por MILENA LLOP
El punto vernal inicia los equinoccios, Boreal y Austral, es la entrada del Sol en Aries que comparte celebración con el día Mundial de la Felicidad.
Nos han vendido que la felicidad permanente no existe, que solo vivimos momentos felices, y que todo lo demás son penas, tristezas, problemas y, con esas creencias, así nos va. El Equinoccio de primavera y el Equinoccio de otoño coinciden con la declaración del día internacional de la Felicidad los cuales, precisamente este año, son el 20 de marzo a las 09:39 hora solar.
Pero,
¿necesitamos marcar en el calendario un día específico que nos recuerde que
tenemos que ser felices?, ¡debería ser una impresión anclada a nuestra memoria
y grabada en la naturaleza humana! Será que estamos muy lejos de alcanzar esa
plenitud si aún tenemos que señalarla en la agenda.
Como
hemos comentado en numerosas ocasiones desde estas páginas, con los Equinoccios entramos en dos de las
estaciones de nuestro calendario: el inicio de la primavera en el hemisferio
Norte y del otoño en el hemisferio Sur.
El
Sol en Aries, que se expresará a través de las etapas Yod y Vav en
los dos hemisferios, marca diferentes tendencias y tareas para emprender dos
periodos de gran trascendencia. Estas dos estaciones representan un tiempo de
énfasis cuando la energía solar sube, todo empieza a florecer, dentro y fuera
de nuestra naturaleza, es primavera; y en otoño, cuando el sol inicia su
descenso, disminuye la luz y nos propone un mayor recogimiento emocional.
Si
asociamos estas dos etapas estacionales a la necesidad de tomar conciencia de
la conexión de "lo de Arriba" y "lo de Abajo", -ya que son
momentos en los que el día y la noche tienen el mismo cómputo de horas-, cuando
lo anexamos al día Mundial de la Felicidad, ¿es para reforzar la idea de que
ser feliz es lo natural y que forma parte del propósito de la existencia?
Decretar y proyectar felicidad es algo de lo que nadie puede convencernos, ni
algo que se venda, es una opción personal e intransferible.
Estemos
donde estemos, en el Sur o en el Norte, en otoño o primavera, os propongo este
pequeño ejercicio. Su propósito es conectarnos a un buen estado de felicidad para
ser capaces de sostener el bienestar, la placidez, la vibración del amor en
toda circunstancia.
Ritual y visualización del estado de la
felicidad
Siéntate
cómodamente, enciende una vela blanca, un poco de incienso si te apetece, una
música suave, evocadora, para crear un ambiente.
Olvida
dejar la mente en blanco, al contrario, vas a poner toda la atención a tu sexto
sentido.
Ponte
en modo “avión”, te propongo imaginar, visualizar, viajar, trasladarte a la
dimensión de Luz, a un inmenso depósito amoroso.
Imagina,
visualiza que estás dentro de una enorme esfera transparente, como una burbuja
o pompa de jabón, pero sólida, protectora, cálida.
Estás
rodeada de luz brillante, ligeramente tintada de color púrpura.
Respira
muy tranquilamente, de forma acompasada.
Todo
es luz, sientes una inmensa paz, todo tu cuerpo se estremece, tu piel es
sedosa, el aire que entra en tus pulmones es limpio y repleto de diminutas
chispas doradas, divertidas.
Estás
en una burbuja de luz, -ten paciencia, permítete sentir con calma, tómate tu
tiempo porque vas a experimentar la dicha, el gozo, la vibración del amor-.
En
ese lugar tan extraordinario, aparece ante ti un guía, un ser muy especial,
imagínalo como lo desees, -es tu visualización-. Lo sientes como una energía
intensamente amorosa y en tu semblante, en tu interior, se dibuja una gran
sonrisa de felicidad. Le abrazas cálidamente, te quedas en su regazo,
protegido, amada.
Puedes
recrearte el tiempo que te convenga.
En
este estado de plenitud, visualizas un momento extremadamente feliz de tu vida,
lo ves claramente; ¡te sentiste tan bien!, lo revives intensamente, disfrutas
como si lo vivieses en este mismo instante.
Después
de ese momento tan dichoso, llegan otras visiones, se suceden más escenas de
alegría, y tu burbuja se va llenando de experiencias, de situaciones, de
personas, de momentos de plena felicidad. Es como si estuvieras delante de una
gran pantalla esférica donde se multiplican las vivencias amorosas, felices.
Estas escenas van llenando todos los rincones de tu esfera, todo es una gran
fiesta, una gran dicha; sucede de forma natural, lo asimilas todo porque tu
conciencia se está expandiendo tanto, que asumes todo ese amor, sabes que esa
felicidad te pertenece.
Y de
repente descubres algo sorprendente, que el tiempo de desdicha se está
transmutando, se desvanece; se transforman situaciones tristes, y lo que un día
fue tristeza ahora es amor; lo que un día te dolió, ahora es conocimiento y
paz; lo que un día no comprendiste, ahora es claridad.
Te
asombra tu capacidad inmediata para cambiar unas vivencias por otras. Todo
parece mezclarse, pero todo cobra sentido. Estás reprogramando patrones
inconscientes para cambiar pautas y tener pleno dominio sobre tus mecanismos
internos, para que la felicidad, la prosperidad que te mereces, llegue, que sea
una realidad al alcance de tu vida.
Y te
das cuenta que toda la felicidad que te mereces, que posees, que te pertenece,
está aquí presente ahora mismo.. para siempre si lo deseas…
Este
es un ejercicio que puedes repetir, que puedes grabar en un dispositivo, con tu
voz siempre será más efectivo, porque estarás hablando contigo.
Esa
burbuja y tu ser de luz no desaparecen, porque la visión más excelsa de tu
existencia, las facilidades, las oportunidades siempre están contigo, y puedes
recrearlas siempre que quieras en tu interior.
Este
pequeño ritual termina…, pero la felicidad te compaña y el Amor que eres
es real y eterno…
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