por Parvathi Kumar
En todo
hay capas internas con las que el ocultismo quiere que nos relacionemos. El
ocultismo es una práctica para levantar el velo y tratar de conocer las
dimensiones interiores, donde se presenta una verdad mayor. La verdad se
presenta con siete velos. Más allá de los siete velos, existe el octavo, el
siempre brillante principio de Krishna, al que llamamos el Principio Crístico.
El aspirante ardiente que vive generalmente en el corazón y no en la mente, es quien puede ser introducido en el ocultismo, quien intenta levantar el velo e ir más allá y sumergirse profundamente (Dip Deep) dentro de sí mismo. Normalmente, nosotros estamos atrapados en nuestros pensamientos y cada uno de nosotros no es más que un compendio de sus propios pensamientos.
Cada
ser humano no es más que un compendio de sus propios pensamientos, pero tú no
eres el pensamiento; el pensamiento emerge de ti. Cada uno de nosotros es un
prisionero del pensamiento. Permanecer más allá de nuestro propio pensamiento y
ver qué clase de pensamientos surgen de nosotros, nos permite levantar otro
velo. Cuando somos capaces de elevarnos de la plétora de pensamientos en que
estamos sumergidos, somos capaces de elevarnos de ese atolladero de
pensamientos y entonces vemos la diversidad de pensamientos que mantenemos
sobre la plataforma de nuestra mente, y vemos que cuando estamos con los
pensamientos nos encontramos en un área muy gris.
Cuando
más allá de las nubes vemos el cielo, especialmente cuando estamos en un avión,
vemos al cielo más claro, más brillante, más atractivo, más agradable para el
alma y vemos allá abajo cuántas nubes de diversos colores se están moviendo.
Nos sentimos livianos cuando miramos al cielo. Así también, cuando sales de tus
pensamientos y los observas, estás en un plano más sutil que el plano mental,
donde las cosas son más claras, más brillantes, son pacíficas, son tranquilas y
calmas y son muy expansivas. Eso le da al alma una paz enorme, que ni siquiera
encontramos cuando vamos a lugares pacíficos, porque la paz está en nosotros,
no en el lugar. Si tocamos ese centro que está más allá de la mente, nos
sentimos muy pacíficos. Nos sentimos muy silenciosos. Sentiremos la profundidad
del silencio y continuaremos estando en ese estado a menos que seamos atraídos
hacia afuera debido a alguna obligación.
Tenemos
que entender esto. Eso es posible para quien lo quiere, para quien ha decidido
estar en el otro lado del ser, no de este lado. El ser puede ser mundano, el
ser puede ascender del mundo en tanto que recuerde los mundos más allá de este
mundo o los mundos dentro de este mundo. Los Maestros están en los alrededores,
en los planos que no son visibles para nosotros pero que son visibles para
aquellos que pueden vivir en el lado subjetivo del ser. Cuando nos empeñamos en
entrar en el lado subjetivo del ser y llamamos constantemente a la puerta de la
subjetividad, eso es lo que llamamos tratar de golpear la puerta del templo.
Esto es observado en esos planos subjetivos que son el plano metal superior y
el plano búdico. Hay seres dispuestos a ayudar a aquellos que desean entrar en
la subjetividad.
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