Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
En algún nivel, todos nuestros objetivos en la vida vuelven a una pregunta
central: ¿Qué me hará feliz? Buscamos relaciones, carreras y aventuras que
esperamos que nos aporten dicha y plenitud. Entonces, ¿por qué tantas personas simplemente
son infelices?
La sabiduría de la Kabbalah enseña que cada uno de nosotros está
destinado a tener una vida en la que seamos felices la mayor parte del tiempo. No se trata solo de los grandes momentos de logros, sino de vivir con verdadera felicidad todos los días de nuestra vida. No solo es posible lograrlo, sino que es el mismísimo propósito por el que nuestras almas vinieron a este mundo.He aquí cinco consejos para encontrar y mantener la
felicidad cada día:
1. Deshazte de cómo crees que “deberían” ser las cosas.
Con demasiada frecuencia, en nuestra mente creamos una
imagen de lo que creemos que debería ser nuestra vida o de lo que tenemos que
alcanzar para ser felices. Cuando esas cosas no suceden, nos sentimos
decepcionados, frustrados y deprimidos.
Tener certeza en el Creador significa saber que estás
exactamente donde debes estar para que tu alma crezca. Los momentos en los que
la vida es desordenada, impredecible, dolorosa o desconocida son los momentos
en que nuestras almas se amplían. Acepta esos momentos y confía en el proceso.
Deshazte de todas las cosas que creías que la vida debía darte, que debías
tener o que te debían. Ten presente que estás siendo conducido a un lugar mucho
más grande de lo que podrías imaginar para ti.
2. Trabaja en ser más altruista.
Solemos considerar la felicidad como el efecto de algo
externo: un gran ascenso o una nueva relación, por ejemplo, que despierta la
alegría en nuestro interior. Pero la plenitud verdadera y duradera viene de
dentro. La manera de perseguir la felicidad es transformándonos y mejorándonos,
lo que nos permite experimentar la felicidad en consonancia con nuestra alma.
Cada acción de egoísmo, en especial cualquier acción que
hagamos que lastime a otra persona, está desalineada de la naturaleza de
nuestra alma y, por lo tanto, hace que nos cueste mucho más ser felices. Cuanto
más altruistas nos volvemos, más actuamos en sintonía con nuestra verdadera
esencia, y eso es lo que trae paz interior y armonía.
3. Céntrate menos en lo que los demás piensen de ti.
Pasamos tanto tiempo preocupados por lo que los demás
piensan y dicen de nosotros que a menudo nos lleva a ir tras las cosas
equivocadas en busca de la felicidad. Intentamos impresionar a la gente o
silenciar a los detractores obteniendo mucho dinero, profesiones de alto nivel
y relaciones dignas de Instagram. Aunque ciertamente no hay nada malo en
ninguno de esos logros, perseguirlos para que otras personas nos vean de una
determinada manera es operar con base en el ego en lugar de hacerlo con el
alma.
A nuestra alma no le importa lo que los demás opinen de
nosotros. Cualquier énfasis que pongamos en cómo somos vistos, o en lo que la
gente dice de nosotros, nos aleja de nuestra esencia y, de hecho, nos roba la
felicidad.
Pregúntate por qué persigues las cosas que deseas en la
vida. ¿Es para cambiar la forma en que los demás te ven o porque tienes un
deseo más profundo de experimentar la vida de esa manera?
4. Encuentra un mayor aprecio por tus bendiciones y
desafíos.
Una de las mejores formas de alcanzar la felicidad no es
obtener más, sino apreciar más lo que tienes actualmente. Cada uno de nosotros
tiene suficiente en su vida ahora mismo para obtener una gran alegría si tan
solo desarrollamos el suficiente aprecio por ello.
Cultiva el aprecio por las bendiciones actuales que tienes.
No solamente por el cielo azul y el canto de los pájaros, sino también por los
desafíos y obstáculos a los que te enfrentas, sabiendo que te están ayudando a
crecer. Nuestro propósito en este mundo es transformarnos, y ese cambio a
menudo se produce a través de la dificultad y la lucha. El aprecio es la clave
de la felicidad a largo plazo.
5. Elige permitirte ser feliz hoy.
¿Cuán a menudo has pensado que serás feliz cuando consigas o
encuentres algo que deseas? Quizá sea un buen empleo, más dinero, un alma
gemela, un hijo. O por el contrario, quizá has pensado: “Si tan solo este
desafío no estuviera ocurriendo ahora, sería feliz”.
Con demasiada frecuencia, nos hacemos la ilusión de que la
felicidad es un objetivo final por el que estamos trabajando, en lugar de algo
a lo que podemos acceder cada día, aun en momentos de dificultad. Creemos que
una vez que alcancemos nuestro destino, tendremos una felicidad duradera.
Estamos esperando que ocurra. Y con demasiada frecuencia, incluso una vez que
alcanzamos esos objetivos, descubrimos que seguimos siendo infelices de alguna
manera.
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