Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

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16 de octubre de 2016

Susurro de Ángeles

“Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas, cada una colgando a cada extremo de un palo que llevaba sobre sus hombros. Una de las vasijas tenía una grieta en ella, y mientras que la otra vasija era perfecta y siempre entregaba una porción completa de agua al final de la larga caminata desde el arroyo hasta la casa del patrón, cuando llegaban, la vasija agrietada solamente llevaba la mitad. Durante dos años completos, esto sucedió a diario, y el cargador de agua sólo entregaba una vasija y media de agua en la casa de su amo. La vasija perfecta se sentía orgullosa de sus logros, pero la vasija agrietada se sentía miserable, avergonzada de sólo poder hacer la mitad de lo que se suponía debía hacer. Después de dos años de lo que percibía ser un amargo fracaso, la vasija quebrada habló un día con el cargador de agua cerca del arroyo.

“Me siento avergonzada de mí misma y quiero pedirte disculpas.”

“¿Por qué? ¿De qué tienes que avergonzarte?” preguntó el aguador.


“Sólo he podido, por estos últimos dos años, entregar la mitad de mi carga, porque esta grieta a mi lado hace que se riegue el agua por todo el camino de vuelta a casa de tu amo. Por causa de mis defectos, tienes que hacer todo ese trabajo, y no recibes todo el valor de tus esfuerzos”, dijo la vasija.

El aguador sintió compasión y dijo
:
“Al regresar a casa del amo, quiero que te fijes en las hermosas flores a lo largo del camino.”
En efecto, mientras subían la colina, la vieja vasija agrietada se fijó en el sol que calentaba muchas hermosas flores silvestres al lado del camino, y esto lo alegró un poco. Pero al final del trayecto, todavía se sentía mal porque había perdido la mitad de su carga, por lo que de nuevo pidió disculpas al aguador por su fracaso. El portador dijo a la vasija,

“¿Te fijaste que sólo habían flores en tu lado del camino, pero no en el lado de la otra vasija? Esto se debe a que siempre he sabido de tu grieta. Acepté lo que se me dio, planté semillas de flores en tu lado del camino, y cada día mientras caminábamos de regreso del arroyo, tú las has regado. Por dos años he podido recoger estas hermosas flores para decorar la mesa de mi amo. Si no fueras exactamente como eres, él no tendría esta belleza para adornar su casa.”

Autor desconocido


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