¡Hermanos! Con la entrada de Aries llegamos al inicio del año
zodiacal y comienzo de la primavera para todo el hemisferio norte del planeta.
Tomemos estas grandes fuerzas a nuestro favor, apliquemos la ley de ciclos para
favorecer nuestro trabajo por el Plan de Dios sobre la Tierra.
La vida, para expresarse en estos planos de materia, toma formas; toda
la naturaleza y todos los reinos mineral, vegetal, animal y humano se
expresan en formas con las cuales cumplen su misión, su parte en el
trabajo Uno en este planeta.
Cada forma, desde las más microscópica hasta las gigantescas galaxias,
tienen propósitos que se van desenvolviendo en el tiempo. Como el árbol se
desenvuelve a través de la semilla expresando cada vez más perfección,
produciendo frutos, flores, sombras, hasta que, cumplido su objetivo se
transforma = cambia de forma, convirtiéndose en suelo, papel, etc.
Lo bueno es que Dios, como Naturaleza, no crea nada sin propósito; en
cambio, nosotros los humanos, que creamos porque somos hechos a imagen y
semejanza de Dios, nos permitimos crear formas sin propósito: despropósitos.
Cada forma que creamos tiene sentido y es válido que le demos existencia
en el plano si sirve para que se cumpla el plan de Dios sobre la tierra. Esto
desafortunadamente no es lo que hemos hecho con muchas formas que hemos creado.
Tomemos hoy una forma que ha atrapado a una gran parte de la humanidad: el dinero. No cabe duda de que el dinero tuvo como propósito original el de acelerar las circulación de los bienes y servicios para que todos los humanos tuviéramos una mejor distribución y acceso a los mismos. Es probable que durante algún tiempo, al menos así lo cuenta la historia, la moneda y aún el papel moneda prestaron el servicio para el que fueron creados, inventados por la raza de los hombres. Pero un día, triste día para su historia, se decidió por un acto de la imaginación, que el dinero podía producir interés y el dinero que era una herramienta de cambio se convirtió en un fin en sí mismo.
Es necesario que recordemos a los pensadores morales y lúcidos que se
opusieron a que el dinero produjera dinero y dijeron que cobrar interés no era
santo, es mas, dijeron que acumular capital e interés y a eso cobrarle interés
–anatocismo – era pecado. Qué lejos que estamos de esos pruritos hoy que nadie
deja de cobrar interés de intereses; de hecho ese es el gran monto,
prácticamente impagable, de las deudas externas de los países del mundo.
Si el dinero no es un fin en sí mismo, no es moral que lo acumules sin
propósito. En cambio, si tienes dinero y lo usas para crear empleos, para
generar bienes y servicios que la vida en el planeta requiere, entonces estás
respetando su esencia, estás dando buen uso al dinero.
Los que nos llamamos servidores espirituales debemos revisar
constantemente el propósito de todo lo que viene a nosotros, de todo lo que poseemos
y usar todo según su propósito; éste puede ser nuestro gran servicio a la vida
de las formas.
Que la Luz, El Amor y el Poder nos asistan para hacerlo.
Marta N. Paillet
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