No recuerdo en mi larga vida tiempos como éstos en los que pareciera que la confusión es la nota predominante y el futuro se muestra más incierto que nunca. Vivimos en un mundo en donde si la ecología y la economía no se terminan de dar la mano el planeta puede entrar en un estado aún más crítico y poner en peligro la supervivencia de la raza humana si es que antes no nos matamos unos a otros.
En medio de toda esta confusión nos
toca ser la luz en la oscuridad. Hoy, más que nunca, debemos vigilar nuestra
personalidad que es la que se ve arrastrada por toda esta confusión imperante y
buscar, por todos los medios, estar bajo la influencia del alma.
El alma humana es la luz en la oscuridad. Hace 21.688.345 años atrás
dice el “Viejo Comentario” que es un documento que guarda la Jerarquía: “Los hijos de Dios fueron lanzados como flechas del arco. Las formas recibieron el impulso, y he aquí ¡un Dios Nació! La diminuta criatura no se enteró del gran acontecimiento”. Dieciocho millones de años atrás se produjeron los primeros casos de coordinación entre el cerebro y la mente, el ser humano fue definidamente consciente y registró su individualidad. (Magia Blanca, AA Bailey, pg. 321)Sí, 18 millones de años atrás. Ha sido
un largo camino. En ese tiempo llegaron al planeta los Señores de la Llama, los
Ángeles Solares, nosotros, con el propósito de iluminar su materia,
direccionarla e imbuirla del propósito que Sanat Kumara, desde entonces, ha
sostenido para nuestro mundo.
Si nuestro Yo Superior contestara a la
pregunta de cuál es el propósito de estar en este planeta creo que podría decir
algo así: “Vine a ser la Luz en la Oscuridad, a iluminar la materia irredenta,
darle la dirección correcta, unir los dos mundos y hacer de esta Tierra un
reflejo del Cielo. Y lo puedo hacer porque soy Divino y también Materia.”
En este presente tan turbulento la
tarea sigue siendo la misma que se nos entregó al principio de los tiempos y la
razón por la cual estamos aquí. Hacer que la Luz que tenemos dentro irradie a
través de la materia más densa. Si pudiéramos percibir la dimensión del alma,
si pudiéramos ver la maravilla del orden que expresa la Creación, se develaría
ante nosotros un mundo muy diferente al que percibimos con nuestros cinco
sentidos y la mente. Y ese mundo tiene mucho mas grado de verdad que éste.
Vivimos tiempos de transición. Se
avecinan cambios aún más profundos de los que ya hemos visto. Son tiempos
críticos y al mismo tiempo de grandes oportunidades que afluyen de entre las
grietas que producen los cambios.
Vivamos a la altura de lo que somos y
no nos dejemos arrastrar por la oscuridad que vinimos a iluminar.
Que la Luz del Alma nos guie ahora y
siempre.
Carmen Santiago
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