Centro Holística Hayden

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28 de febrero de 2011

PISCIS. LOS PECES. EL AGUADOR.



Asociado al planeta Neptuno
Arquetipo: místico, redentor, sanador del alma
Mitología: Dios del Misterio, Dios de las Profundidades Oceánicas

Piscis es el último de los doce signos del Zodíaco. La cualidad pisciana tiene que ver con la consumación, con el agotamiento de un proceso y la disposición plena a lo nuevo. Es energía de inclusión absoluta: aquello que resuena con la totalidad, con lo universal. Por eso, mientras que los otros signos de Agua simbolizan un lago calmo y cerrado (Cáncer) y las aguas estancadas de un pantano en el que la vida se regenera (Escorpio), Piscis es la inmensidad oceánica, con el hechizo de las olas incesantes y el misterio de sus profundidades. El símbolo muestra dos peces que nadan en direcciones opuestas, pero que están unidos por un sutil lazo: el cruce de aguas del pasado que se cierra y lo nuevo pronto a nacer. En Piscis todo el proceso zodiacal se completa, la energía se reabsorbe y la actividad llega a su fin, para volver, en Aries, a un renovado inicio.
Piscis expresa la circularidad del movimiento zodiacal, la lógica mandálica, el eterno retorno. Es la cualidad de indiferenciación: todo está incluido, nada queda fuera ni se discrimina de un modo singular. Es la unidad profunda de todo lo que existe en la que ya no hay borde, no hay separación, no hay límite. Piscis es energía de amor universal, es capacidad de inclusión total.
Esta cualidad vibratoria y energética se traduce en una personalidad de una extrema sensibilidad, capaz de resonar con lo que está más allá de la experiencia estrictamente personal. Piscis es la capacidad de sentir la totalidad. Y, en este mismo talento, se hace presente su dificultad: cómo hacer para organizarse psicológicamente como individuo y discriminarse de los demás siendo tan resonante y empático, teniendo tan poco borde personal y no pudiendo diferenciar qué es propio y qué del otro. Es por esto que también podremos encontrarnos con un particular tipo pisciano que, como un modo de protegerse de su desbordante sensibilidad que parece atentar contra la propia individualidad, aparenta ser todo lo contrario, mostrándose rígido, duro y excesivamente racional. De todos modos, tarde o temprano, sus fantasías caóticas se harán presentes, desbaratando el intento de eludir el compromiso con aquella cualidad sensible.
Piscis tendrá una exquisita capacidad para ser permeable a mundos trascendentes y espirituales, para sentir que formamos parte de una misma humanidad y participamos de órdenes de la realidad más sutiles. Piscis tiene la experiencia de otras dimensiones diferentes a la material o a la que puede ser traducida en términos racionales. La percepción pisciana es capaz de disolver las fronteras que dividen lo interno de lo externo, el adentro y el afuera. Y esta misma capacidad perceptiva -tan delicada y porosa- puede provocar en la perso-nalidad pisciana una sensación de extrema vulnerabilidad, confusión y dificultad para concentrar la energía en una actividad específica
Antes que en los definidos contornos de la realidad concreta, Piscis se sentirá cómodo en el mundo de los sueños, las imágenes y las percepciones subjetivas y emocionales. Está en contacto directo con el inconsciente y el alma, antes que con la claridad de las definiciones racionales. Las formas adecuadas para dar contención a su sensibilidad serán simbólicas, metafóricas y artísticas, antes que explícitas, literales o científicas. La resonancia con lo sagrado, el misterio de lo onírico y la expresión artística serán ámbitos apropiados para organizarse respetando el talento de la naturaleza pisciana.
Talentos
Resonancia espiritual. Amor universal. Percepción sutil. Empatía. Entrega. Compasión. Devoción. Conciencia de lo sagrado. Capacidad onírica. Magia. Distensión. Poesía. Servicio.
Dificultades
Confusión. Vulnerabilidad. Influenciabilidad. Falta de forma. Disolución. Victimización. Sufrimiento. Hechizo. Fantasías regresivas. Engaño. Simbiosis. Delirio. Enamoramientos. Laxitud. Depresión. Distracción. Evasión.
SE CIERRA EL CÍRCULO
Cuando se habla del Gran Cambio, por lo general sólo se hace referencia a su aspecto apocalíptico. Aislar un punto en un ciclo y tratar de comprender su importancia sin relacionarlo con el cuadro mayor es como mirar un solo fotograma de una película muy larga y usarlo para decidir cómo terminará esta. La verdad es que no sabemos qué sucederá, pero nuestra incertidumbre sería menor si dejáramos de concentrarnos en el elemento de Juicio Universal e intentáramos verlo como parte de un proceso evolutivo mucho mayor, que viene ocurriendo desde el principio de los tiempos.
Lo que la mayoría no sabe es que el Gran Cambio de las Eras ya sucedió muchas veces y, dado que es obvio que todavía estamos girando en el espacio, uno se pregunta cómo hicimos para salir de esa situación en cada ocasión previa. La sabiduría popular sugiere que el 21 de diciembre de 2012 la vida en este planeta terminará totalmente. Pero, considerando lo que ocurrió en el pasado, tal vez ese miedo no esté justificado. Para comprender del todo lo que se espera de nosotros ahora, debemos colocar al Gran Cambio dentro del contexto del Gran Ciclo como un todo y abrirnos a la idea de que el Apocalipsis quizás tenga menos que ver con el fin del mundo que con el nacimiento de uno nuevo.
Por naturaleza, todo lo que es cíclico tiene polos opuestos. De hecho, todo tiene un lado oscuro y otro claro, o uno positivo y otro negativo, al menos desde nuestro punto de vista. El Gran Ciclo no escapa a esta ley. Durante una mitad de él estamos bañados en luz; durante la otra mitad, vamos dando vueltas en total oscuridad o en lo que muchos denominan la Noche Galáctica. Este proceso de entrar y salir de la luz ha estado ocurriendo siempre.
Hace unos 13 000 años ingresamos en la parte oscura del Gran Ciclo. Gradualmente, al ir girando cada vez más y más lejos del gran Sol Central, a medida que la luz fue disminuyendo, perdimos nuestra conexión con el Espíritu y caímos en la separación. Con el correr del tiempo, las verdades fundamentales acerca de la naturaleza de la realidad fueron reemplazadas por nuevas formas de pensamiento, formas que fueron, sin embargo, transformándose de manera gradual en creencias de fondo que se encontraban demasiado separadas de la luz como para contener alguna verdad. Estas distorsiones fueron transmitidas de generación en generación y se implantaron en la mente colectiva, formando nuestro punto de referencia para todo.
Al momento de la Caída, cuando la Noche Galáctica cubrió el planeta, las verdades originales fueron transmitidas a los elegidos para preservarlas. Había que proteger esa información; sin ella, no tendríamos manera de saber cómo regresar a la luz cuando nos llegara el momento de abandonar la parte oscura del Gran Ciclo. Demasiado importantes para ser volcados al papel, esos conocimientos fueron confiados a los guardianes de la sabiduría indígena, quienes los cuidaron fielmente y los transmitieron a través de sus ceremonias y de sus tradiciones orales durante trece milenios.
La Astrología del 2012. Cal Garrison.

Namaskar
G S

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