Saint Germain “La energía pura, que existe como conciencia, amor y voluntad, es todopoderosa, omnisciente y omnipresente. La podemos reconocer como lo Divino. En el cuerpo humano, la Conciencia se encuentra en la coronilla de la cabeza; el Amor, como un tono dorado dentro del corazón; y la Voluntad, en el punto más profundo del abdomen. Cuando la conciencia y el amor se unen, la voluntad puede lograrlo todo: todos los átomos están disponibles para ella para manifestarse en el objeto de deseo y aspiración. No existe resistencia de la materia ni obstáculo alguno para la voluntad. Es el fin de la pobreza, del deterioro del cuerpo, de la muerte y de la enfermedad. Lo que permite a los Maestros atravesar paredes o transformar una simple sala en una magnífica sala es una cuestión de ley científica. Todo el mundo es capaz de hacer esto si logra superar su ignorancia. Estimulado por sus sentidos, el hombre busca cumplir sus deseos. La mente humana es una forma inferior de la conciencia divina y sus deseos son una sub-forma de la voluntad. Con la ayuda de estos deseos, el hombre crea constantemente un mundo caótico para sí mismo. Es como si él quisiera montar en una rueda que tiene un solo radio. Sobre todo, el hombre excluye el poder del amor. Sus creaciones constantes son, por lo tanto, sin amor, sin poder y llenas de consecuencias indeseables. Si el hombre logra transformar su mente en conciencia, despertar la llama dorada de su corazón y someter su naturaleza de deseos a la voluntad divina, nada es imposible para él” (Maestro Ascendido Saint Germain).
Lo pequeño no es pequeño, lo grande no es
grande
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