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2 de marzo de 2021

Festival de Piscis

Abandono el Hogar del Padre y, regresando, yo salvo

Simon Marlow 

Queridos amigos, bienvenidos a nuestra reunión de meditación de la luna llena de Piscis con su pensamiento de simiente “Abandono el Hogar del Padre y, regresando, yo salvo”. Por supuesto, emplearemos esta nota clave en nuestra meditación más adelante, como siempre lo hacemos.

En estos días de Covid la mayoría de nosotros todavía no podemos reunirnos en lugares específicos del plano físico. Todos realmente extrañamos estas oportunidades de encuentro, y anhelamos el momento en el que estas reuniones puedan reanudarse.

Según las noticias de esta semana, en Gran Bretaña puede no estar tan lejos como

pensábamos. Este ha sido obviamente uno de los inconvenientes de la pandemia

actual, aunque, por supuesto, hay otros mucho más serios. Pero también hay

enormes ventajas en esta situación. Por ejemplo, a medida que la gente es capaz de

unirse a estas reuniones desde sus propios hogares, ahora tenemos un nivel de

participación que supera en gran medida a la que solíamos tener. De hecho, sabemos

que hoy la gente está sintonizando nuestras reuniones desde todo el mundo, en una

unidad de conciencia que – para usar una frase del Tibetano – aniquila el tiempo.

Otra ventaja es el cambio de actitud hacia el mundo que ha tenido lugar al mismo

tiempo que el Covid nos ha golpeado a todos. Nos preguntamos: ¿Existe un vínculo

causal entre ellas? Muchos piensan que efectivamente lo hay. Si bien siempre hemos

pensado intencionalmente en términos mundiales, en términos de la Humanidad

Una como un centro de creatividad dentro de la vida planetaria, esto se ha convertido

ahora en algo mucho más que un concepto, en una imagen mental. La humanidad

una no es sólo una idea; definitivamente es una realidad creciente en todas nuestras

vidas. En consecuencia, nos hemos vuelto mucho más abiertos al mundo y nos

identificamos más profundamente de corazón y mente con él en toda su complejidad,

sus crisis, su belleza. Vemos también la fealdad y los efectos indeseables y

destructivos causados por el deseo y el pensamiento humanos no redimidos. Pero

también vemos una unión de mentes y corazones humanos para hacer frente a todos

los problemas, a las crisis que ahora están emergiendo a la superficie y pidiendo a

gritos una resolución.

Tanto en términos personales como grupales, y también en términos de los

servidores líderes en el mundo, ahora nos estamos dando cuenta de que posponer las

decisiones y acciones para mañana no es una opción, si es que alguna vez esto fue

realista. Hoy ya no hay tiempo para postergar. Todos deberíamos estar pensando en

la urgencia de la situación y preguntándonos cómo podemos contribuir mejor. Según

las palabras del filósofo judío, Hillel, deberíamos preguntarnos: “Si no yo, ¿quién? Si

no ahora, ¿cuándo?” También podemos decir, según las palabras del conocido poema

de Christopher Fry, ‘Un sueño de prisioneros’: “Gracias a Dios ha llegado nuestro

tiempo en que el mal viene a nuestro encuentro, en todas partes, para nunca

dejarnos, hasta que demos el mayor paso del alma que el hombre haya dado”. ¡Qué

descripción tan precisa del estado de la humanidad y del mundo en general! Y

también un remedio tan breve y sucintamente verdadero.

A medida que nos enfrentamos a enormes dificultades humanas y planetarias, es

bueno recordar la verdad de que nosotros, la humanidad, crecemos a través de la

presentación de momentos de crisis. Cuando estamos en medio de una crisis,

tenemos la sensación de estar abrumados, de que no podremos estar a la altura de las

circunstancias. Sin embargo, esta es una repetida característica de la vida humana.

De hecho, la humanidad tiene el ‘hábito de las crisis’. Sí, hemos fracasado en el

pasado, pero también hemos triunfado. El Tibetano escribe lo siguiente: “Las crisis

sólo son puntos para examinar la fortaleza, el propósito, la pureza, el móvil y la

intención del alma. Cuando son superadas evocan confianza y producen una amplia

visión. Fomentan la compasión y la comprensión, porque el dolor y el conflicto

interno que han engendrado nunca se olvidan, pues extraen su fuerza de los recursos

del corazón y liberan la luz de la sabiduría dentro del campo del conocimiento,

enriqueciendo el mundo. De hecho, las crisis son pruebas, y una prueba no es una

prueba a menos que haya una posibilidad de fracaso y de éxito.

Así que vamos a hacer una pausa para un momento de contemplación y luego

digamos juntos las palabras del antiguo mantram:

Condúceme de la oscuridad a la Luz, de lo irreal a lo Real, de la muerte a la Inmortalidad.

 

La historia de la humanidad es la historia del hijo pródigo que decide salir del hogar

de su padre e ir al lejano país donde gasta, o más bien despilfarra, su herencia divina

en una vida disoluta. Pero esto es sólo el comienzo del viaje. Llega un punto en el que

todos sabemos que el hijo pródigo, ahora en estado de indigencia, vuelve en sí y dice:

“Me levantaré e iré con mi padre”. Aquí se detiene el largo descenso a la materia y el

viaje más corto, aunque mucho más difícil, de ascenso, comienza de nuevo a la

realidad espiritual que es nuestro origen. Es aquí donde la rueda del zodíaco se

revierte y presenta una serie de desafíos al discípulo recién dedicado a medida que

encarna a través de la secuencia reversa de los signos, comenzando con Aries y

culminando en la manifestación de un salvador del mundo en Piscis. El ser humano

errante se transforma en el aspirante espiritual y, luego, a medida que la mente es

puesta bajo control, en el discípulo dedicado. Porque esto es en lo que se ha

convertido el hijo pródigo.

Este viaje simbólico ha sido bellamente descrito de muchas maneras a lo largo de los

siglos. Un buen ejemplo es “El progreso de los peregrinos” de John Bunyan, donde el

peregrino que se llama Cristiano está acosado por diversas tentaciones y obstáculos

que llevan el nombre de sus cualidades. Al principio, por ejemplo, el Sr. Sabio

Mundano intenta desviarlo de su propósito. Después de haberse librado de la

Ciénaga de la Desesperación, Cristiano es guiado al portal por el camino recto y

estrecho por un personaje llamado, y estarás interesado y encantado de saberlo,

Buena Voluntad. Cuando Cristiano pide que se le alivie su carga, Buena Voluntad lo

lleva hacia adelante hacia “el lugar de la liberación”. Un ejemplo más moderno es la

ópera de Stravinsky, “El progreso del libertino”, ambientada en un libreto de W H

Auden. Uno normalmente piensa en el progreso del libertino como una espiral

descendente hacia la indigencia, como en las ilustraciones que Hogarth tan

memorablemente retrató. Pero el protagonista principal de la ópera, Tom Rakewell,

ya está en el fondo, y el progreso del libertino en este caso es el viaje hacia arriba, en

el que es redimido por Anne Amor Verdadero, representando al Alma, a pesar de los

intentos del diablo llamado, nuestros compañeros jungianos estarán interesados en

saber, Nick Sombra.

Una nota mucho más esotérica es enunciada por Alice Bailey en su libro “Los

trabajos de Hércules”. Aquí Hércules, como la encarnación del discípulo en

dificultades, se enfrenta a una serie de desafíos interiores o trabajos. Cada uno de

ellos coincideN maravillosamente con las energías y cualidades de la secuencia de las

diferentes constelaciones o signos zodiacales. Esta etapa final del viaje humano es

puesta en una perspectiva más profunda por el Tibetano cuando revela el origen

divino de todos los seres humanos a los que se refiere la Biblia en el mito de los

ángeles caídos. Él escribe:

“El sacrificio de los ángeles solares trajo a la existencia el cuarto reino de la

naturaleza. Los ‘nirvanas que regresan’ (según se los denomina en la literatura

esotérica), deliberadamente y con plena comprensión, tomaron cuerpos humanos a

fin de que esas formas inferiores de vida se acercaran más a la meta, y nosotros

fuimos y somos esos nirvanas. Los ‘Señores del Conocimiento y de la Compasión y

los de la perseverante e incesante Devoción’-nosotros- eligieron morir a fin de que las

vidas inferiores pudieran vivir y este sacrificio permitió que evolucionara la

conciencia que mora internamente en la Deidad. Al abrirse camino a través de los

reinos suhhumanos de la naturaleza esta conciencia necesitó de la actividad de los

ángeles solares para poder seguir progresando. Aquí reside:

a. Nuestro servicio a Dios, por medio del sacrificio y la muerte.

b. Nuestro servicio a otras almas, por medio del propósito deliberado de

autosacrificarse.

c. Nuestro servicio a otras formas de vida en otros reinos”.

Aquí se nos da una comprensión del verdadero significado de la muerte, que es el

aprisionamiento del alma en la materia. Lo que normalmente llamamos muerte, la

muerte de la forma, es en realidad la vida para el alma porque está siendo liberada de

las ataduras del mundo material.

Todo este viaje de encarnación está bien resumido en las dos notas claves de Piscis.

El pensamiento simiente para el ser humano común y corriente es: “Y la Palabra dijo:

Entra en la materia”. Esto ejemplifica el hecho de que inicialmente el viaje humano

es de una inmersión cada vez más profunda en la materia.

Pero cuando el ser humano ordinario finalmente se transforma en discípulo, la nota

clave también se transforma y se convierte en: “Abandono el Hogar del Padre y,

regresando, Yo salvo”. Nos involucramos en el mundo material para espiritualizarlo,

redimirlo, salvarlo, de hecho, ese es nuestro viaje de regreso.

El alma nos llama y nadie que realmente haya escuchado la llamada puede dar

marcha atrás. Y este es nuestro profundo móvil, volver a ser en plena conciencia lo

que débilmente sabemos que en realidad somos. Todos nuestros esfuerzos se

inclinan en esta dirección y las crisis que inevitablemente aparecen en nuestro

camino, en realidad son dones que mantienen nuestros ojos fijos en nuestra meta por

su obstrucción beneficente.

En estos términos es saludable y tal vez incluso alentador echar un breve vistazo a la

historia de los últimos 75 años, de hecho, desde el final de la segunda guerra mundial

que marcó un momento tan importante de cambio en la dirección de la humanidad.

Esa vez se produjo el fin de los imperios europeos que estaban en competencia, una

fusión general de la humanidad por el camino de la unidad internacional, el inicio de

un ciclo de conferencias que comenzó con la fundación de las Naciones Unidas

debido al reconocimiento de que “ya que las guerras comienzan en la mente de los

hombres, es en la mente de los hombres donde deben construirse las semillas de la

paz”. Ese maravilloso ideal hasta ahora sólo se ha implementado parcialmente;

todavía hay mucho trabajo por hacer en ese frente. Gran parte de esta oportunidad

del idealismo práctico – un don de la Jerarquía espiritual a la humanidad– se

desperdició por la mala gestión egoísta de la humanidad de lo que el Tibetano llamó

el ‘conflicto de las ideologías’. La tensión de este conflicto debería haberse mantenido

en el plano mental donde podría haber proporcionado la energía para las soluciones

creativas de muchos de los problemas de la humanidad.

Pero en cambio, enormes cantidades de dinero - billones de dólares - se

desperdiciaron en la carrera armamentista y en las guerras de poder. Y si la gente

piensa que esas guerras de poder han terminado, miren hoy a Yemen. Y no sólo se

hizo mal uso del dinero, sino también vastos recursos materiales, por no hablar de

los inestimables dones de la imaginación humana y el ingenio intelectual que

deberían haberse dedicado a nuestro trabajo colectivo de la elevación humana. Sólo

piensen por un momento cómo sería el mundo hoy si estos dones, talentos y recursos

se hubieran utilizado para la elevación humana, para la educación, para planificar el

bien de todos. En lugar de ser vertidos en el pantano del interés propio no iluminado,

estos podrían haber sacado a la humanidad de los dogmas y fanatismos del pasado,

con una actitud de mente y corazón que viera que el bien de cada individuo sólo

podía lograrse asegurando el bien de todos, y luego felizmente trabajar por él. ¡Qué

bien nos ha recordado el Covid todo esto!

Pero citemos de nuevo al Tibetano: “Grande es la gloria del hombre y

maravillosas son las divinas funciones que personifica. A través del tiempo la raza ha

sido llevada a la etapa en que el hombre comienza a elevar las energías inferiores a

los centros superiores, y tal transición es la causa de las grandes dificultades

mundiales. Muchas personas en todas partes están llegando a ser, política, religiosa,

científica o artísticamente creadoras, y el impacto de su energía mental y sus

proyectos e ideas se hacen sentir notablemente. Hasta que predomine la idea de la

hermandad en la raza, veremos estos poderes pervertidos para fines y ambiciones

personales y el consiguiente desastre, así como ya hemos visto el poder del sexo

prostituido para la satisfacción personal, el egoísmo y el consiguiente desastre”. Cuán

proféticas fueron esas palabras en los últimos 70 años más o menos.

Pero me parece que ahora tenemos una oportunidad real de cambiar el rumbo

de los asuntos humanos y planetarios, que ahora son del tamaño del alma como lo

expresa memorablemente Christopher Fry. El Tibetano predijo que “En cuanto se

logre un punto de equilibrio, en el momento en que quienes apoyan la separatividad,

el materialismo, el totalitarismo o cualquier régimen impuesto (y, por consiguiente,

una unión maligna) y también quienes apoyan la libertad del alma humana, los

derechos del hombre, la hermandad y las rectas relaciones humanas, igualen su

fuerza, posición e influencia, entonces las puertas de la Jerarquía (hablando simbólicamente) se abrirán y el Cristo con Sus discípulos vendrán. Este equilibrio debe

alcanzarse en los niveles mentales, y lo alcanzarán quienes pueden pensar y ejercer

influencia, en cuyas manos reside la responsabilidad por lo que las masas que están

por debajo del nivel mental conocen y creen. El trabajador inhábil y el sin número de

personas que nunca piensan, quienes han encarnado pocas veces, y las multitudes

que no quieren pensar, aunque sean capaces de ello, están en manos de dos vastos y

dominantes grupos: el totalitario y el democrático”.

En nuestros tiempos actuales es interesante observar que los poderes totalitarios no

sólo incluyen aquellos regímenes que están reforzando la conformidad ideológica con

su policía secreta, sus gulags y con el inmenso poder del control digital de la

población. China es un excelente ejemplo de ello. También se incluyen las teocracias

totalitarias que están imponiendo una estricta conformidad religiosa a sus

poblaciones, a menudo con una crueldad fanática. Por ejemplo, en África hay grupos

que intentan imponer despiadadamente sus creencias a poblaciones enteras. Boko

Haram en Nigeria es un ejemplo. Es interesante observar que Boko Haram en

realidad significa: “la educación occidental está prohibida”. Esto nos revela lo

poderosamente importante que es la educación occidental, que tiene como uno de

sus principales objetivos enseñar a la gente la habilidad del pensamiento crítico,

dando a las personas la capacidad de pensar por sí mismas. El pensamiento

independiente nunca es deseado por las tiranías.

Mientras esto sucede, las democracias lo están pasando mal. Las preciadas libertades

de pensamiento y expresión han dado lugar a una increíble plétora de información

falsa y teorías conspirativas a través de las redes sociales. Mientras, por una variedad

de razones, intentan socavar las instituciones del Estado, sorprendentemente estos

engatusan a muchos. La gente también está siendo emocionalmente comprometida

por el resurgimiento de imágenes glamorosas de supuestas glorias pasadas. Por lo

tanto, la posición de muchas democracias y el poder para el bien en el mundo se está

disminuyendo, justo cuando más se necesita.

Por sí solo, el enfrentamiento entre los países totalitarios y las democracias del

mundo realmente ha llegado a un punto ciego. Por supuesto, los negocios entre ellos

continúan, a medida que cosas incómodas como los abusos contra los derechos

humanos son convenientemente pasadas por alto y una incómoda tregua ideológica

impregna el mundo.

Pero en este panorama tenemos que introducir tal vez la cuestión más apremiante

que la humanidad ha tenido que enfrentar y que me parece que en este momento es

lo único que puede unir a una humanidad dividida en una intensa cooperación por el

bien de todos. Esta es, por supuesto, la cuestión de la degradación y contaminación

del mundo natural y los graves estragos previstos del cambio climático desbocado.

Estas son un obstáculo no sólo para la integridad física y el florecimiento de la

humanidad y el mundo, sino también, lo que es más importante, para la integridad

espiritual. Pero, miremos el lado positivo, el lado evolutivo: Qué oportunidad hay

para que la humanidad haga un cambio real en sus valores y en su sentido de

propósito, porque requiere que juntos manifestemos un sentido global de

responsabilidad y cooperación voluntaria. Sólo así podremos afrontar correctamente

esta gran crisis. El clamor de la humanidad por esto está resonando fuertemente en

los éteres, y este clamor necesita ser enfocado, ampliado y dirigido a la Jerarquía por

una invocación consciente del alma y la voluntad espiritual de aquellos que en toda

tradición espiritual y filosófica, no sólo se dan cuenta de cuáles son realmente los

problemas ahora, sino que están desarrollando las habilidades espirituales para

permitirles obrar de esta manera.

La simplicidad es siempre la marca de la verdad. Principalmente y en todas partes

tenemos que aprender a vivir con simplicidad para que otros simplemente vivan,

como dice el dicho. Es esta actitud la que transformará a la raza humana, en

términos planetarios, de un parásito tóxico infectante en un organismo benigno. La

humanidad será entonces capaz de transmitir el amor de la Jerarquía y la voluntad al

bien de Shamballa a toda la vida del planeta en un derroche de creatividad. Esto se

caracterizará por la verdadera inofensividad y el inicio de un verdadero olvido de sí

mismos. Podemos ver correctamente el estado actual de la humanidad como el

residuo moribundo de una visión del mundo que poco a poco está siendo relegado al

pasado. En cambio, está emergiendo una nueva conciencia que penetra por debajo de

la superficie en el significado y la importancia de los acontecimientos externos. Las

cuestiones medioambientales y climáticas nos presentan a todos, una crisis de

intención, de responsabilidad, de amor y de precipitación de una visión realista de un

mundo diferente y mejor. Mientras que algunos piensan que hemos ido más allá del

punto de inflexión, muchos creen que no es demasiado tarde para comprender con

renovado entusiasmo esta visión de una humanidad cambiada trabajando con

creatividad por el bien de toda la vida en la tierra, y anclándola plenamente en el

plano físico. Entonces nosotros, la humanidad, después de haber salido

conscientemente del hogar del padre en una misión para transformar la sustancia

material del planeta, comenzaremos a regresar y a lograr esta inmensa tarea que nos

fijamos.

https://www.lucistrust.org/es/

 

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