Abandono el Hogar del Padre y, regresando, yo salvo
Simon Marlow
Queridos amigos, bienvenidos a nuestra reunión de meditación de la luna llena de Piscis con su pensamiento de simiente “Abandono el Hogar del Padre y, regresando, yo salvo”. Por supuesto, emplearemos esta nota clave en nuestra meditación más adelante, como siempre lo hacemos.
En estos días de Covid la mayoría de nosotros todavía no podemos reunirnos en lugares específicos del plano físico. Todos realmente extrañamos estas oportunidades de encuentro, y anhelamos el momento en el que estas reuniones puedan reanudarse.
Según
las noticias de esta semana, en Gran Bretaña puede no estar tan lejos como
pensábamos.
Este ha sido obviamente uno de los inconvenientes de la pandemia
actual,
aunque, por supuesto, hay otros mucho más serios. Pero también hay
enormes
ventajas en esta situación. Por ejemplo, a medida que la gente es capaz de
unirse
a estas reuniones desde sus propios hogares, ahora tenemos un nivel de
participación
que supera en gran medida a la que solíamos tener. De hecho, sabemos
que
hoy la gente está sintonizando nuestras reuniones desde todo el mundo, en una
unidad
de conciencia que – para usar una frase del Tibetano – aniquila el tiempo.
Otra
ventaja es el cambio de actitud hacia el mundo que ha tenido lugar al mismo
tiempo
que el Covid nos ha golpeado a todos. Nos preguntamos: ¿Existe un vínculo
causal
entre ellas? Muchos piensan que efectivamente lo hay. Si bien siempre hemos
pensado
intencionalmente en términos mundiales, en términos de la Humanidad
Una
como un centro de creatividad dentro de la vida planetaria, esto se ha
convertido
ahora
en algo mucho más que un concepto, en una imagen mental. La humanidad
una
no es sólo una idea; definitivamente es una realidad creciente en todas
nuestras
vidas.
En consecuencia, nos hemos vuelto mucho más abiertos al mundo y nos
identificamos
más profundamente de corazón y mente con él en toda su complejidad,
sus
crisis, su belleza. Vemos también la fealdad y los efectos indeseables y
destructivos
causados por el deseo y el pensamiento humanos no redimidos. Pero
también
vemos una unión de mentes y corazones humanos para hacer frente a todos
los
problemas, a las crisis que ahora están emergiendo a la superficie y pidiendo a
gritos
una resolución.
Tanto
en términos personales como grupales, y también en términos de los
servidores
líderes en el mundo, ahora nos estamos dando cuenta de que posponer las
decisiones
y acciones para mañana no es una opción, si es que alguna vez esto fue
realista.
Hoy ya no hay tiempo para postergar. Todos deberíamos estar pensando en
la
urgencia de la situación y preguntándonos cómo podemos contribuir mejor. Según
las
palabras del filósofo judío, Hillel, deberíamos preguntarnos: “Si no yo,
¿quién? Si
no
ahora, ¿cuándo?” También podemos decir, según las palabras del conocido poema
de
Christopher Fry, ‘Un sueño de prisioneros’: “Gracias a Dios ha llegado nuestro
tiempo
en que el mal viene a nuestro encuentro, en todas partes, para nunca
dejarnos,
hasta que demos el mayor paso del alma que el hombre haya dado”. ¡Qué
descripción
tan precisa del estado de la humanidad y del mundo en general! Y
también
un remedio tan breve y sucintamente verdadero.
A
medida que nos enfrentamos a enormes dificultades humanas y planetarias, es
bueno
recordar la verdad de que nosotros, la humanidad, crecemos a través de la
presentación
de momentos de crisis. Cuando estamos en medio de una crisis,
tenemos
la sensación de estar abrumados, de que no podremos estar a la altura de las
circunstancias.
Sin embargo, esta es una repetida característica de la vida humana.
De
hecho, la humanidad tiene el ‘hábito de las crisis’. Sí, hemos fracasado en el
pasado,
pero también hemos triunfado. El Tibetano escribe lo siguiente: “Las crisis
sólo
son puntos para examinar la fortaleza, el propósito, la pureza, el móvil y la
intención
del alma. Cuando son superadas evocan confianza y producen una amplia
visión.
Fomentan la compasión y la comprensión, porque el dolor y el conflicto
interno
que han engendrado nunca se olvidan, pues extraen su fuerza de los recursos
del
corazón y liberan la luz de la sabiduría dentro del campo del conocimiento,
enriqueciendo
el mundo. De hecho, las crisis son pruebas, y una prueba no es una
prueba
a menos que haya una posibilidad de fracaso y de éxito.
Así
que vamos a hacer una pausa para un momento de contemplación y luego
digamos
juntos las palabras del antiguo mantram:
Condúceme de la oscuridad a la Luz, de
lo irreal a lo Real, de la muerte a la Inmortalidad.
La
historia de la humanidad es la historia del hijo pródigo que decide salir del
hogar
de
su padre e ir al lejano país donde gasta, o más bien despilfarra, su herencia
divina
en
una vida disoluta. Pero esto es sólo el comienzo del viaje. Llega un punto en
el que
todos
sabemos que el hijo pródigo, ahora en estado de indigencia, vuelve en sí y
dice:
“Me
levantaré e iré con mi padre”. Aquí se detiene el largo descenso a la materia y
el
viaje
más corto, aunque mucho más difícil, de ascenso, comienza de nuevo a la
realidad
espiritual que es nuestro origen. Es aquí donde la rueda del zodíaco se
revierte
y presenta una serie de desafíos al discípulo recién dedicado a medida que
encarna
a través de la secuencia reversa de los signos, comenzando con Aries y
culminando
en la manifestación de un salvador del mundo en Piscis. El ser humano
errante
se transforma en el aspirante espiritual y, luego, a medida que la mente es
puesta
bajo control, en el discípulo dedicado. Porque esto es en lo que se ha
convertido
el hijo pródigo.
Este
viaje simbólico ha sido bellamente descrito de muchas maneras a lo largo de los
siglos.
Un buen ejemplo es “El progreso de los peregrinos” de John Bunyan, donde el
peregrino
que se llama Cristiano está acosado por diversas tentaciones y obstáculos
que
llevan el nombre de sus cualidades. Al principio, por ejemplo, el Sr. Sabio
Mundano
intenta desviarlo de su propósito. Después de haberse librado de la
Ciénaga
de la Desesperación, Cristiano es guiado al portal por el camino recto y
estrecho
por un personaje llamado, y estarás interesado y encantado de saberlo,
Buena
Voluntad. Cuando Cristiano pide que se le alivie su carga, Buena Voluntad lo
lleva
hacia adelante hacia “el lugar de la liberación”. Un ejemplo más moderno es la
ópera
de Stravinsky, “El progreso del libertino”, ambientada en un libreto de W H
Auden.
Uno normalmente piensa en el progreso del libertino como una espiral
descendente
hacia la indigencia, como en las ilustraciones que Hogarth tan
memorablemente
retrató. Pero el protagonista principal de la ópera, Tom Rakewell,
ya
está en el fondo, y el progreso del libertino en este caso es el viaje hacia
arriba, en
el
que es redimido por Anne Amor Verdadero, representando al Alma, a pesar de los
intentos
del diablo llamado, nuestros compañeros jungianos estarán interesados en
saber,
Nick Sombra.
Una
nota mucho más esotérica es enunciada por Alice Bailey en su libro “Los
trabajos
de Hércules”. Aquí Hércules, como la encarnación del discípulo en
dificultades,
se enfrenta a una serie de desafíos interiores o trabajos. Cada uno de
ellos
coincideN maravillosamente con las energías y cualidades de la secuencia de las
diferentes
constelaciones o signos zodiacales. Esta etapa final del viaje humano es
puesta
en una perspectiva más profunda por el Tibetano cuando revela el origen
divino
de todos los seres humanos a los que se refiere la Biblia en el mito de los
ángeles
caídos. Él escribe:
“El
sacrificio de los ángeles solares trajo a la existencia el cuarto reino de la
naturaleza.
Los ‘nirvanas que regresan’ (según se los denomina en la literatura
esotérica),
deliberadamente y con plena comprensión, tomaron cuerpos humanos a
fin
de que esas formas inferiores de vida se acercaran más a la meta, y nosotros
fuimos
y somos esos nirvanas. Los ‘Señores del Conocimiento y de la Compasión y
los
de la perseverante e incesante Devoción’-nosotros- eligieron morir a fin de que
las
vidas
inferiores pudieran vivir y este sacrificio permitió que evolucionara la
conciencia
que mora internamente en la Deidad. Al abrirse camino a través de los
reinos
suhhumanos de la naturaleza esta conciencia necesitó de la actividad de los
ángeles
solares para poder seguir progresando. Aquí reside:
a. Nuestro servicio a Dios, por medio del
sacrificio y la muerte.
b. Nuestro servicio a otras almas, por
medio del propósito deliberado de
autosacrificarse.
c. Nuestro servicio a otras formas de vida
en otros reinos”.
Aquí
se nos da una comprensión del verdadero significado de la muerte, que es el
aprisionamiento
del alma en la materia. Lo que normalmente llamamos muerte, la
muerte
de la forma, es en realidad la vida para el alma porque está siendo liberada de
las
ataduras del mundo material.
Todo
este viaje de encarnación está bien resumido en las dos notas claves de Piscis.
El
pensamiento simiente para el ser humano común y corriente es: “Y la Palabra
dijo:
Entra
en la materia”. Esto ejemplifica el hecho de que inicialmente el viaje humano
es
de una inmersión cada vez más profunda en la materia.
Pero
cuando el ser humano ordinario finalmente se transforma en discípulo, la nota
clave
también se transforma y se convierte en: “Abandono el Hogar del Padre y,
regresando,
Yo salvo”. Nos involucramos en el mundo material para espiritualizarlo,
redimirlo,
salvarlo, de hecho, ese es nuestro viaje de regreso.
El
alma nos llama y nadie que realmente haya escuchado la llamada puede dar
marcha
atrás. Y este es nuestro profundo móvil, volver a ser en plena conciencia lo
que
débilmente sabemos que en realidad somos. Todos nuestros esfuerzos se
inclinan
en esta dirección y las crisis que inevitablemente aparecen en nuestro
camino,
en realidad son dones que mantienen nuestros ojos fijos en nuestra meta por
su
obstrucción beneficente.
En
estos términos es saludable y tal vez incluso alentador echar un breve vistazo
a la
historia
de los últimos 75 años, de hecho, desde el final de la segunda guerra mundial
que
marcó un momento tan importante de cambio en la dirección de la humanidad.
Esa
vez se produjo el fin de los imperios europeos que estaban en competencia, una
fusión
general de la humanidad por el camino de la unidad internacional, el inicio de
un
ciclo de conferencias que comenzó con la fundación de las Naciones Unidas
debido
al reconocimiento de que “ya que las guerras comienzan en la mente de los
hombres,
es en la mente de los hombres donde deben construirse las semillas de la
paz”.
Ese maravilloso ideal hasta ahora sólo se ha implementado parcialmente;
todavía
hay mucho trabajo por hacer en ese frente. Gran parte de esta oportunidad
del
idealismo práctico – un don de la Jerarquía espiritual a la humanidad– se
desperdició
por la mala gestión egoísta de la humanidad de lo que el Tibetano llamó
el
‘conflicto de las ideologías’. La tensión de este conflicto debería haberse
mantenido
en
el plano mental donde podría haber proporcionado la energía para las soluciones
creativas
de muchos de los problemas de la humanidad.
Pero
en cambio, enormes cantidades de dinero - billones de dólares - se
desperdiciaron
en la carrera armamentista y en las guerras de poder. Y si la gente
piensa
que esas guerras de poder han terminado, miren hoy a Yemen. Y no sólo se
hizo
mal uso del dinero, sino también vastos recursos materiales, por no hablar de
los
inestimables dones de la imaginación humana y el ingenio intelectual que
deberían
haberse dedicado a nuestro trabajo colectivo de la elevación humana. Sólo
piensen
por un momento cómo sería el mundo hoy si estos dones, talentos y recursos
se
hubieran utilizado para la elevación humana, para la educación, para planificar
el
bien
de todos. En lugar de ser vertidos en el pantano del interés propio no
iluminado,
estos
podrían haber sacado a la humanidad de los dogmas y fanatismos del pasado,
con
una actitud de mente y corazón que viera que el bien de cada individuo sólo
podía
lograrse asegurando el bien de todos, y luego felizmente trabajar por él. ¡Qué
bien
nos ha recordado el Covid todo esto!
Pero
citemos de nuevo al Tibetano: “Grande es la gloria del hombre y
maravillosas
son las divinas funciones que personifica. A través del tiempo la raza ha
sido
llevada a la etapa en que el hombre comienza a elevar las energías inferiores a
los
centros superiores, y tal transición es la causa de las grandes dificultades
mundiales.
Muchas personas en todas partes están llegando a ser, política, religiosa,
científica
o artísticamente creadoras, y el impacto de su energía mental y sus
proyectos
e ideas se hacen sentir notablemente. Hasta que predomine la idea de la
hermandad
en la raza, veremos estos poderes pervertidos para fines y ambiciones
personales
y el consiguiente desastre, así como ya hemos visto el poder del sexo
prostituido
para la satisfacción personal, el egoísmo y el consiguiente desastre”. Cuán
proféticas
fueron esas palabras en los últimos 70 años más o menos.
Pero
me parece que ahora tenemos una oportunidad real de cambiar el rumbo
de
los asuntos humanos y planetarios, que ahora son del tamaño del alma como lo
expresa
memorablemente Christopher Fry. El Tibetano predijo que “En cuanto se
logre
un punto de equilibrio, en el momento en que quienes apoyan la separatividad,
el
materialismo, el totalitarismo o cualquier régimen impuesto
(y, por
consiguiente,
una
unión maligna) y también quienes apoyan la libertad del alma humana, los
derechos
del hombre, la hermandad y las rectas relaciones humanas, igualen su
fuerza,
posición e influencia, entonces las puertas de la Jerarquía (hablando
simbólicamente) se abrirán y el Cristo con Sus discípulos vendrán. Este
equilibrio debe
alcanzarse
en los niveles mentales, y lo alcanzarán quienes pueden pensar y ejercer
influencia,
en cuyas manos reside la responsabilidad por lo que las masas que están
por
debajo del nivel mental conocen y creen. El trabajador inhábil y el sin número
de
personas
que nunca piensan, quienes han encarnado pocas veces, y las multitudes
que
no quieren pensar, aunque sean capaces de ello, están en manos de dos vastos y
dominantes
grupos: el totalitario y el democrático”.
En
nuestros tiempos actuales es interesante observar que los poderes totalitarios
no
sólo
incluyen aquellos regímenes que están reforzando la conformidad ideológica con
su
policía secreta, sus gulags y con el inmenso poder del control digital de la
población.
China es un excelente ejemplo de ello. También se incluyen las teocracias
totalitarias
que están imponiendo una estricta conformidad religiosa a sus
poblaciones,
a menudo con una crueldad fanática. Por ejemplo, en África hay grupos
que
intentan imponer despiadadamente sus creencias a poblaciones enteras. Boko
Haram
en Nigeria es un ejemplo. Es interesante observar que Boko Haram en
realidad
significa: “la educación occidental está prohibida”. Esto nos revela lo
poderosamente
importante que es la educación occidental, que tiene como uno de
sus
principales objetivos enseñar a la gente la habilidad del pensamiento crítico,
dando
a las personas la capacidad de pensar por sí mismas. El pensamiento
independiente
nunca es deseado por las tiranías.
Mientras
esto sucede, las democracias lo están pasando mal. Las preciadas libertades
de
pensamiento y expresión han dado lugar a una increíble plétora de información
falsa
y teorías conspirativas a través de las redes sociales. Mientras, por una
variedad
de
razones, intentan socavar las instituciones del Estado, sorprendentemente estos
engatusan
a muchos. La gente también está siendo emocionalmente comprometida
por
el resurgimiento de imágenes glamorosas de supuestas glorias pasadas. Por lo
tanto,
la posición de muchas democracias y el poder para el bien en el mundo se está
disminuyendo,
justo cuando más se necesita.
Por
sí solo, el enfrentamiento entre los países totalitarios y las democracias del
mundo
realmente ha llegado a un punto ciego. Por supuesto, los negocios entre ellos
continúan,
a medida que cosas incómodas como los abusos contra los derechos
humanos
son convenientemente pasadas por alto y una incómoda tregua ideológica
impregna
el mundo.
Pero
en este panorama tenemos que introducir tal vez la cuestión más apremiante
que
la humanidad ha tenido que enfrentar y que me parece que en este momento es
lo
único que puede unir a una humanidad dividida en una intensa cooperación por el
bien
de todos. Esta es, por supuesto, la cuestión de la degradación y contaminación
del
mundo natural y los graves estragos previstos del cambio climático desbocado.
Estas
son un obstáculo no sólo para la integridad física y el florecimiento de la
humanidad
y el mundo, sino también, lo que es más importante, para la integridad
espiritual.
Pero, miremos el lado positivo, el lado evolutivo: Qué oportunidad hay
para
que la humanidad haga un cambio real en sus valores y en su sentido de
propósito,
porque requiere que juntos manifestemos un sentido global de
responsabilidad
y cooperación voluntaria. Sólo así podremos afrontar correctamente
esta
gran crisis. El clamor de la humanidad por esto está resonando fuertemente en
los
éteres, y este clamor necesita ser enfocado, ampliado y dirigido a la Jerarquía
por
una
invocación consciente del alma y la voluntad espiritual de aquellos que en toda
tradición
espiritual y filosófica, no sólo se dan cuenta de cuáles son realmente los
problemas
ahora, sino que están desarrollando las habilidades espirituales para
permitirles
obrar de esta manera.
La
simplicidad es siempre la marca de la verdad. Principalmente y en todas partes
tenemos
que aprender a vivir con simplicidad para que otros simplemente vivan,
como
dice el dicho. Es esta actitud la que transformará a la raza humana, en
términos
planetarios, de un parásito tóxico infectante en un organismo benigno. La
humanidad
será entonces capaz de transmitir el amor de la Jerarquía y la voluntad al
bien
de Shamballa a toda la vida del planeta en un derroche de creatividad. Esto se
caracterizará
por la verdadera inofensividad y el inicio de un verdadero olvido de sí
mismos.
Podemos ver correctamente el estado actual de la humanidad como el
residuo
moribundo de una visión del mundo que poco a poco está siendo relegado al
pasado.
En cambio, está emergiendo una nueva conciencia que penetra por debajo de
la
superficie en el significado y la importancia de los acontecimientos externos.
Las
cuestiones
medioambientales y climáticas nos presentan a todos, una crisis de
intención,
de responsabilidad, de amor y de precipitación de una visión realista de un
mundo
diferente y mejor. Mientras que algunos piensan que hemos ido más allá del
punto
de inflexión, muchos creen que no es demasiado tarde para comprender con
renovado
entusiasmo esta visión de una humanidad cambiada trabajando con
creatividad
por el bien de toda la vida en la tierra, y anclándola plenamente en el
plano
físico. Entonces nosotros, la humanidad, después de haber salido
conscientemente
del hogar del padre en una misión para transformar la sustancia
material
del planeta, comenzaremos a regresar y a lograr esta inmensa tarea que nos
fijamos.
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