamientos y ya sabes que vas a sentirte incómodo, eso te dará un inmenso poder , y también la fuerza para atravesar la experiencia. Y, paradójicamente, una vez que hayas acudido a una, dos, tres clases de danza, la misma energía que echabas hacia atrás y encogías  dentro de tu cuerpo, empezará a emerger hacia fuera y hacia arriba del cuerpo como energía de vida. ¿Sabes? Nuestro cuerpo sabe reconfigurarse muy bien cuando la mente deja de estar al mando y no dejamos que nos impida seguir adelante.


De manera que, invito a todos a que vivan con el mínimo auto-juicio con que consigan hacerlo y a que sean pacientes consigo mismos hasta que puedan lograrlo. Dí: “Dejo ir los juicios a mí mismo. Estoy aquí para vivir. Estoy abierto/abierta “.

•             Escribe:
¿Dónde me estoy juzgando a mí mismo/misma?
¿Qué me impide hacer en mi vida?
¿Cómo me haces sentir este juicio?
•             Transformación mediante la acción:
1. Siéntate con las manos en el vientre.
2. Permite que todas las emociones asociadas con el juicio emerjan y estate muy presente en ellas.
3. Di: “Permito que estas emociones salgan y sean liberadas”.
4. Muévete o baila para ayudar a liberar las emociones más intensas.
5. Si un auto-juicio te impide pasar a la acción, experimenta y ¡PASA A LA ACCIÓN de todos modos!
“Libero la mentira que es mi propio auto-juicio. Me devuelvo a mí mismo/misma a la vida”.
Disfruta el viaje.

Se puede encontrar el video en inglés en: https://www.youtube.com/watch?v=1XLUsuFti6Y
© copyright 2015 –all rights reserved by Lee Harris Energy 

Recuperar tu poder. Dejando ir los juicios de otras personas
Energía de la a la Z (4):
Traducción del Video: Rosa García
 
¿Te sientes juzgado por alguien?
¿Te sientes afectado por algún tipo de negatividad procedente del exterior?

Cuando nos sentimos sometidos a algún tipo de ataque, tanto si se trata de un juicio, como de las vibraciones negativas de otros, es algo que se nos mete bajo la piel y que puede llegar a afectarnos durante el resto del día. Así, a menos que hayamos alcanzado un nivel determinado en nuestro desarrollo, si compartimos la misma habitación que alguien muy deprimido, es  probable que al dejar la habitación experimentemos una sensación de tristeza en torno a nosotros, o que nos encontremos con un nivel de energía ligeramente más bajo del que teníamos antes de encontrarnos con él.
Otra variante más seria de este fenómeno sería cuando sentimos que el juicio, o bien el ataque directo y la negatividad de otra persona, han dejado algún tipo de huella en nosotros. Desafortunadamente, estas no son experiencias que siempre podamos evitar o de las que podamos huir;  sin embargo, este tipo de incidentes pueden dejar alguna impronta en nuestro cuerpo. Hay un motivo para ello: ya hemos recibido esa impronta antes. No es la primera vez que experimentamos juicio y negatividad, bien mediante palabras o bien a nivel energético.

La honestidad con uno mismo: tu nuevo superpoder de transformación.

Tras haber vivido esta experiencia de haber recibido negatividad y juicio, si te queda algún remanente que te hace sentir mermado energéticamente, o con una sensación de ira y rabia, puedes hacerte varias preguntas:
1.-¿Cuántas veces ha ocurrido esto en mi vida?
Por ejemplo, quizás, ésta es la primera vez que sucede con esa persona en concreto, pero tal vez ya estás acostumbrado a que muchos otros en el pasado te hablaran de esa manera y, en cada ocasión, después te sentías decaído, retraído, deprimido. Potencialmente, ese patrón estáría llevándote a que te apartes de la vida y a que te cierres. De manera que, hazte estas preguntas y pregúntate también:
2.-¿Cuánto tiempo más deseo permitir esto?
Otro cuestión a tener en cuenta es si llevas experimentando durante mucho tiempo juicio y negatividad con un individuo o una situación en particular. En un momento dado, tendrás que ser sincero contigo mismo y reconocer que no deseas vivir con ese resentimiento, esa rabia, o con la sensación de sentirte oprimido por otra persona durante el resto de tu vida. No te está haciendo ningún bien, ni tampoco le está haciendo ningún bien al  otro.

La clave de la que debemos tomar conciencia aquí es: para que alguien pueda llegar a ocasionar un impacto en nosotros, antes debemos permitírselo de alguna manera. Es cierto que puede haber casos extremos de personas psicológicamente desequilibradas que son físicamente violentas con los demás, personas con las que es muy difícil llegar a ningún tipo de consenso o de acuerdo en común. Pero, en los casos más cotidianos, puedes preguntarte qué parte de tí podría estar abierta a que esta energía esté apareciendo en tu vida.
Un acosador o un “bully” detecta rápidamente a su posible víctima. No busca un rival digno al que enfrentarse, porque lo que está buscando es poder sobre otra persona , ya que, digámoslo así,  se alimenta precisamente de eso. Hay una sensación desequilibrada de falta de poder en el interior de todo acosador o “bully” y, para sentirse más fuerte, llega a crear una situación en la que pueda sentir algún poder temporal sobre otra persona. Las preguntas en este caso serían:
3.-¿Estoy demasiado abierto a este tipo de trato por parte de otros? ¿Estoy siempre perdonando? ¿Siempre decido recuperarme rápidamente y les digo a los demás que estoy bien, aunque no sea así?
Porque esas son son las partes de tí que van a tener que cambiar.

Cómo recuperar la energía y el poder perdidos.

Existen diferentes maneras de tratar con la negatividad que otros nos proyectan; se pueden encontrar diferentes métodos en todas partes. Los sistemas más espirituales nos recomiendan rodearnos de una luz blanca dentro de una burbuja de energía cuando tengamos que enfrentar alguna situación o entorno hostil. Otros métodos más sencillos consisten en afirmar mentalmente o en voz alta cuando estamos a solas: “Dejo ir esta energía que no es mía”,  ordenando así al impacto que ha entrado en nosotros que salga de nuestro campo de energía.
También debemos considerar que, probablemente, necesites encarar el problema desde una perspectiva más terrenal. Quizá necesites tener una conversación con esa persona, quizá tengas que cambiar el esquema de lo que otros consideran normal en su relación contigo. Si tuvieras que contradecirles la próxima vez que te desprecien o que se relacionen contigo desde la opresión y la negatividad, eso les ayudará a cambiar y a redirigir ese patrón fijo en lo sucesivo. Por ejemplo, si alguien fuera sistemáticamente negativo contigo con sus palabras, podrías contradecir lo que dice de manera suave pero firme. No siempre es necesaria una discusión o una disputa, pero si ese fuera el caso, sería porque has estado aguantando y reteniendo demasiado durante demasiado tiempo, y podría darse el caso de que tu reacción fuera más explosiva.
También puedes preguntar lo que alguien está queriendo decir realmente; si te repite una y otra vez que tienes un peinado horrible, el lugar de defender tu peinado o justificarte, podrías desafiarle respondiendo: “Pareces algo obsesionado con mi pelo, cada vez que nos vemos me dices lo preocupado que estás por él. Sólo por curiosidad, ¿qué te ocurre?”. De esta manera, estarías desviando el foco de atención sobre tí para trasladarlo al espacio común entre ambos, y esa persona tendrá que hacerse responsable y prestar más atención a sus propios comentarios en el futuro. Porque, la mayoría de las acosadores funcionan en “piloto automático” y, cuando cuestionas ese “síndrome de piloto automático” que gobierna sus acciones ( una, dos o tres veces), entonces, suelen parar.

Por último, pregúntate si estás preparado para mantener una actitud positiva frente al mundo, creando para ello unos límites sanos y claros con aquellos que se dirigen a tí de forma muy negativa. Reconoce que tener a estas personas o actitudes negativas a tu alrededor te está afectando. Tú pierdes poder con ellos, y ellos tampoco están ganando. Así que, quizás sea el momento de dirigirte a esa persona de tu entorno con una frase diferente de la que solías emplear, o de estar menos disponible para ella. Te darás cuenta de dos cosas:
1.-La dinámica entre tú y ella comenzará a cambiar lentamente con el tiempo.
2.-Empezarás a llenarte de toda la energía que antes perdías cada vez que ella intentaba imponerse sobre tí. Si, con determinación, mantienes tu cuerpo y tu campo de energía lejos de esa persona, de esa fuerza o esa situación destructiva durante el tiempo suficiente, tu cuerpo comenzará a devolverte la energía que antes perdías cuando te encontrabas en presencia de toda esa negatividad.

Finalmente, perdónales y perdónate a ti mismo por todo lo ocurrido entre ambos, y perdónate también si decides reaccionar, si eliges enfadarte. No obstante, observa que eso es lo que ha ocurrido esta vez; la próxima vez es posible que prefieras darte cuenta antes, de manera que pueda haber unos límites más serenos en las relaciones con el medio que te rodea.

Espero que esto ayude un poco a saber gestionar esos juicios con que todos nos encontramos cada día, a medida que caminamos por el mundo.

Prácticas esenciales para gestionar la negatividad del exterior:
•             Séllate en una burbuja de energía o rodéate de luz blanca.
•             Repítete a ti mismo: “Dejo ir toda la energía que no es mía. Dejó ir toda la energía que no es mía.”

Autoexploración: preguntas que hacerse cuando recibimos negatividad o juicio:
¿Cuántas veces ya ha ocurrido esto en mi pasado?
¿Ya estoy acostumbrado a que me hablen así o a sentirme así?
¿Qué parte de mi continúa abierta a recibir este tipo de trato por parte de los demás?
¿Cuanto tiempo estoy dispuesto a seguir así?
¿Hay aspectos de mí o de mi vida que voy a necesitar cambiar?

Acción. Cuando sepas que debes pasar a la acción, pregúntate:
¿Necesito tener una conversación con alguien en particular?
¿Estoy dispuesto a contradecir sus palabras o cuestionar su comportamiento negativo conmigo?
¿Voy a tener que cambiar los esquemas de los que ellos consideran” normal” en nuestra relación?
¿Necesito estar menos disponible para esa persona o esa situación?

Recuerda tu principal instrumento de poder: perdónate a ti mismo… Y perdónales a ellos también.

Mucho amor para todos.

Se puede encontrar el video en inglés en: https://www.youtube.com/watch?v=RgMUQf9pjIo
© copyright 2015 –all rights reserved by Lee Harris Energy



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