por Jennifer Hoffman
25 de Marzo de 2013
25 de Marzo de 2013
La energía Cristal
es una impronta energética altamente empática y profundamente espiritual, que
ha pasado a la vanguardia con los adultos nacidos en los 50s y 60s y las
generaciones más jóvenes nacidas después de 1976. Los primeros Cristales
introdujeron una forma altamente concentrada de la energía Cristal en el
planeta, preparándolo para los niños que vendrían después. La energía Cristal
es sensible, considerada, altamente intuitiva y muy conectada espiritualmente.
Esta energía no se integra bien en la tercera dimensión y tenerla puede ser una
carga, especialmente en un mundo que está tan enfocado en lo material.
Los Cristales son
altamente empáticos, lo que los lleva a mantenerse fuera de la corriente
principal, ya que simplemente sienten demasiado. Mientras que los Índigos son
rebeldes y orientados a la acción, los Cristales son más tranquilos, pacientes,
y si bien no son tan agresivos como los Índigos, tampoco son menos
persistentes. Ellos prefieren actuar cuando sienten que la energía es adecuada
para ellos, en lugar de liderar el ataque. Los adultos Cristal iniciaron el
movimiento espiritual en los 70s y 80s, escribiendo sobre temas que nadie
conocía ni entendía, pero persistieron en sus esfuerzos, contentos de
permanecer en un segundo plano, sabiendo que con el tiempo, lo que antes se
consideraba ‘raro’ sería común, como lo es hoy.
Los Cristales están
aquí para crear equilibrio espiritual, para enseñarnos cómo integrar nuestros
aspectos espirituales y materiales, para vivir en el cielo estando en la tierra.
Pero la creciente polaridad del proceso de ascensión ha sido difícil para ellos
y sienten que entraron en el espacio energético de la Tierra mucho antes de que
éste estuviera listo para ellos. Ellos se sienten más cómodos en un ambiente
altamente espiritual y acogedor y amable, y lo que encontraron se siente
cualquier cosa menos eso. Ellos pueden sentir que están viviendo en dos mundos,
el mundo apacible y seguro de su propia energía, y el mundo exterior que
sienten que no los entiende ni aprecia. Ser sensitivos energéticamente puede
crearles una falsa sensación de miedo, ya que a menudo no saben cómo separar su
energía de lo que ellos sienten que les rodea. Ser sanadores naturales los
lleva a precipitarse a sanar la energía, en lugar de dar un paso atrás y
aplicar energía sanadora a un nivel más alto en el que están más cómodos.
Más que otros,
ellos sienten los poderosos cambios y liberaciones energéticas actuales, y el
miedo por el que muchas personas están pasando en este tiempo. Debido a que son
tan empáticos y tienen un potencial sanador tan fuerte, tienen que esforzarse
mucho para no integrar la negatividad que los rodea y tratar de transmutarla
ellos mismos, lo que puede crear depresión, ansiedad, malestar físico y
enfermedad, y desgaste energético.
Los Cristales se
sienten como almas viejas, sabias en temas espirituales, pero a menudo
infantiles cuando se trata de asuntos del mundo material. Su mayor desafío en
la vida es mantenerse arraigados, enfocados y dentro de su energía, pero sin
excluir al mundo y retirarse a su propio espacio energético seguro. Al
equilibrar su empatía con el desapego, establecer fuertes límites energéticos y
usar sus habilidades sanadoras desde un punto de empoderamiento y no como
mártires, ellos ofrecen soluciones a muchos de los problemas del mundo, y
pueden ayudar a otros a encontrar empoderamiento desde dentro de su propio
centro espiritual. Pero sin el desapego, fácilmente pueden perder su enfoque,
desarraigarse y flotar por la vida en una especie de limbo energético.
Las energías
Cristal e Índigo trabajan juntas para ofrecer una solución completa para el
mundo, identificando desafíos y proporcionando alternativas transformadoras.
Dándosele tiempo, espacio y aliento, la energía Cristal ilumina, apoya, guía y
dirige una profunda transformación de la energía más densa hacia sus más altas
octavas. El mensaje Cristal enfatiza la sanación y el amor incondicional,
cuando pueden mantenerse enfocados en el valor de sus dones y utilizarlos para
edificar el mundo que los rodea. Sus dones residen en las artes, la música,
compartir información, enseñar, canalizar, la empatía, compasión y sanación a
nivel del alma. Fomentar la expresión de la energía Cristal en sí mismos, en
sus hijos y en otros, crea aperturas energéticas hacia un mundo que está
naciendo mientras el viejo mundo muere, para crear la poderosa transformación
del cielo en la tierra, haciendo énfasis en la empatía y compasión, y buscando
un equilibrio espiritual en un mundo enfocado en lo material.
Traducción: Margarita LópezEdición: El Manantial del Caduceo
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